Las medidas de prevención de caídas pueden reducir la tasa de caídas hasta en un 50%. Los médicos de cabecera son idóneos para desempeñar un papel clave en la prevención primaria y secundaria de las caídas y sus consecuencias. El cribado de los factores de riesgo y las evaluaciones sencillas y clínicamente viables ayudan a identificar a las personas con riesgo de caídas y son importantes para controlar el éxito y motivar a los pacientes. Recomendamos que los médicos de cabecera se informen sobre los servicios de prevención de caídas de su región y coordinen las medidas para los pacientes con riesgo de caídas. La cooperación interdisciplinar, incluso con los fisioterapeutas, es importante.
Las caídas en la vejez son frecuentes y a menudo graves para los afectados. En particular, pueden asociarse a la pérdida de movilidad, la disminución de la independencia, la ansiedad y la depresión, lo que conlleva una enorme pérdida de calidad de vida. Como consecuencia de la evolución demográfica en Suiza, el médico de familia también se enfrenta cada vez más en su consulta a los problemas relacionados con la edad y las caídas. Según las últimas cifras de la Oficina Federal de Estadística, el número de personas mayores de 65 años en la población aumentará en torno al 80% en toda Suiza de aquí a 2045. Aproximadamente una de cada tres personas de este grupo de edad se cae al menos una vez al año; según la BFU, esto afecta actualmente a unas 80.000 personas en Suiza. En 2045, ya deben esperarse unas 140.000 caídas al año. Alrededor de un 20-30% sufren lesiones que requieren tratamiento, y un 5-15% sufren una fractura [1]. Las caídas no sólo son una importante amenaza para la salud y la calidad de vida de los afectados, sino que también representan una carga socioeconómica cada vez mayor para nuestro sistema sanitario. Por lo tanto, se necesitan urgentemente medidas preventivas para evitar caídas y fracturas, que se demandan y promueven desde diversos frentes.
Un informe en el marco de la “Promoción de la salud en la vejez” muestra que es necesaria una cooperación interdisciplinar de profesionales para la aplicación de medidas de prevención de caídas basadas en pruebas en Suiza. En particular, se hace hincapié en que los médicos de cabecera desempeñan un papel clave a este respecto. Los pacientes hacen un mejor uso de las recomendaciones de prevención cuando el médico de cabecera participa en la planificación [2]. También somos de la opinión de que el médico de cabecera está predestinado a prevenir las caídas, en particular debido a una relación de confianza con el paciente, que suele remontarse a muchos años atrás, así como a un conocimiento exhaustivo del historial médico del paciente. Si existe la sospecha de un aumento del riesgo de caídas, le da la oportunidad de abordar el problema, realizar un cribado del riesgo de caídas e iniciar las medidas preventivas adecuadas.
Dado que el riesgo de caída suele ser multifactorial, recomendamos una encuesta sobre los factores de riesgo (anamnesis y estado físico) combinada con la realización de evaluaciones sencillas de las caídas para el cribado del riesgo de caídas en la consulta general.
Factores de riesgo de caídas
Los factores de riesgo de caídas pueden dividirse en tres grupos principales:
- Factores intrínsecos relacionados con los cambios en el organismo que envejece (fisiológicos o relacionados con enfermedades).
- Factores extrínsecos, que incluyen condiciones externas como la vivienda y el entorno vital.
- Factores de comportamiento, que corresponden a comportamientos de riesgo no adaptados a las capacidades físicas y a los recursos.
La tabla 1 muestra una visión general de los factores de riesgo intrínsecos y extrínsecos.
Anamnesis general
Un historial médico específico puede proporcionar información importante para evaluar el riesgo actual de caídas. Se trata de preguntar si ha habido algún cambio reciente en la forma de caminar, si se han notado problemas de equilibrio, mareos o una disminución de la fuerza muscular, si se han producido caídas desde la última visita a la consulta o si existe miedo a caerse. El miedo a las caídas es un factor que no debe subestimarse y que puede conducir a un bucle de control desfavorable de comportamiento de miedo-evitación y pérdida de movilidad (Fig. 1).
El aumento de la inestabilidad al caminar también puede ser un primer signo de un deterioro cognitivo incipiente. La función ejecutiva -la capacidad de planificar procesos- es una de las primeras funciones que pueden verse afectadas cuando se deteriora la cognición. Los pacientes tienen dificultades para realizar varios procedimientos al mismo tiempo (por ejemplo, caminar y hablar al mismo tiempo). Existe una restricción de la “doble tarea”, que se asocia a un mayor riesgo de caídas [3,4].
Además, hay que preguntarse si existen quejas relacionadas con el sistema musculoesquelético, si se han producido síntomas de una enfermedad cardiovascular o neurológica, y también si se han detectado problemas con la memoria. Por último, pero no por ello menos importante, debe preguntarse específicamente por la incontinencia de urgencia. Ir corriendo al baño puede asociarse a un mayor riesgo de caídas, por un lado directamente debido a la menor capacidad para caminar, pero también como consecuencia de la reducción de la función ejecutiva. El paciente debe concentrarse en retener la orina y ya no dispone de recursos para prestar atención a la marcha al mismo tiempo.
Si ya se ha producido una caída, hay que preguntar las circunstancias exactas: ¿Hubo mareos o pérdida de conocimiento? ¿Fue un tropiezo y una caída? ¿A qué hora del día o de la noche se produjo la caída? ¿Se tomó alguna medicación para dormir antes del suceso? ¿La caída se produjo antes o después de ir al baño? ¿Pudo el paciente levantarse de nuevo por sí mismo o tuvo que permanecer tumbado durante más tiempo?
Historial de medicación
La revisión periódica de la medicación es de gran importancia en la prevención de caídas. Especialmente los fármacos de acción central como los neurolépticos, antidepresivos o hipnóticos muestran un mayor riesgo de caídas. Las benzodiacepinas deben evitarse por principio, ya que son una causa frecuente de caídas nocturnas, sobre todo si persiste la incontinencia y los pacientes tienen que levantarse durante la noche a causa de ella.
Estado físico
El estado físico incluye el examen del sistema cardiovascular. Para excluir la hipotensión ortostática, que suele ser responsable de una caída, debe medirse la tensión arterial tanto sentado como de pie. Además, debe comprobarse si existe una arritmia cardiaca y si la tensión arterial está bien ajustada. El estado también incluye un examen neurológico, especialmente con la pregunta de si existe una polineuropatía, así como una evaluación del sistema musculoesquelético.
Es imprescindible evaluar también los órganos sensoriales de los ojos y los oídos en cualquier situación de riesgo de caída [1].
Consideramos que la realización de evaluaciones específicas de las caídas es muy importante para la planificación de las intervenciones, así como para la evaluación del éxito de la terapia. La tabla 2 ofrece una visión general de las evaluaciones funcionales sencillas que pueden aplicarse fácilmente en la consulta del médico general, que se basan principalmente en la evaluación de la fuerza muscular, el equilibrio y la capacidad para caminar y que tienen valor predictivo para las caídas.
Intervenciones
El objetivo de las medidas a introducir es modificar o reducir los factores de riesgo intrínsecos y extrínsecos, pero también llevar a cabo una prevención conductual.
Existen varias intervenciones de prevención de caídas basadas en pruebas, multi y monofactoriales, que se centran en la reducción de los factores de riesgo intrínsecos y extrínsecos y en la prevención conductual.
En cuanto a los programas multifactoriales, se ha informado de que las caídas se reducen en un 25-46%, pero incluso los programas de ejercicios sencillos basados en ejercicios de equilibrio y/o fuerza pueden reducir el riesgo de caídas en un 10-50% en todas las personas mayores [1,10].
Las medidas adecuadas para un paciente deben evaluarse individualmente. Ya se han mencionado anteriormente algunos enfoques de intervención del GP. Debido a las causas multifactoriales de las caídas descritas anteriormente, el médico de familia debe encargarse de coordinar otras medidas si están indicadas (Tab. 3).
En cuanto a la prevención secundaria de las caídas después de que ya se haya producido una fractura inicial, los estudios realizados en pacientes tras una fractura de cadera, por ejemplo, indican que es necesaria una rehabilitación más prolongada e intensiva para lograr mejoras significativas en las capacidades funcionales [11–13]. Las revisiones repetidas del riesgo de caídas son especialmente importantes para estos pacientes, ya que hemos observado que incluso los pacientes que subjetivamente ya están satisfechos y tienen buena movilidad a menudo siguen corriendo el riesgo de caerse. Por lo tanto, es importante no interrumpir la rehabilitación demasiado pronto, sino llevarla a cabo de forma intensiva y durante un periodo de tiempo lo suficientemente largo como para mantener la movilidad y la independencia a largo plazo.
Dado que las fracturas en la vejez suelen estar asociadas a la osteoporosis y que el riesgo individual de fractura aumenta significativamente con la disminución de la densidad ósea después de haber sufrido ya una fractura, el cribado de la osteoporosis y las terapias adecuadas en caso de hallazgos patológicos son también obligatorios para los pacientes que han sufrido una fractura debido a un traumatismo menor y deberían formar parte de los cuidados estándar [14].
Enlaces importantes:
www.bfu.ch/de/fuer-fachpersonen/sturzprävention
www.rheumaliga.ch/Sturzpraevention
www.prosenectute.ch
Literatura:
- Jansenberger H: Prevención de caídas en terapia y entrenamiento. Thieme Verlag 2011.
- Gschwind YJ, et al: Prevención de caídas. Hospital Universitario de Basilea. Geriatría aguda 2011.
- Verghese J, et al: Validez de las tareas de atención dividida en la predicción de caídas en personas mayores: un estudio preliminar. JAGS 2002; 50: 1572-1576.
- Mirelmann A, Hermann T, Brozgol M: Función ejecutiva y caídas en adultos mayores: nuevos hallazgos de un estudio prospectivo de cinco años relacionan el riesgo de caídas con la cognición. PLoS One 2012; 7(6): e40297.
- Podsiadlo D, et al: The timed “up & go”: A test of basic functional mobility for frail elderly persons. JAGS 1991; 39: 142-148.
- Oesch P, et al: Evaluaciones en rehabilitación. Volumen 2: Sistema musculoesquelético. Verlag Hans Huber 2011.
- Ward RE, et al: El rendimiento funcional como predictor de caídas con lesiones en adultos mayores. J Am Geriatr Soc 2015; 63(2): 315-320.
- Gardner M, et al: Aplicación práctica de un programa de prevención de caídas basado en el ejercicio. Edad y envejecimiento 2001; 30: 77-83.
- Lundin-Olsson L, et al: “Deja de caminar mientras habla” como predictor de caídas en ancianos. Lancet 1997; 349(9052): 617.
- Gillespie LD, et al: Intervenciones para la prevención de caídas en personas mayores que viven en la comunidad. Cochrane Database Syst Rev 2012 Sep 12; 9: CD007146.
- Sylliaas H, et al: Entrenamiento de fuerza prolongado en pacientes mayores tras una fractura de cadera: un ensayo controlado aleatorio. Edad y envejecimiento 2012; 41: 206-212.
- Auais MA, et al: La rehabilitación con ejercicio prolongado tras una fractura de cadera mejora la función física de los pacientes: una revisión sistemática y metaanálisis. Phys Ther 2012; 92: 1437-1451.
- Handoll HH, et al: Intervenciones para mejorar la movilidad tras la cirugía de fractura de cadera en adultos. Cochrane Database Syst Rev 2011 Mar 16; (3): CD001704.
- Marshall D, et al: Metaanálisis de la eficacia de las medidas de densidad mineral ósea para predecir la aparición de fracturas osteoporóticas. BMJ 1996 18 de mayo; 312(7041): 1254-1259.
- Zeyfang A, et al: Basiswissen Medizin des Alterns und des alten Menschen. Springer-Verlag 2013.
PRÁCTICA GP 2015; 10(12): 10-14