Los pacientes pediátricos son un grupo de pacientes muy heterogéneo. Los apósitos para heridas deben adaptarse a la estructura cutánea del niño afectado. Las heridas de cicatrización primaria deben protegerse de la fricción mecánica. El potencial de la regeneración celular rápida en la infancia puede aprovecharse de forma óptima. Un buen tratamiento del dolor es esencial desde los primeros cuidados de la herida.
El rango de edad de los pacientes pediátricos abarca desde los recién nacidos (incluidos los bebés prematuros) hasta los jóvenes adolescentes de entre 16 y 18 años. La piel de los niños es muy sensible y puede reaccionar muy rápidamente a la presión o a un impacto mecánico con enrojecimientos leves, en su mayoría inofensivos, o lesiones cutáneas superficiales, que suelen volver a desaparecer por sí solas. sanar.
Tanto después del nacimiento como durante la pubertad, la piel del niño cambia significativamente. La piel de un bebé prematuro, por ejemplo, tiene peculiaridades fisiológicas y anatómicas que se asocian a los riesgos correspondientes. Al ser el órgano más grande del lactante prematuro, la piel representa alrededor del 13% del peso corporal, frente al 3% en los adultos [1]. Ya desde la semana 27-29 En la primera semana de embarazo (SSW), todas las estructuras anatómicas de la piel están en su sitio, aunque aún no de forma madura. Sólo en la semana 32 de gestación y la posterior maduración intrauterina hasta la fecha prevista del parto, el estrato córneo forma una protección suficiente. Tras el nacimiento, se produce un proceso acelerado de maduración de la piel, de modo que aproximadamente a las dos semanas postnatales, independientemente del grado de prematuridad, la función protectora de la epidermis está garantizada [2]. No sólo después del nacimiento, sino también en la adolescencia, se producen cambios significativos en la piel debido a los cambios hormonales del organismo [1].
Aspectos de la cicatrización de heridas
En principio, cabe suponer que los niños tienen heridas que cicatrizan principalmente en la mayoría de los casos. Debido al crecimiento del niño y a la estructura cambiante de la piel descrita anteriormente, especialmente en la infancia y la adolescencia, el cuidado y el tratamiento de las heridas deben adaptarse siempre en función de la edad, la piel y las condiciones de las partes del cuerpo afectadas. Los apósitos para heridas no suelen ser probados por los fabricantes en niños y, desde luego, no en diferentes grupos de edad, y las experiencias del tratamiento de heridas en pacientes adultos suelen trasladarse a los niños sin reflexión. Es evidente que no siempre se tienen en cuenta las necesidades y exigencias individuales de los niños a diferentes edades [3].
Teniendo en cuenta las estructuras de la piel del niño, los siguientes aspectos son de vital importancia en lo que respecta a la cicatrización de heridas en niños:
- La piel del prematuro/recién nacido y del lactante en el primer año de vida es un 60% más fina que la de los pacientes adultos y, por tanto, susceptible de sufrir lesiones por apósitos, adherencias a la herida y a los bordes de la herida, y desgarros cutáneos.
- La regeneración de la piel, especialmente en la fase de granulación, es significativamente más rápida en los niños que en los adultos (mayor número de fibroblastos; la producción de colágeno y elastina es mayor en los niños).
- La piel, como órgano, crece rápidamente, sobre todo en los niños menores de cinco años.
Las cicatrices crecen potencialmente más despacio que la piel circundante no cicatrizada, por lo que pueden provocar limitaciones funcionales al cabo de poco tiempo.
Por lo tanto, los niños no son adultos pequeños en lo que respecta a la cicatrización de heridas y requieren cuidados cualificados adaptados a las necesidades de los pacientes pediátricos. Es evidente que los pacientes pediátricos con enfermedades crónicas o en el contexto de tratamientos intensivos y de mantenimiento de la vida son propensos a sufrir trastornos en la cicatrización de heridas o una cicatrización crónica. Estos problemas de cicatrización más difíciles requieren la experiencia de un equipo multidisciplinar especializado en el cuidado de heridas pediátricas, por lo que no se destacan en este documento.
Apósitos para heridas
Para favorecer de forma ideal la cicatrización primaria de las heridas en los niños, éstas necesitan protección frente a la fricción mecánica. De este modo, no se altera la regeneración de la herida. Dependiendo de la edad del niño, la localización y el tamaño de la herida, dejará de ser necesario un apósito tras unas 48 horas. La desinfección de la herida poco visible no suele ser necesaria porque el tejido ya está cerrado durante la primera inspección de la herida.
En general, los niños presentan algunas características especiales en comparación con los pacientes adultos, que también influyen en la elección de los apósitos adecuados para las heridas [3–5]. En primer lugar, los niños suelen necesitar apósitos pequeños y flexibles. Por lo tanto, el apósito debe estar disponible en tallas pequeñas o debe ser posible cortarlo como corresponda [3]. Los bordes fijos no suelen corresponderse con el contorno de un niño, por lo que sólo son adecuados hasta cierto punto. Además, no suele ser necesario utilizar apósitos con una absorbencia muy alta porque la secreción de la herida en los niños suele ser mínima y, por tanto, rara vez supone un problema.
Por un lado, los niños pueden experimentar una retraumatización a través de un cambio de vendajes, que les recuerde el suceso de su accidente, por ejemplo. Además, la ansiedad y el dolor durante un cambio de vendaje suelen afectar gravemente al bienestar del niño y de su familia. El miedo y el dolor, como dos fenómenos que se refuerzan mutuamente, no siempre pueden separarse con claridad. En consecuencia, a menudo es difícil distinguir si un niño tiene miedo principalmente al dolor o si realmente siente dolor durante un cambio de apósito. Por lo tanto, es esencial utilizar en pediatría apósitos fáciles de aplicar, que permitan largos intervalos entre cambios de apósito, que no se adhieran a la herida y que permitan cambios de apósito atraumáticos en cualquier momento. Resulta que los apósitos adecuados para niños deben ser una cosa por encima de todo – flexibles en su uso (recuadro, Fig. 2).
Existen varias directrices disponibles sobre el tratamiento de heridas en pacientes adultos: directrices generales para heridas crónicas y generales, pero también directrices específicas para heridas como las úlceras por presión [6,7]. Por lo que sabe la autora, aún no existe ninguna directriz para el tratamiento de heridas que se adapte a las necesidades de los niños de distintas edades. Aunque hay que prestar atención a los ingredientes de un aliño, no están probados para todas las edades. Del mismo modo, se desconocen los efectos a largo plazo de los apósitos que contienen plata en bebés prematuros, neonatos y niños pequeños o los efectos del calcio en los productos de alginato en este grupo de edad.
Prevenir la retraumatización, implicar al niño
Un tratamiento adaptado y adecuado del dolor en torno al cambio de vendajes es obligatorio para contrarrestar la retraumatización del niño y de toda su familia.
Además, es indispensable preparar al niño afectado para un próximo cambio de vendaje con la participación de su familia y de forma adecuada a su edad, así como implicar al niño durante la intervención [4,5]. Esto crea unas buenas condiciones para que el niño tolere que uno de sus padres le retire el apósito y él mismo se lo vuelva a aplicar. Tiene sentido explicar al niño cada uno de los pasos y luego llevarlos a cabo lentamente.
Del mismo modo, los osos de peluche y las muñecas proporcionan una distracción bienvenida. También pueden actuar como “pacientes primerizos” para los que el cambio de apósito puede realizarse inicialmente de forma lúdica y mostrárselo así al niño (Fig. 1).
Conclusiones y recomendaciones para la práctica clínica
Para la práctica clínica, es imprescindible tener presentes los diferentes aspectos que influyen en el cuidado de las heridas en los niños. Por lo tanto, la elección correcta del apósito de la herida es importante para contrarrestar la retraumatización de la piel y de la psique del niño. La actividad y la libertad de movimientos del niño tienen la máxima prioridad y, sin embargo, la herida debe protegerse de la irritación mecánica. Los niños deben participar en el cambio de apósitos y el cuidado de las heridas de forma lúdica y de acuerdo con su edad y posibilidades, y no se debe frenar su impulso de realizar acciones por sí mismos. También es importante ganarse la confianza de la familia para poder acompañar al niño de la mejor manera posible. La consideración de las particularidades de cada grupo de edad, la estructura de la piel y las necesidades de los niños de un mínimo de manipulación guían la elección del apósito ideal.
Mensajes para llevarse a casa
- Los pacientes pediátricos son un grupo de pacientes muy heterogéneo.
- Los apósitos para heridas deben adaptarse a la estructura cutánea del niño afectado.
- Las heridas de cicatrización primaria deben protegerse de la fricción mecánica.El potencial de regeneración celular rápida en la infancia puede aprovecharse de forma óptima.
- Un buen tratamiento del dolor es esencial desde los primeros cuidados de la herida.
Literatura:
- Butler CT: Cuidados pediátricos de la piel: directrices para su evaluación, prevención y tratamiento. Enfermería Dermatológica 2007; 19(5): 471-486.
- Blume-Peytavi U, et al: Prácticas de cuidado de la piel en recién nacidos y lactantes: revisión de las pruebas clínicas de las mejores prácticas. Dermatología pediátrica 2012; 29(1): 1-14.
- Bahasterani MM: Una visión general de los conocimientos y consideraciones sobre el cuidado de heridas neonatales y pediátricas. Tratamiento de heridas de ostomía 2007; 53(6): 34-55.
- Bahasterani MM, et al: Terapia V.A.C. en el tratamiento de heridas pediátricas: revisión clínica y experiencia. Revista internacional sobre heridas 2009; 6(1): 1-26.
- Gabriel A, et al: Resultados del cierre asistido por vacío para el tratamiento de heridas en una población pediátrica: serie de casos de 58 pacientes. Journal of Plastic, Reconstructive & Aesthetic Surgery 2009; 62: 1428-1436.
- Fan K, et al: Estado actual de los productos tópicos para la cicatrización de heridas. Cirugía Plástica Reconstructiva 2011; 127(Suppl 1): 44S-59S.
- Warriner RA III, Carter MJ: El estado actual de los protocolos basados en pruebas en el cuidado de heridas. Cirugía Plástica Reconstructiva 2011; 127 (Suppl 1): 144S-153S.
PRÁCTICA DERMATOLÓGICA 2020; 30(2): 16-18