Los aceites de menta y alcaravea son remedios naturales de eficacia probada para las afecciones gastrointestinales. En la actualidad, cada vez más estudios clínicos, así como metaanálisis, demuestran que el aceite de menta en particular tiene un efecto reductor de los síntomas, por ejemplo en el síndrome del intestino irritable o en la dispepsia funcional.
El principal ingrediente activo del aceite de menta es el mentol. Se sabe que tiene un efecto refrescante sobre la piel y que posee efectos espasmolíticos, antiinflamatorios y antibacterianos en el interior del organismo, por ejemplo en el intestino. Sin embargo, el aceite esencial debe envasarse en forma de recubrimiento entérico para llegar en forma activa al lugar de acción, es decir, el intestino delgado y grueso [1]. Si esto no ocurre, el mentol se libera en el tracto digestivo superior, donde tiene un efecto calmante sobre el esfínter esofágico inferior, por ejemplo. Como resultado, se produce reflujo del estómago, acidez y “ardor de estómago” [1]. Por último, estos son también los efectos secundarios más comunes que cabe esperar de la toma de aceite de menta para los problemas gastrointestinales [1].
Fisiología del aceite de menta
El aceite de menta piperita interactúa con los canales de calcio del intestino e impide la entrada de calcio en las células musculares lisas del mismo. El intestino se relaja, lo que también reduce los movimientos y los síntomas de dolor asociados [1]. Además, el aceite de menta (mentol) es capaz de influir en las citocinas y en las vías de señalización inflamatoria, lo que explica su modo de acción antiinflamatorio y antibacteriano. El aceite de menta piperita es eficaz contra, por ejemplo, la Helicobacter pylori, la Salmonella enteritidis, así como el Staphylococcus aureus, como han demostrado algunos estudios [1].
Eficacia en el síndrome del intestino irritable
Alrededor del 5-20% de la población mundial padece trastornos funcionales intestinales, como el síndrome del intestino irritable. Clínicamente, el término “síndrome del intestino irritable” hace referencia a molestias abdominales recurrentes que suelen manifestarse como dolor o malestar. Los síntomas también deben haberse presentado al menos tres días al mes durante un periodo de tres meses para poder hablar de síndrome del intestino irritable tras excluir todos los diagnósticos diferenciales posibles [1]. Muy a menudo, también aparecen uno o más de los siguientes síntomas:
- una disminución del dolor tras la defecación,
- Cambios en la frecuencia de las deposiciones y/o
- un cambio en la consistencia de las heces [1].
Debido a su no infrecuente asociación con síntomas psicológicos, como la ansiedad o la depresión, el síndrome del intestino irritable es uno de los cuadros clínicos más complejos, cuyo tratamiento no es en absoluto trivial [1].
Durante años se ha hablado del aceite de menta como un remedio natural eficaz y bien tolerado por los pacientes con síndrome del intestino irritable. La prueba de eficacia más convincente hasta la fecha la proporcionó un metaanálisis de Khanna y sus colegas [2]. Cinco ensayos aleatorios controlados con placebo mostraron una mejoría general de los síntomas del intestino irritable con el uso de aceite de menta (RR = 2,23; IC 95%: 1,78-2,81). Además, el dolor abdominal en particular mejoró en los participantes del estudio (RR = 2,14; IC 95%: 1,64-2,79) [2]. Debido a la buena situación de este estudio, el “American College of Gastroenterology Task Force” también concluyó que el aceite de menta era superior a un tratamiento con placebo puro en el síndrome del intestino irritable [3].
Conclusión: El aceite de menta debería considerarse una opción de tratamiento para el síndrome del intestino irritable. Esta afirmación se basa principalmente en la bien documentada eficacia a corto plazo de la terapia y en los efectos secundarios sólo menores asociados, como el ardor de estómago [1].
Eficacia en la dispepsia funcional
El diagnóstico de “dispepsia funcional” suele ser bastante frustrante para ambas partes, médico y paciente. Los síntomas pueden ser muy heterogéneos, desde el dolor a la sensación de plenitud o el aumento de la formación de gases, y a menudo pasan años antes de que pueda hacerse el diagnóstico. La terapia de este cuadro clínico es igual de difícil, porque todavía no existe un verdadero estándar terapéutico [1]. Sin embargo, algunos estudios han demostrado que una combinación de aceite de menta y aceite de alcaravea puede aliviar los síntomas de la dispepsia funcional, especialmente el dolor y el malestar [1]. Este efecto se debe posiblemente al efecto antiespumante de la combinación de los aceites de menta y alcaravea [4].
Conclusión
El aceite de menta había mostrado algunos efectos prometedores en gastroenterología en estudios anteriores. En consecuencia, parece ser una opción terapéutica segura y bien tolerada, especialmente para los pacientes con síndrome del intestino irritable o dispepsia funcional [1]. El aceite de menta, o mentol, tiene su principal efecto en los síntomas causados por los trastornos de la motilidad, como el dolor o el malestar. El aceite de menta promueve la relajación del tracto gastrointestinal y favorece así su vaciado.
Para los pacientes con dispepsia funcional, los estudios han demostrado que el aceite de menta aporta un alivio adicional debido a su efecto antiemético. En combinación con el aceite de alcaravea, también puede reducirse notablemente la formación de espuma en el tracto gastrointestinal. Según estudios actuales, los aceites esenciales de menta y alcaravea son buenos candidatos para la terapia de dolencias intestinales funcionales como el síndrome del intestino irritable o la dispepsia funcional.
Literatura:
- Shams R, Oldfield EC, et al: Aceite de menta: usos clínicos en el tratamiento de enfermedades gastrointestinales. JSM Gastroenterol Hepatol 2015; 3(1): 1036.
- Khanna R, MacDonald JK, Levesque BG: Aceite de menta para el tratamiento del síndrome del intestino irritable: revisión sistemática y metaanálisis. J Clin Gastroenterol 2014; 48: 505-512.
- Ford AC, Moayyedi P, et al: Monografía del Colegio Americano de Gastroenterología sobre el tratamiento del síndrome del intestino irritable y el estreñimiento crónico idiopático. Am J Gastroenterol 2014; 109 (1): 2-26.
- Koch E, Brauch S, et al: Z Phytother 2015; 36 (1): 34-35 (Póster P11) DOI: 10.1055/s-0035-1565972.
PRÁCTICA GP 2018; 13(9): 40-41