No todas las depresiones son iguales. Al tratarse de un diagnóstico clínico, es inevitable realizar un diagnóstico diferencial detallado. Además, el tratamiento orientado sólo puede iniciarse sobre la base de un diagnóstico adecuado. Esto debe hacerse individualmente y puede basarse no sólo en el efecto y los efectos secundarios de los preparados individuales, sino también en los síntomas que estén en primer plano.
La depresión acompaña a los pacientes durante mucho tiempo: desde la fase aguda, pasando por la respuesta a la gestión del tratamiento, hasta la remisión y las posibles recaídas. Un diagnóstico diferencial adecuado es, por tanto, importante para permitir una terapia eficaz (de mantenimiento). Deben excluirse trastornos neurológicos como la demencia, la epilepsia, la esclerosis múltiple o las lesiones cerebrales traumáticas. Además, enfermedades infecciosas, cardiopatías, endocrinopatías, enfermedades inflamatorias, trastornos neoplásicos, trastornos nutricionales, dolor somático o enfermedades dermatológicas. Para ello, son indispensables una anamnesis completa, los hallazgos físico-neurológicos y los exámenes técnicos con EEG y resonancia magnética, entre otros, como señaló el Prof. Dr. med. Thomas Jörg Müller, de Meiringen. De este modo, se puede distinguir entre depresión sintomática y orgánica.
Ciertos procedimientos de detección pueden apoyar el diagnóstico de la depresión. Estos incluyen cuestionarios sobre el riesgo de suicidio y el bienestar, pero también cuestionarios de terceros y de autoevaluación. No obstante, la depresión sigue siendo un diagnóstico clínico, subrayó el experto. Se está investigando intensamente sobre los marcadores neurobiológicos. Sin embargo, hasta ahora no se ha podido detectar ningún parámetro significativo. Esto se debe, entre otras cosas, a
la presencia de citocromos, que varía en función del linaje. Sobre esta base, también puede explicarse la respuesta desviada de la medicación. En el futuro, los investigadores quieren combinar la puntuación de riesgo poligénico (PRS) con genes farmacodinámicos para predecir la probabilidad de padecer una depresión específica y la respuesta a una medicación concreta. Esto aceleraría significativamente un régimen de tratamiento eficaz con menos efectos secundarios. Pero, por desgracia, eso aún está muy lejos.
¿Depresión bipolar o unipolar?
Por regla general, se pueden utilizar buenas características para distinguir la depresión bipolar de la unipolar (Tab. 1) . También hay indicadores que pueden mostrar la probabilidad de bipolaridad. Esto incluye, por ejemplo, una fase alta después de una terapia de depresión, experiencias delirantes así como un deterioro psicomotor masivo. Dependiendo de la gravedad de la depresión, el tratamiento debe seguir las directrices (Fig. 1) .
En caso de depresión leve, el uso de preparados a base de plantas suele ser un paso en la dirección correcta, afirma Müller. Es importante implicar a los pacientes en un enfoque individualizado y proporcionarles una psicoeducación completa. Los afectados deben ser vigilados de cerca. Si un procedimiento no ha surtido efecto al cabo de 10-14 días, deberá ajustarse y aumentar la medicación. Si la optimización de la terapia no muestra ningún efecto después de seis semanas, se pueden combinar antidepresivos de diferentes clases, considerar un aumento o cambiar a otro antidepresivo. Además, debe ofrecerse psicoterapia durante el tratamiento.
El tratamiento agudo de la depresión bipolar debe administrarse normalmente como terapia combinada con quetiapina, litio, lamotrigina y lurasidona y/o un antidepresivo (se recomiendan los ISRS -excepto la paroxetina- y el bupropión). En casos excepcionales, las sustancias de monoterapia también pueden utilizarse solas, explicó Müller. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la lamotrigina y la lurasidona no están autorizadas en Suiza para esta indicación y que la lamotrigina debe dosificarse muy lentamente debido al riesgo de efectos dermatológicos adversos graves.
Selección de la medicación en función de los síntomas
El preparado que se utilice finalmente debe determinarse individualmente, teniendo en cuenta también los síntomas en primer plano (tab. 2). Como los estudios no son concluyentes y se basan en parte en series de casos, la clasificación se basa en la experiencia más que en las pruebas, subrayó el experto.
Resistencia a la terapia
No existe una definición generalmente aceptada de la resistencia al tratamiento. Se considera que un paciente es resistente al tratamiento si no responde al menos a dos ciclos de tratamiento con diferentes clases de antidepresivos. En este caso, habría que comprobar si la dosis fue suficientemente larga y alta. Entonces entran en juego las medidas de aumento o un inhibidor de la MAO.
Congreso: Actualización en psiquiatría y psicoterapia
Literatura:
- Foro Médico Suizo 2016; 16(35): 716-724.
InFo NEUROLOGY & PSYCHIATRY 2021; 19(5): 30-31 (publicado el 21.10.21, antes de impresión).