El término “esencia” se utilizaba en la antigüedad como concepto filosófico de esencia o ser. Lo que se quiere decir es la naturaleza interior de una cosa, su núcleo. Si pregunta por la esencia del tratamiento del dolor, obtendrá respuestas diferentes en función de las especialidades y experiencias de los encuestados.
Los expertos en dolor se encontrarán sin duda en el principio de que el mecanismo del dolor es decisivo a la hora de elegir una terapia del dolor [1]. Por lo tanto, es necesario un mayor conocimiento de los diferentes tipos de dolor. El doctor Gunther Landmann y la doctora Emmanuelle Opsommer describen una forma especial en su artículo “Dolor central tras un ictus”.
Pero sólo en el tratamiento farmacológico del dolor es difícil encontrar recomendaciones uniformes. En un estudio publicado recientemente, se preguntó a expertos en dolor, médicos generalistas y otros especialistas sobre su elección de una combinación de analgésicos para tratar un dolor crónico [2]. Entre los 2919 médicos encuestados, se sugirieron un total de 176 combinaciones de fármacos diferentes y hubo poco consenso incluso entre los expertos en dolor. Las diez sugerencias terapéuticas más frecuentes sólo fueron compartidas por un tercio de los expertos en dolor.
Esto sugiere que no existe “la terapia correcta contra el dolor”. El enfoque farmacológico que expongo en mi artículo es central, pero con esta incertidumbre entre los expertos, ¿puede llamarse realmente la esencia del tratamiento del dolor? En mi opinión, se encuentra en un lugar diferente y puede ser utilizado terapéuticamente por cualquier médico independientemente de su especialización: Radica en la calidad de la relación médico-paciente y en la calidad resultante de una terapia específica no farmacológica contra el dolor, a saber, la educación del paciente en el contexto de la conversación habitual en la consulta. Los pacientes con dolor crónico, en particular, necesitan estar bien informados sobre su enfermedad, el uso correcto de la analgesia y cómo afrontar el problema por sí mismos. Esto puede demostrar efectos analgésicos mensurables que pueden ser equivalentes a los de la fisioterapia, la intervención quiropráctica o la terapia conductual [3]. Además, la relación de confianza que surge de esta relación y la empatía mostrada son decisivas para la accesibilidad del paciente a las explicaciones biopsicosociales del dolor crónico.
Esto surge en las conversaciones regulares con el paciente y no requiere ningún diagnóstico aparato elaborado, terapia farmacológica o quirúrgica y no debe olvidarse ni subestimarse en todas las recomendaciones de la terapia moderna del dolor.
Dr. Dominik Schneider
Literatura:
- Pergolizzi J: Curr Med Res Opin 2011; 27(10): 2079-2080.
- Varrassi G, Muller-Schwefe GH: Curr Med Res Opin 2012; 28(5): 823-831.
- Cherkin DC, et al: N Engl J Med 1998; 339(15): 1021-1029.
PRÁCTICA GP 2014; 9(5): 14