La hepatitis C es el “hijo predilecto” de los debates actuales sobre ética médica. Sin embargo, los nuevos y caros fármacos contra el VHC no deben nublar la vista sobre la situación diagnóstica y terapéutica general de la enfermedad. El cribado de las poblaciones de riesgo y la correcta interpretación de los resultados de las pruebas siguen siendo importantes. Esto también se aplica a la hepatitis B.