10 Preguntas clave: ¿Hay alérgicos en la familia (eczema, fiebre del heno, asma)? A menudo se detectan casos de atopia en los padres o hermanos. Esta predisposición genética atrae anomalías de la epidermis (déficit de filagrina, exceso de proteasas). ¿Cuándo empezó la dermatitis atópica?
Los niños atópicos tienen una piel normal al nacer. El eczema aparece por primera vez durante el primer trimestre, normalmente en la cara
¿Se rasca?
La dermatitis atópica se asocia a un picor constante. Se trata de un criterio convincente para el diagnóstico de esta enfermedad. Además, el picor agrava las lesiones, provoca un gran sufrimiento y es el principal motivo del deterioro de la calidad de vida del niño y su familia.
¿Dónde se rasca?
La dermatitis atópica se manifiesta principalmente en las siguientes zonas: En el lactante pequeño, en la cara, las manos, el pulgar chupado y la parte externa de los brazos y las piernas. En la cara del niño, en los pliegues del cuerpo (codos y parte posterior de las rodillas) y en las manos.
En los niños mayores y los adultos, la dermatitis atópica, si es persistente, suele afectar a la cara, las manos y a veces a todo el cuerpo.
¿Duerme bien?
Además del picor, el insomnio es el segundo síntoma funcional de la dermatitis atópica. Los despertares nocturnos provocados por el picor son especialmente estresantes para el niño y su familia. Una mejora del sueño es un buen indicador de la eficacia de los tratamientos.
¿Tiene la piel seca?
La xerosis o sequedad cutánea es un importante indicio de dermatitis atópica. Desde hace algunos años se sabe que la epidermis atópica presenta anomalías muy próximas a las de la ictiosis vulgar. La sequedad de la piel favorece la penetración de alérgenos y la sensibilización alérgica. El uso diario de emolientes ayuda a reducir la sequedad de la piel y sus consecuencias -lesiones por rascado, picores, etc.- y, por tanto, también mejora las condiciones de vida generales tanto del niño como de su familia. Además, se ha demostrado que el uso regular de emolientes reduce el consumo de dermocorticoides.
¿Sigue una dieta?
La mayoría de las veces, el tratamiento local es eficaz y los niños no tienen problemas digestivos. En estos casos, las medidas dietéticas no están indicadas. Si la terapia no tiene éxito, hay que asegurarse de que se lleva a cabo correctamente. Si existen trastornos digestivos, debe realizarse un examen adecuado. Sin embargo, estos casos son muy raros, por lo que las medidas dietéticas no suelen ser necesarias en la dermatitis atópica.
¿Ha empeorado la dermatitis recientemente?
La dermatitis atópica se desarrolla en episodios. Las recaídas se manifiestan por la expansión de las lesiones, la supuración y la intensificación del picor. Además, los ganglios linfáticos pueden estar inflamados. El tratamiento de las recaídas requiere la aplicación local de corticosteroides, así como la prevención de las sobreinfecciones.
¿Puede realizarse el tratamiento sin problemas?
Las recomendaciones de terapia local no siempre se siguen de forma fiable. Por eso es importante informar bien al paciente sobre la enfermedad, el tipo de tratamiento y los distintos elementos de la prescripción. En la siguiente consulta, se debe volver sobre ello y dar a los niños o a los padres la oportunidad de expresar cualquier problema o temor que pueda surgir. Esta “educación por parte del médico tratante” es muy eficaz para aumentar el cumplimiento y, en consecuencia, mejorar los resultados del tratamiento.
¿Con qué frecuencia se producen las solicitudes?
Si se prescribe un dermocorticoide, el miedo a los corticosteroides, por un lado, pero también su uso excesivo, por otro, pueden poner en peligro el beneficio terapéutico para el niño. Por lo tanto, una buena comprensión de los beneficios, así como el cumplimiento de la dosis prescrita por parte de los padres, son de suma importancia.
Por su parte, los emolientes deben aplicarse a diario. No existen normas fi jas sobre las cantidades que deben utilizarse. Sin embargo, a menudo se habla de una cantidad de 2 mg/cm2 de superficie corporal. Esto corresponde a 30-50 g para todo el cuerpo de un adulto. Para un niño de 7 años son 20 g, para uno de 4 años 15 g, para uno de 2 años 10 g. Estas cifras son sólo orientativas.
Dr. Daniel Wallach