Recientemente se han publicado dos interesantes estudios sobre el tema “lípidos y prevención cardiovascular”. Un estudio buscó una asociación entre los niveles bajos de HDL y el riesgo de ictus isquémico. Sin embargo, la causalidad sigue sin estar clara. Otro estudio analizó la influencia de una función específica de las HDL, la capacidad de eflujo del colesterol, sobre el riesgo cardiovascular. ¿Es útil el nuevo biomarcador para la estratificación del riesgo?
Aunque los estudios epidemiológicos han demostrado claramente que unos niveles elevados del colesterol “bueno” HDL se asocian a una reducción del riesgo de infarto de miocardio, han fracasado varios intentos de reducir aún más la tasa de enfermedades cardiovasculares aumentando los niveles de HDL con medicación.
Así pues, dado que la relación causal entre la concentración de HDL y la aterosclerosis sigue sin estar clara, en la actualidad se discuten cada vez más los aspectos funcionales de las HDL como posibles factores de influencia cardiovascular. Esto incluye la capacidad de eflujo de colesterol. Describe la capacidad de las HDL para eliminar el colesterol de las células ricas en lípidos (macrófagos) de la pared vascular, absorberlo y transportarlo de nuevo al hígado (“transporte inverso del colesterol”). La capacidad de eflujo de colesterol específica de los macrófagos puede medirse ahora in vitro, lo que llevó a un equipo de investigadores a investigar la relación entre este parámetro y la enfermedad cardiovascular aterosclerótica en 2924 adultos [1]. El criterio de valoración primario consistió en un primer infarto de miocardio no mortal o un segundo infarto de miocardio no mortal. Accidente cerebrovascular o revascularización coronaria o muerte de causa cardiovascular. La población del estudio se observó durante un periodo medio de 9,4 años.
En un análisis que excluía la influencia de otros parámetros (factores de riesgo tradicionales, nivel de HDL y concentración de partículas), se produjo una reducción del riesgo del 67% de sufrir acontecimientos cardiovasculares entre el cuartil de mayor capacidad y el de menor (HR 0,33; IC 95%, 0,19-0,55). Así que cuanto mayor sea el eflujo, mejor. Por el contrario, los niveles basales de HDL no mostraron ninguna asociación con la variable principal de valoración en el análisis ajustado. Los niveles de HDL se asociaron claramente con varios factores de riesgo y variables metabólicas, mientras que la capacidad de eflujo de colesterol sólo se asoció débilmente.
Los autores concluyen que la capacidad de eflujo de colesterol no sólo es un indicador de la funcionalidad de las HDL, sino que también está relacionada de forma estadísticamente relevante con el riesgo cardiovascular. Por lo tanto, podría mejorar la evaluación del riesgo individual en el futuro.
HDL significativo en el ictus isquémico
Otro estudio investigó la asociación entre los lípidos y los acontecimientos vasculares isquémicos [2]. Aquí también se demostró que las HDL desempeñan un papel fundamental. En concreto, el estudio analizó la incidencia de ictus isquémicos en una cohorte de Framingham formada por 6.276 participantes en el estudio que no habían sufrido previamente un ictus, y la incidencia de infarto de miocardio en una segunda cohorte de 5.875 personas (previamente sin infarto de miocardio). El periodo de observación fue de diez años en cada caso, y la edad media en ambos grupos fue de 64 años. El 56% y el 58% de los participantes en el estudio eran mujeres.
301 participantes sufrieron un ictus isquémico por primera vez. El análisis multivariable mostró que tanto unos niveles plasmáticos bajos de colesterol HDL de ≤40 mg/dl como una relación entre el colesterol total y el HDL de ≥5 aumentaban significativamente el riesgo de sufrir un acontecimiento de este tipo, en un 59% (HR 1,59; IC 95%, 1,23-2,05) o más, respectivamente. 47% (HR 1,47; KI 95%, 1,15-1,87). Por el contrario, ni el colesterol total ni el colesterol LDL ni los triglicéridos aumentaron el riesgo. En el análisis se tuvieron en cuenta factores como la diabetes, el tabaquismo y la hipertensión.
En la segunda cohorte, se produjeron 403 infartos. Esta muestra se utilizó como control para confirmar la precisión de la medición. Como era de esperar, existían asociaciones entre todos los marcadores lipídicos analizados y el riesgo de infarto de miocardio.
Los autores concluyen que las HDL parecen tener una importancia central en los accidentes cerebrovasculares isquémicos. Sin embargo, persiste el problema de la relación causal: Se sabe que ciertas condiciones genéticas están asociadas a los niveles de HDL. En el presente caso, sin embargo, no se encontró ninguna correlación entre la puntuación de riesgo genético y la incidencia de ictus (se habían estudiado 47 polimorfismos), lo que de nuevo no apoya una interpretación causal.
Literatura:
- Rohatgi A, et al: Capacidad de eflujo del colesterol HDL y acontecimientos cardiovasculares incidentes. N Engl J Med 2014 Dic 18; 371(25): 2383-2393.
- Pikula A, et al: Mediciones de lípidos y lipoproteínas y el riesgo de eventos vasculares isquémicos. Neurología 7 de enero de 2015. doi: 10.1212/WNL.000000001202 [Epub ahead of print].
PRÁCTICA GP 2015; 10(4): 2