¿Qué es la calidad en la medicina de familia? Esta fue una de las cuestiones rectoras abordadas en el 7º Congreso de la Asociación de Jóvenes Médicos de Familia de Suiza, celebrado en Thun. Qué significa “cuidados”, una palabra para la que la lengua alemana ofrece toda una gama de traducciones con diferentes connotaciones, revelando así las múltiples facetas de la profesión de médico de familia. No es casualidad que el lema “Yes we care” se basara en el eslogan de la campaña de Barack Obama.
Cerca de 500 jóvenes médicos de buen humor se reunieron en Thun para intercambiar ideas, establecer contactos y recibir formación complementaria. Además de las aportaciones prácticas sobre la fundación y gestión de la consulta y de los numerosos seminarios profesionales, los participantes debatieron intensamente la ambivalencia de la profesión de médico general entre el autocompromiso y la vida privada, entre la responsabilidad indelegable como médico y la burocracia, entre la intuición y la pericia.
“El modelo de la medicina basada en la evidencia (MBE) no es, en última instancia, una garantía de calidad al 100%”, afirmó el Dr. Bruno Kissling, de Berna, en la mesa redonda con el etnólogo Dr. phil. Andrea Abraham, Zúrich, de. La experiencia, la pericia y la intuición oscilan. “En medicina de familia, la calidad no es cuantificable, sino sólo perceptible en el bienestar del paciente. Un concepto de calidad que siga la lógica industrial no puede conciliarse con el trabajo diario en la medicina familiar”, afirma Kissling. A menudo, el paciente tiene otros conceptos de salud y quiere ser percibido de forma holística para poder aceptar las ofertas de tratamiento. “Siempre queda un factor de incertidumbre, una característica esencial que se adquiere con esta profesión”. La intuición contribuye significativamente a la elección de la terapia adecuada, pero: “En primer lugar, hay que saber hacer y saber mucho como médico.
El papel de la intuición fue confirmado por el Dr. med. Hans Jakob Zehnder, médico jefe adjunto del hospital de Riggisberg, en la mesa redonda sobre el papel del médico de familia en la sociedad. Los pacientes difíciles suelen ser personas que tienen miedo. La falta de cooperación, los requisitos de atención especial o la expectativa de los pacientes de estar disponibles 24×7 también pueden llevar a los médicos de cabecera a sus límites: a menudo tienen que obligarse a cambiar de perspectiva. Al mismo tiempo, esto es lo más satisfactorio de ser médico de familia: como médico de familia, tiene la oportunidad de acompañar a un paciente durante un largo periodo de tiempo, conocer su entorno social y hacerse una idea de los posibles conflictos a los que se enfrenta una persona en el trabajo, en la familia o en la comunidad del pueblo. Con esta información, los médicos de cabecera pueden comprender mejor las actitudes de los pacientes y ofrecerles una atención integral. Por esta razón, Zehnder también hace hincapié en las visitas a domicilio. Aquí se aprendía a veces más sobre el paciente que en largas conversaciones en las salas de consulta.
Para Zehnder, la formación continua desempeña un papel clave en la competencia de asesoramiento. Por supuesto, no se trata de poder realizar cada operación usted mismo, pero tiene que saber lo que es importante en los cuidados posteriores y, como confidente médico del paciente, tiene que poder aconsejarle adecuadamente. Los médicos deben, si es necesario, saltar por encima de sus sombras y pedir apoyo a sus colegas, incluso aceptar las críticas de los colegas más jóvenes. Advierte contra hacer algo que en principio no se puede hacer, haciéndose eco de la advertencia de Kissling.
Sin embargo, el trabajo de un médico de familia a veces requiere valentía. Hace unos meses, por ejemplo, Zehnder fue asignado como médico de atención primaria de unos 150 solicitantes de asilo fluctuantes en un centro de tránsito de Riggisberg. En aquel momento, había pocas recomendaciones sobre cómo proceder con respecto a la atención primaria. Las personas procedían de sociedades diferentes, algunas estaban traumatizadas y a menudo tampoco era posible la comunicación. Las indicaciones más comunes fueron las enfermedades cutáneas, los problemas ortopédicos y las infecciones. Ha habido que resolver algunos rompecabezas, pero se trata de una cuestión de formación – y de un equipo que también tiene que tener un alto nivel de cualificación profesional actualizada.
¿Dónde están los límites?
La cuestión de la demarcación es siempre importante en la profesión médica. Zehnder también se ha implicado muy personalmente en la atención a los refugiados solicitantes de asilo, por ejemplo cuando puso su propia casa a disposición como alojamiento tras el cierre del centro de tránsito. Las situaciones eran especialmente difíciles cuando los pacientes con graves problemas de salud eran deportados al extranjero. Zehnder dejó muy claro la impotencia con la que uno, como médico tratante, tiene que ver a veces cómo la burocracia pasa a la gente de un lado a otro, “como patatas calientes”. Esto afecta también a las personas que necesitan urgentemente seguridad y continuidad para tener una posibilidad real de supervivencia.
Zehnder explicó que, a pesar de un compromiso excepcional, los límites deben trazarse conscientemente. No lleva a sus pacientes a la esfera privada. La familia, los amigos y las aficiones tienen un papel que desempeñar a la hora de marcar estos límites.
La pediatra Dra. med. Heidi Zinggler Furrer, de Chur, abordó el equilibrio entre sus papeles de médico, esposa y madre en su muy personal y también impresionante charla. Reflexionó sobre el término “cuidado” en relación con los pacientes, con su equipo, con sus hijos y consigo misma, y lo dejó muy claro: todas las relaciones deben ser equilibradas, todos los ámbitos de la vida deben cuidarse. “Cuidar” también incluye el autocuidado y, a veces, por tanto, también la capacidad de distanciarse.
El médico de familia como timonel
En su videomensaje, el Prof. Dr. med. Thierry Carrel, de Berna, destacó el papel especial del médico de cabecera como acompañante a largo plazo de los pacientes. “Los especialistas tienden a ser transeúntes, mientras que un médico de cabecera suele estar mejor situado para juzgar qué terapia conviene a un paciente”, afirma Carell. Zehnder confirmó este papel en una nota escéptica sobre los centros de salud cada vez más populares entre los médicos generalistas más jóvenes: Para el paciente “transeúnte”, un centro de salud es una solución viable, dijo. Sin embargo, los pacientes con tratamientos prolongados y entornos complejos corrían el riesgo de ser “absorbidos” -pasados de vueltas- por las instituciones sanitarias. “Tales pacientes necesitan la orientación de un asesor médico central, y éste es el médico de familia”, es la clara afirmación de Zehnder.
Fuente: 7º Congreso de la JHaS, 29 de abril de 2017, Thun
PRÁCTICA GP 2017; 12(5): 38-39