Obviamente, hay hospitales pequeños y medianos que dependen de que se les asigne un número suficiente de pacientes para recibir tratamiento. Hacen grandes esfuerzos para llenar sus camas. Algunos abren una consulta de urgencias de medicina general en el hospital o frente a él y los médicos en ejercicio cumplen allí su servicio de urgencias estatutario con un salario por hora más o menos acorde con el mercado.
Otros hospitales, en cambio, se quejan de que sus salas de urgencias están inundadas de casos menores. Entendieron cómo dejar claro a los colegas de la práctica privada que era responsabilidad de éstos tratar a estos pacientes. Por lo general, los hospitales carecen de médicos propios bien formados que puedan tratar a estos pacientes de forma competente y rentable.
¿Qué pacientes acuden al hospital o a las grandes consultas? Es indiscutible que un número considerable de ellos necesita tratamiento urgente. Por ejemplo, las laceraciones deben suturarse, las fracturas simples deben arreglarse y el dolor repentino debe aclararse y tratarse sin demora. Sin embargo, la experiencia demuestra que, sobre todo en las zonas urbanas, ir al médico fuera del horario de consulta está de moda. Al igual que la compra diaria se realiza en las horas nocturnas, el servicio médico básico también se consume de camino a casa o después de cenar. Por tanto, el comportamiento de los consumidores y pacientes también se guía aquí por el principio de “oferta y demanda”: “¿Por qué voy a molestarme en pedir cita con el médico de cabecera sobrecargado de trabajo cuando puedo sentarme en la sala de espera del hospital después de ver la edición vespertina de las noticias y explicar mi problema de salud a un médico de cabecera experimentado de la región? Al fin y al cabo, él está cumpliendo con su deber legal y yo estoy haciendo un buen uso de mis improductivas horas valle”.
¿Por qué suele haber suficientes colegas que trabajan a tiempo parcial en el hospital durante las horas de la tarde? El hecho es que les permite cumplir con su deber de emergencia. El servicio tradicional se ha vuelto a menudo poco atractivo, ya que los colegas suelen esperar en vano en su consulta a aquellos pacientes que han acudido directamente a un hospital o a una gran consulta con un horario de apertura ampliado.
Conclusión número uno: A través de las consultas de médicos de cabecera o integradas, los hospitales alivian sus costosas salas de urgencias o intentan mejorar la utilización de su capacidad.
Conclusión número dos: Se aprovechan los amplios horarios de apertura de los hospitales y los grandes consultorios, así como las oportunidades de compra nocturna en las tiendas de las gasolineras.
Conclusión número tres: Gracias al deber legal de emergencia, los hospitales pueden gestionar sus consultas de medicina general de forma rentable con médicos colegiados experimentados.
No tengo nada en contra de las ofertas nuevas y en parte ya establecidas de los hospitales. La cooperación de los colegas residentes en las prácticas hospitalarias es sin duda un enriquecimiento para todos los implicados. Sin embargo, el trabajo en las consultas de los hospitales no debe ir unido al deber legal de urgencias médicas, ya que éste no debe utilizarse indebidamente para resolver los problemas propios de los hospitalesr