Aunque se dispone de un buen repertorio de terapias locales y sistémicas para el acné, los pacientes expresan cada vez más el deseo de un tratamiento no farmacológico. Situaciones como las erupciones de acné durante el embarazo, el deseo de tener hijos, la edad fértil, la epilepsia, una fuerte exposición al sol y otras similares limitan la elección. A continuación se presenta el sistema de tratamiento localmente eficaz AclearaTM con pocos efectos secundarios.
Hasta un 70-95% de todas las personas en edad adulta joven sufren acné en diversos grados de intensidad. Muchos de ellos -a menudo mujeres- no se libran de los molestos granos incluso hasta los 40 años y más [1]. El acné supone una pesada carga para quienes lo padecen y genera elevados costes, ya que se busca aliviar los síntomas a toda costa. No existe predisposición étnica, pero la gravedad suele ser mayor en los pacientes varones porque la testosterona es uno de los factores desencadenantes [2].
Cuando las hormonas se vuelven locas
Las causas del acné no se comprenden del todo y no deben ser objeto de este artículo. Los cambios hormonales, como los que se producen durante la pubertad o el embarazo, suelen estar al principio de una enfermedad. Esto se debe a que la producción de sebo está controlada hormonalmente: las glándulas sebáceas, que garantizan que la piel y el cabello se mantengan flexibles produciendo la secreción grasa, son estimuladas por las hormonas sexuales para que produzcan más (seborrea). Los andrógenos no sólo estimulan la hiperplasia de las glándulas sebáceas, sino que también promueven la formación de hiperqueratosis proliferativa en el conducto excretor de los folículos afectados. Se desarrollan comedones. La formación de comedones también puede verse favorecida por las denominadas sustancias comedogénicas de los cosméticos.
El Propionibacterium acnes desempeña un papel importante en el proceso inflamatorio resultante. En este contexto cabe mencionar la resistencia a los antibióticos como factor limitante [3]. El tabaquismo y el estrés también influyen negativamente.
El acné puede tratarse eficazmente durante mucho tiempo, pueden evitarse las cicatrices permanentes. Las formas de tratamiento del acné son tan variadas como sus manifestaciones clínicas. El Grupo de Directrices de la UE ha publicado recientemente una clasificación simplificada [4]:
- Acné comedónico
- Acné papulopustuloso de leve a moderado
- Acné papulopustuloso severo a acné nodular moderado
- Acné nodular grave y acné conglobata.
Tratamiento farmacológico
Los tratamientos locales suelen necesitar de cuatro a seis semanas antes de que los primeros éxitos sean visibles. La duración del tratamiento suele ser de varios meses. Las recomendaciones del Grupo de Directrices de la UE se presentan de forma abreviada en la Tabla 1. No se tratará más en detalle el modo de acción de las sustancias.
Nuevas formas de terapia con tecnología de luz y vacío
Los pacientes con acné no siempre pueden o quieren tratar su enfermedad cutánea con medicación. El embarazo, la edad fértil, la exposición a la luz, las intolerancias, las enfermedades mentales, la piel muy seca o similares pueden limitar las opciones terapéuticas.
El sistema de tratamiento del acné AclearaTM (Fig. 1 ) amplía y complementa la gama de terapias existentes. Es el primer sistema de enfriamiento continuo aprobado por la FDA para el tratamiento del acné papulopustuloso de leve a moderado y del acné comedónico. Puede utilizarse en todo tipo de pieles. La unidad utiliza una tecnología combinada de vacío y filtro de luz de banda ancha, la aplicación es rápida y sencilla.
El uso con éxito de la tecnología de la luz (IPL, infrarrojos y luz azul) para la terapia del acné -tanto sola como en combinación con otros métodos- ya se ha descrito en varias ocasiones [5–9]. Shamban et al. trató a pacientes con acné de leve a grave con tecnología combinada de luz y vacío. En el 50% de los pacientes tratados, ya se produjo una mejora significativa del acné tras una aplicación, y en el 90% tras cuatro aplicaciones [10]. Gold et al. administraron cuatro tratamientos a sus pacientes a intervalos de tres semanas y lograron un éxito significativo del tratamiento [11]. Wanitphakdeedcha et al. trató a 20 pacientes con acné de leve a grave con el procedimiento combinado de luz y vacío. Concluyeron que la mayor mejoría se había logrado en los pacientes con acné grave [12].
Cómo funciona
Después de colocar el cabezal de tratamiento sobre la zona de la piel a tratar (Fig. 2) el vacío creado limpia los poros extrayendo las secreciones acumuladas de las glándulas sebáceas (Fig. 3). El aparato puede crear un vacío de hasta 0,2 bares en la zona de tratamiento correspondiente, lo que provoca la elevación de la estructura dérmica hacia la epidermis, con lo que el sebo acumulado junto con las bacterias presentes en él se vacía hacia la superficie de la piel. La extracción mecánica de bacterias supone una gran ventaja, especialmente en el caso del desarrollo de resistencias [13].
Junto con el calentamiento selectivo de las glándulas sebáceas, la luz de banda ancha con un filtro de corte de 500-1200 nm activa las porfirinas endógenas para destruir las bacterias propionas del acné y reduce la producción de sebo mediante una acción fotodinámica (Fig. 4). El filtro elimina las longitudes de onda más cortas, lo que hace que el sistema sea seguro para los tipos de piel más oscuros. Se pueden tratar todos los tipos de piel (I-VI). Una vez finalizado el tratamiento, los poros quedan limpios (Fig. 5).
La aplicación es fácil de aprender y rápida de realizar (“Cara completa” aprox. 15 minutos). No obstante, la técnica de tratamiento requiere cierta práctica y experiencia en la dosificación del vacío. Especialmente frontalmente y cuando se toman anticoagulantes, pueden producirse fácilmente hematomas rectangulares inofensivos pero llamativos. También pueden producirse quemaduras si se juzga mal el tipo de piel.
Los estudios de usuarios confirman la eficacia
Rho et al. investigaron la eficacia clínica y la seguridad de la nueva tecnología en su estudio [14]. En el estudio participaron 104 pacientes coreanos con acné y rosácea. Sin añadir medicación ni terapias adicionales, recibieron tres tratamientos a intervalos de dos semanas cada uno. Éstas se realizaron sin anestesia y fueron consideradas bien toleradas por los participantes en el estudio.
Todos los pacientes experimentaron eritema inmediatamente después del tratamiento, que desapareció espontáneamente en una hora. En 23 casos se produjo una púrpura leve, principalmente en la frente, pero se resolvió espontáneamente tras una media de cuatro días. Evaluados en una escala de 0 (ninguna mejora) a 4 (mejora muy significativa), se produjo una mejora media de 2,3 puntos tras el primer tratamiento, de 2,9 tras el segundo y de 3,1 tras el tercero. Una comparación de los tipos de lesión individuales mostró que el acné comedónico y el acné papulopustuloso respondían mejor al tratamiento que el acné nodular y papular. Las máculas eritematosas tras el acné mostraron una mejora significativa tras el segundo y tercer tratamiento (2,7 y 2,9 puntos). Las lesiones inflamatorias de la rosácea también mostraron una buena mejoría clínica tras toda la serie de tratamientos (2,7, 3,3 y 3,3 puntos). No se observaron efectos secundarios durante toda la duración del estudio. En resumen, Rho et al. concluyeron que la nueva tecnología permite un tratamiento eficaz y seguro de distintos tipos de acné y rosácea en pacientes asiáticos.
Para su estudio, Vasily trató a 17 pacientes de entre 15 y 46 años (piel de tipo I-III) con vacío y luz de banda ancha [15]. Todos los participantes en el estudio sufrían acné facial persistente desde hacía varios años y no habían obtenido resultados satisfactorios con medicación tópica y/o oral. En general, el tratamiento dio lugar a una mejora significativa de los síntomas, y cinco de los 17 pacientes experimentaron un brote significativo de acné como con el ácido de vitamina A. En resumen, Vasily considera que de dos a cuatro tratamientos a intervalos de dos semanas es la forma más útil de tratamiento. La mayoría de los participantes en el estudio necesitaron uno o más tratamientos adicionales en un plazo de tres meses.
Mejora del aspecto de la piel en todos los pacientes tratados
En otro estudio de usuarios con 27 pacientes, el sistema de tratamiento del acné AclearaTM se utilizó para tratar todos los tipos de acné. Dado que el tratamiento es de pago y no está cubierto por el seguro médico, sólo una pequeña parte -los 27 participantes en el estudio- de todos los pacientes con acné tratados en la consulta, en su mayoría con un curso prolongado, optaron por esta opción de tratamiento único o complementario. A continuación se presenta una selección de estos pacientes y sus protocolos de tratamiento:
El paciente A recibió cuatro tratamientos en un intervalo de una semana (Fig. 6, 7). Se realizaron tres pases en cada caso, los dos primeros con nivel de energía 5 y nivel de vacío 2, el tercero con nivel de energía 4 y nivel de vacío 1. Se utilizó la forma de pulso corto con ajuste de pulso doble y pausas de pulso de 750 ms. Se utilizaron tanto el aplicador grande como el pequeño.
La paciente B fue tratada cinco veces a intervalos de una semana cada una (Fig. 8, 9) . Las tres pasadas se realizaron con un nivel de energía 3 y un nivel de vacío 2. Se eligió una forma de pulso corta y un ajuste de pulso doble para pausas de pulso de 750 ms. Se utilizaron ambos aplicadores (grande y pequeño).
El paciente C fue tratado tres veces en dos semanas en un primer ciclo (Fig. 10, 11). Tras un descanso de tres semanas, siguió otro ciclo con cuatro tratamientos a intervalos de dos semanas. A excepción del último tratamiento, se utilizó el aplicador grande, con diferentes niveles de energía (3-6) y de vacío (1-3). Otros parámetros fueron la forma de pulso corto, la configuración de pulso doble y las pausas de pulso de 750 ms.
El paciente D recibió cinco tratamientos a diferentes intervalos entre una y 2,5 semanas (Fig. 12, 13). Se utilizaron ambos aplicadores (grande y pequeño), con nivel de energía 5 ó 6 y nivel de vacío 2 ó 3. Se eligió la forma de pulso corto con ajuste de pulso doble y pausas de pulso de 750 ms.
El paciente E recibió diez tratamientos a intervalos de una a dos semanas (Fig. 14, 15). Las tres sesiones se realizaron con diferentes niveles de energía (4-7) y de vacío (1-3). Ambos aplicadores se utilizaron con forma de pulso corto, ajuste de pulso doble y pausas de pulso de 750 ms.
De los 27 pacientes, 23 aparecieron según el régimen de tratamiento recomendado y recibieron al menos cuatro, idealmente seis tratamientos. Tras el cuarto tratamiento y, en caso necesario, tras el sexto, se documentó fotográficamente el progreso del tratamiento. Cuatro pacientes interrumpieron la terapia tras uno o dos tratamientos, exclusivamente por motivos económicos. Otros tres pacientes quedaron satisfechos con el resultado del tratamiento tras sólo cuatro aplicaciones, dos de ellos no pudieron dedicar tiempo a más citas.
En general, los 23 participantes en el estudio mostraron un resultado satisfactorio con reducción de pústulas, pápulas y disminución de la inflamación. La terapia se administró como monoterapia en 15 pacientes, ocho pacientes recibieron terapias locales adicionales. Sin embargo, ya habían utilizado estas terapéuticas locales antes de iniciar el tratamiento, con una mejora sólo moderada del acné. 17 pacientes optaron por la continuación intermitente del tratamiento con Acleara para mantener el éxito del tratamiento.
Conclusión
La nueva tecnología representa una ampliación significativa del espectro de tratamiento del acné muy apreciada por los pacientes. Puede incorporarse fácilmente a la rutina diaria de una consulta, ya que puede realizarse con rapidez. El tiempo real de tratamiento para todo un rostro es de 15 minutos, la ocupación total de la sala debe calcularse en 30 minutos. La aplicación es higiénica y en gran medida agradable gracias a los cabezales de tratamiento desechables. No hay necesidad de anestesia ni cuidados postoperatorios específicos. Los tratamientos pueden utilizarse como monoterapia o para complementar y apoyar las terapias tradicionales.
Bibliografía del editor
Dra. Bettina Rümmelein
