Las infecciones son complicaciones frecuentes de la terapia sistémica en pacientes hematológicos y oncológicos. Sin embargo, apenas existen definiciones uniformes y poca información sobre cómo tratarlos eficazmente.
El tema de las infecciones se ha descuidado bastante en oncología en el pasado. Se asocian a una elevada morbilidad, merman significativamente la calidad de vida y pueden provocar una mortalidad importante. Las infecciones por herpes zóster, por ejemplo, se dan en cerca del 20% de todos los casos con leucemia linfoblástica aguda. Tras un trasplante alogénico de células madre, hasta el 80% de los pacientes se ven afectados. Por lo tanto, todos los pacientes deben someterse a pruebas de detección de la hepatitis B antes de la quimioterapia para poder administrarles profilaxis antivírica en caso necesario. Si esto no es posible o no se ha hecho, el seguimiento debe realizarse cada dos meses como máximo. La hepatitis C debe detectarse especialmente en las enfermedades linfáticas. Sin embargo, el cribado debe realizarse también en determinados factores de riesgo, como el aumento de la actividad de las aminotransferasas, la hemodiálisis o en receptores de trasplantes.
Contrarrestar a tiempo los infiltrados pulmonares
La neumonía se define como una infección microbiana del parénquima pulmonar. En la radiografía de tórax pueden observarse infiltrados nuevos o en aumento y la persona afectada también presentará algunos signos clínicos adicionales como fiebre o disnea. La etiología microbiana a menudo permanece inexplicada. Tanto las bacterias multirresistentes como los hongos filamentosos o los virus pueden ser responsables de una infección. Los infiltrados pulmonares son responsables de la mortalidad en hasta un 25% de los pacientes con neutropenia febril. Por lo tanto, además de un antibiótico de amplio espectro, debe administrarse principalmente un antimicótico activo contra el moho. El diagnóstico se realiza mediante tomografía computarizada debido a su mayor sensibilidad. Especialmente si hay signos de infección del tracto respiratorio inferior, no se recomienda una radiografía convencional de tórax. Siempre se puede suponer que una compactación, un patio, una media luna aérea, un patio invertido o un árbol en ciernes están infectados por hongos filamentosos. Por el contrario, los infiltrados perihiliares bilaterales difusos, las opacidades en vaso de leche irregulares, los quistes y los nódulos centrilobulares indican una infección por Pneumocystis jirovecii.
Fuente: Reunión Anual de las Sociedades de Habla Alemana de Hematología y Oncología Médica (DGHO) 2019
InFo ONCOLOGY & HEMATOLOGY 2019; 7(6): 24 (publicado el 7.12.19, antes de impresión).