La calidad de vida tras los tratamientos oncológicos también puede resentirse debido a la alteración de la sexualidad. Las ofertas onco-sexológicas se aceptan con gratitud cuando las inicia el médico.
Actualmente existen datos sobre los efectos de la enfermedad o el tratamiento en la función sexual de muchos grupos de pacientes [1,2]. La incidencia del deterioro sexual oscila entre el 20% y casi el 100%, dependiendo de la población de pacientes, el diagnóstico de la enfermedad y el tipo de tratamiento. En la tabla 1 , un resumen ilustra los problemas sexuales somáticos más comunes.
En una encuesta realizada por la Liga Suiza contra el Cáncer, el 17% de los pacientes y el 16% de las parejas mencionaron la necesidad de “ayuda para afrontar los cambios en su sexualidad”, pero se sintieron en gran medida desatendidos por sus proveedores de tratamiento [3]. No proporcionar cuidados cuando se necesitan puede asociarse a una reducción de la calidad de vida [4,5], a remordimientos por la decisión de tratamiento [6,7], a un aumento de las secuelas psicológicas y a problemas de relación [4,5].
Ocasionalmente, también se produce un aumento del deseo sexual, por ejemplo, en un contexto de desinhibición en los tumores del SNC, ante un cambio de prioridades o el abandono de los inhibidores morales en relación con el diagnóstico de carcinoma. En Mamié, 2017 [8] se ofrece una visión general de las posibles consecuencias sexuales tras el cáncer.
Aspectos psicosociales
Los trastornos sexuales no suelen surgir de una causa única y aislada, sino que son una compleja interacción bio-psico-social.
Imagen corporal, autoestima, identidad: La autodefinición del propio atractivo influye en que una persona se muestre sexualmente a su pareja. En este caso, los hombres suelen ser más sensibles a los cambios en su capacidad de funcionamiento: si ésta se ve restringida, se produce inseguridad, autoestima y crisis de identidad y, como consecuencia, no pocas veces retraimiento y desarrollo depresivo. En las mujeres, los procesos correspondientes se hacen evidentes cuando se ven a sí mismas como ya no atractivas. Los cambios en la imagen corporal también pueden provocar inseguridad, autoestima y crisis de identidad.
Impacto en los socios: Los niveles de estrés de las parejas, y especialmente de las parejas femeninas, de los enfermos de cáncer son comparables a los de los pacientes. También presentan niveles elevados de ansiedad y depresión; ambos están asociados a una disminución de la libido.
Afrontamiento: En muchos casos, la redefinición de la sexualidad después del cáncer se asocia a cambios en las experiencias, alteraciones en el funcionamiento, sentimientos de pena, vulnerabilidad, inseguridad y miedo al fracaso. Una estrategia común para hacer frente a esto es la evitación, pero esto contribuye a perpetuar los síntomas sexuales. Por lo tanto, en la práctica clínica diaria, el asesoramiento/la terapia sexual suele empezar por hacer visibles a la persona afectada las consecuencias del comportamiento evitativo y sopesar si podría merecer la pena una confrontación con el cambio y la experiencia asociada al mismo al servicio de un redescubrimiento de la sexualidad.
Problemas sexuales después del cáncer – soluciones somáticas/funcionales
Los beneficios de las intervenciones onco-sexológicas sobre la función sexual, la calidad de las relaciones y la calidad de vida son indiscutibles [9]. Existen diversas formas de compensar el deterioro de la función sexual a nivel somático/funcional. No pocas veces, éstas se quedan cortas en el sentido de que sólo son parcialmente eficaces o no son aceptadas por los afectados. Por lo tanto, en los enfoques médico/funcionales, la dimensión psicosocial debe atenderse de forma integral al mismo tiempo [10].
Enfoques psicosociales
Los factores psicológicos y sociales también desempeñan un papel esencial en muchos problemas sexuales en oncología. A menudo, las ayudas funcionales no pueden compensar totalmente una limitación. Por lo tanto, se necesita la voluntad de afrontar el cambio por uno mismo y junto con su pareja. Reconocer el propio sufrimiento por la situación y buscar apoyo profesional es el primer paso para afrontarla con éxito. Suavizar las estrategias de evitación, aceptar un cuerpo cambiado y volver a ocuparlo con experiencias positivas puede ir de la mano como un proceso importante en el camino de la rehabilitación con la experimentación de una amplia variedad de sentimientos como la pena, el dolor, la vergüenza, el miedo, la inseguridad o la mortificación. Un apoyo psicoterapéutico cualificado, en el que los sentimientos sean reconocidos, apoyados por el terapeuta, dosificados y siempre puestos en relación con los recursos, los puntos fuertes y el potencial de los afectados, está por tanto muy indicado. También en la pareja, pasar por una amplia gama de sentimientos es un proceso importante para el procesamiento conjunto. Sin embargo, el redescubrimiento de la sexualidad después del cáncer también suele ir asociado a una adaptación. ¿Cómo debe vivirse de nuevo la sexualidad y qué herramientas encajan en ella? Una fuerza importante para la progresión suele ser la curiosidad; si ésta puede despertarse, las fuerzas evasivas y evasivas pierden terreno. Una descripción de los diferentes enfoques de terapia sexual con referencia a su relevancia en el contexto oncológico puede encontrarse en Mamie, 2017 [11].
¿Cuándo y cómo puede abordarse la cuestión?
Faltan pruebas sobre la cuestión del momento adecuado, por lo que la respuesta debe pedirse individualmente al paciente. Las directrices americanas [4,12] recomiendan un cuestionamiento regular de la función sexual antes, durante y después de la terapia oncológica y, en caso necesario, una atención adecuada de los síntomas correspondientes o la derivación a especialistas onco-sexológicos y, en caso necesario, ginecológicos o urológicos.
No para todos los pacientes es importante la eliminación de una restricción sexualmente relevante. Por lo tanto, el factor decisivo para la necesidad de apoyo no es la disfunción objetiva, sino el sufrimiento subjetivo causado por el trastorno sexual. Para abordar el tema de la sexualidad, el modelo PLISSIT [13] presentado en la tabla 2 puede servir de guía. Dependiendo del problema, la derivación a un especialista onco-sexológico puede hacerse ya desde la segunda etapa.
Superar las barreras de comunicación en el tema de la sexualidad
Las dificultades en el ámbito de la sexualidad casi nunca son abordadas por los propios pacientes. Uno de cada dos o tres pacientes depende de una respuesta activa del médico [7]. Las suposiciones no comprobadas sobre la edad, el sexo, el diagnóstico, la cultura o la situación sentimental fueron los motivos por los que los profesionales no respondieron en un estudio australiano [14].
La recomendación personal del oncólogo es uno de los predictores más importantes para el uso del apoyo psicooncológico [15]. Esto también parece ser transferible a las cuestiones onco-sexológicas: En un estudio francés [16], el 51% de las encuestadas se mostraron dispuestas a consultar a un especialista en onco-sexología si éste se lo recomendaba.
Servicios Onco-Sexológicos
Aunque en toda Suiza hay especialistas formados en medicina/terapia sexual, no siempre están disponibles en todo el país. El desplazamiento no debe ser un obstáculo insalvable para los pacientes, ya que en la mayoría de los casos la intervención se limitará a unas pocas sesiones. Como última iniciativa, la Liga Suiza contra el Cáncer ofrece desde marzo de 2019 una hora de consulta separada por correo electrónico sobre el tema de la sexualidad después del cáncer como parte del servicio telefónico oncológico, ofreciendo así a los afectados una oportunidad de bajo umbral para acceder a un asesoramiento profesionalmente cualificado. Se recomiendan las versiones actuales de los folletos de la Liga Suiza contra el Cáncer (Sexualidad masculina 2016; Sexualidad femenina 2015). Tratan de forma exhaustiva y comprensible para los afectados los efectos de las distintas terapias sobre la sexualidad; los aspectos psicológicos y de dinámica de relaciones, sin embargo, se describen con menos profundidad.
Outlook
La implicación de los psicoterapeutas psicooncológicos en la oncología se ha convertido en algo natural. La atención a la sexualidad también debe convertirse en una parte natural del tratamiento oncológico integral. La atención integrada del futuro ofrece a los profesionales formados en terapia sexual como parte de un servicio psico-oncológico-psicoterapéutico dentro de la oncología o como parte de una red asistencial con oportunidades de bajo umbral para el intercambio de información interdisciplinar. Al mismo tiempo, el terapeuta sexual puede proporcionar atención interdisciplinar a otras clínicas asociadas de forma prominente con la sexualidad, como la ginecología y la urología.
Literatura:
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- Navarra S, Eichenberger C, Fluri M, et al: Oncología psicosocial en Suiza. Liga Suiza contra el Cáncer, 2005.
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- Guilts C, Cohen L, Pettaway C, Parker P: Arrepentimiento por el tratamiento y calidad de vida tras la prostatectomía radical. Support Care Cancer 2013; 12: 21.
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- Mamié S: Onco-Sexología 2; Opciones de tratamiento para los problemas de seguimiento sexual tras un cáncer. Suiza. Boletín del cáncer 2017; 03: 256-259.
- Directrices de la NCCN sobre supervivencia: Disfunción sexual (mujer). J Nat Compr Canc Netw 2014; 12: 184-192.
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- Almont T, Delannes M, Ducassou A, et al: Calidad de vida sexual y necesidades de atención sexológica de los pacientes con cáncer ingresados para recibir radioterapia: un estudio transversal de 3 meses en un centro oncológico integral regional de referencia. Revista de Medicina Sexual 2017; 14: 566-576.
InFo ONcOLOGíA & HEMATOLOGíA 2019; 7(4): 20-21.