Estimados colegas, ¿se imaginan que en un ambulatorio de urgencias, ante la sospecha de un infarto, se realice un registro en el laboratorio de cateterismo sin haber derivado previamente un ECG? Por supuesto, esta pregunta es puramente retórica; razón de más para sorprenderse de la frecuencia con la que se inicia una terapia inhalatoria broncodilatadora y también antiinflamatoria en pacientes con disnea sin diagnóstico previo y se espera su efecto. Equiparar de forma acrítica la disnea durante periodos prolongados con la obstrucción bronquial y la indicación de una terapia combinada con un estimulador beta y un corticosteroide puede conducir a terapias incorrectas, innecesarias o incluso perjudiciales. Por ejemplo, en un estudio de una clínica ambulatoria de prácticas en grupo, no se pudo confirmar un diagnóstico puramente clínico de asma en casi un tercio de los pacientes. La disfunción de las cuerdas vocales, la hiperventilación, la estenosis traqueal y las causas funcionales pueden presentarse de forma confusamente similar.
En este número de HAUSARZT PRAXIS con un artículo sobre la disnea en general y la EPOC como una de las enfermedades comunes con este síntoma protagonista, se muestra hasta dónde se puede llegar ya en la práctica con la anamnesis, la clínica y un simple examen técnico.
Además, basar el diagnóstico de EPOC únicamente en los antecedentes de tabaquismo asociados a la disnea no hace justicia a muchos pacientes. Una simple obstrucción comprobada espirométricamente y su gravedad en la práctica, así como la falta de respuesta de la obstrucción bronquial a los betamiméticos junto con la historia clínica son suficientes para determinar el estadio de la EPOC junto con la nueva clasificación de riesgo GOLD (A,B,C,D) y, por tanto, también para iniciar una terapia adecuada al estadio.
En 1964, es decir, hace 50 años, se describieron los dos fenotipos extremos de la EPOC, el “hinchazón azul” y el “hinchazón rosa”, en el “Blue Journal”, la revista neumológica de mayor renombre. Este engrama memorable sigue presente en la mayoría de nosotros. Hoy en día, el fenotipado refinado de las enfermedades, incluida la EPOC, es cada vez más importante para ofrecer terapias individualizadas. Los pacientes difieren en su patrón inflamatorio, frecuencia de exacerbación, comorbilidades o tipo de enfisema, por nombrar algunos. Esto ha hecho que la enfermedad EPOC, antes considerada casi sin esperanza y crónicamente progresiva, vuelva a ser interesante y mucho más agradecida de ser tratada. Lo que probablemente perdurará para siempre es el repetido llamamiento a dejar de fumar, si se quieren evitar las 4000 muertes anuales por EPOC en Suiza.
Prof. Dr. med. Robert Thurnheer
PRÁCTICA GP 2014; 9(8): 13