Numerosos estudios indican sólo una ligera mejoría de la gonartrosis mediante intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, se realiza un número excesivo de artroscopias, también en Suiza.
Alrededor de una cuarta parte de todas las personas mayores de 45 años sufren dolor debido a la gonartrosis, una de las diez enfermedades discapacitantes más comunes en los países industrializados. Estos y otros efectos de la enfermedad tienen un impacto significativo en la calidad de vida: el 80% de los pacientes ven limitada su movilidad, el 25% ya no pueden realizar tareas cotidianas [1]. La única terapia definitiva es la cirugía. Sin embargo, sólo está indicado si la terapia conservadora no puede garantizar suficientemente la ausencia de dolor y movilidad durante al menos seis meses [2]. Sin embargo, se siguen realizando demasiadas operaciones.
Sólo una mejora marginal a través de la cirugía
Al mismo tiempo, una operación no significa automáticamente un beneficio para el paciente. Un metaanálisis que evaluó 13 ECA y 12 estudios observacionales es bastante crítico con el beneficio de la cirugía artroscópica. Aunque encuentra escasas pruebas de que estas intervenciones sean seguras y estén libres de complicaciones en su mayoría. Pero los autores se muestran escépticos sobre su eficacia.
En términos de ausencia de dolor, la cirugía puede reducir los niveles de dolor en una media de 20 puntos en una escala de 100 puntos en los tres primeros meses. Con la terapia no quirúrgica, los pacientes logran una reducción de 15 puntos. Este resultado ligeramente mejor del enfoque quirúrgico se relativiza en el efecto a largo plazo: después de dos años, el dolor ha mejorado en 19 puntos con el tratamiento no quirúrgico, y es 22 puntos menor después de la cirugía. Sin embargo, el estrés para el paciente es mayor en el periodo inmediatamente posterior a la operación: durante un periodo de 2 a 6 semanas, el paciente sufre mayor dolor, hinchazón de rodilla y movilidad limitada.
La cirugía tampoco mejora significativamente la movilidad en comparación con la terapia no quirúrgica. Por lo tanto, los autores consideran que el efecto a largo plazo de la cirugía artroscópica sobre la calidad de vida es marginal [3]. La mínima superioridad de la intervención quirúrgica plantea la cuestión de si la cirugía de rodilla está justificada hasta este punto, dadas las implicaciones para el paciente y la elevada carga económica que conlleva.
Todavía demasiadas intervenciones
No, afirman los investigadores del Instituto de Medicina Familiar de la Universidad de Zúrich, que compararon el número de operaciones de rodilla entre 2012 y 2015 por encargo de la Academia Suiza de Ciencias Médicas (SAMS). Querían saber si las intervenciones quirúrgicas se habían reducido frente a los numerosos estudios que no encontraban ninguna ventaja del tratamiento quirúrgico sobre la terapia no quirúrgica. En el estudio participaron personas sin accidentes mayores de 40 años que se habían sometido a una artroscopia. Otros parámetros fueron la frecuencia de la artrosis, las medidas concomitantes como la fisioterapia y la situación del seguro (seguro complementario, nivel de franquicia). El resultado fue aleccionador: mientras que el número de cirugías se redujo en un 18% entre los mayores de 64 años en comparación con 2012, se mantuvo sin cambios entre los de 40 a 64 años. Como resultado, en Suiza se seguirían realizando muchas operaciones de rodilla innecesarias. Además, los autores del estudio descubrieron que las operaciones se realizaban con una frecuencia significativamente mayor en pacientes con seguro complementario. De este modo, las intervenciones quirúrgicas recibirían apoyo financiero [4].
Las terapias no quirúrgicas funcionan y son más baratas
Para reducir de nuevo el elevado número de operaciones, los expertos recomiendan, entre otras cosas, una mejor educación de los pacientes sobre los resultados esperados de una operación y la promoción de métodos de tratamiento conservadores en el marco de un estudio realizado por la Fundación Bertelsmann. Entre ellos se incluyen el control del peso, la musculación selectiva, el ejercicio suficiente y los enfoques farmacológicos [5]. El paracetamol es el fármaco de primera elección para el dolor leve a moderado. Si la eficacia es insuficiente, pueden utilizarse AINE u opiáceos, teniendo en cuenta las comorbilidades y el riesgo de toxicidad. Los medicamentos tópicos se caracterizan por una buena tolerabilidad y un autocontrol sin complicaciones. Son una buena opción especialmente para las periartropatías. En caso de activación inflamatoria de la artrosis, pueden administrarse glucocorticoides intraarticulares. La eficacia de los preparados de ácido hialurónico para el tratamiento de la gonartrosis no activada con suficiente cartílago residual también está bien documentada.
Literatura:
- Mahir L, et al: Impacto de la artrosis de rodilla en la calidad de vida. Ann Phys Rehabil Med 2016; 59s: e159.
- Sociedad Alemana de Ortopedia y Cirugía Ortopédica (DGOOC): Gonartrosis. Directriz S2k. Estado 18.01.18.
- Brignardello-Petersen R, et al: Artroscopia de rodilla frente a tratamiento conservador en pacientes con enfermedad degenerativa de rodilla: una revisión sistemática. BMJ Open 2017; 7 :e016114.
- Muheim LLS, et al: Uso inadecuado de la cirugía meniscal artroscópica en la enfermedad degenerativa de rodilla. Acta Orthopaedica 2017; 88(5): 550-555.
- Bertelsmann Stiftung, ed.: Knieprothesen – starke Anstieg und große regionale Unterschiede. 2018.
PRÁCTICA GP 2019; 14(6): 24