Muchos tratamientos dirigidos contra el cáncer favorecen el desarrollo de piel seca, la llamada xerodermia o xerosis cutis. Un metaanálisis muestra ahora lo elevadas que son realmente la incidencia y el riesgo relativo.
A partir de tres bases de datos, a saber, PubMed (1966-2013), Web of Science (1998-2013) y resúmenes de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (2004-2013), los investigadores recopilaron datos clínicos sobre un total de 58 agentes dirigidos utilizados en la terapia contra el cáncer, entre ellos inhibidores de la tirosina quinasa, anticuerpos monoclonales, terapias hormonales e inhibidores del proteasoma. En total, analizaron 99 ensayos de fase II y 31 de fase III. El objetivo era determinar la incidencia y el riesgo de xerosis en esta población.
Casi una quinta parte de los pacientes sufre sequedad cutánea
Se sabe que el prurito puede provocar una reducción de la dosis o incluso la interrupción de una terapia dirigida contra el cáncer. La xerosis, por su parte, ha recibido menos atención como síntoma acompañante, pero favorece la destrucción de la barrera cutánea y es, por tanto, un precursor decisivo de las infecciones, la sensibilización y el prurito.
La tasa de incidencia de xerosis de grado 1-4 fue del 17,9% (IC 95%: 15,6-20,4%) en la población estudiada. Los casos de alto grado (grado 3) fueron mucho más raros, con un 1% (IC 95%: 0,9-1,5%). Por lo tanto, también está claro que la propia terapia contra el cáncer sólo tuvo que interrumpirse o reducirse la dosis en casos aislados debido a la xerosis. Según los investigadores, los medicamentos de nueva generación mostraron manifestaciones menos graves de sequedad cutánea.
En general, el riesgo de desarrollar cualquier grado de xerosis fue casi tres veces mayor en los pacientes con cáncer en comparación con la población general (RR 2,99 [95%-KI 2,0-4,3]). Como era de esperar, los valores variaron significativamente en función del fármaco utilizado.
Vigilar la piel seca como síntoma acompañante
Los autores concluyen que los pacientes sometidos a una terapia específica contra el cáncer tienen un riesgo significativamente mayor de padecer xerosis.
La importancia del estudio es limitada, ya que el registro de la xerosis varió en función del médico tratante y de la institución implicada. La incidencia también depende en gran medida de la edad, las comorbilidades, los medicamentos concomitantes y las neoplasias subyacentes y, por supuesto, del estado de la piel.
A pesar de las deficiencias metodológicas, tiene sentido aconsejar a los pacientes con cáncer desde el principio sobre este síntoma acompañante y tratar la piel seca si es necesario. Como acompañamiento, los afectados deben evitar las duchas calientes/largas, la limpieza con cepillo y los productos para el cuidado de la piel con pH alto, fragancias o alcohol.
Teniendo en cuenta el problema de la piel seca, en el mejor de los casos pueden evitarse las limitaciones en la calidad de vida y los problemas de adherencia al tomar medicamentos contra el cáncer. El objetivo es tratar la piel seca en una fase temprana y prevenir así el prurito y la consiguiente reducción de la dosis o interrupción de la terapia contra el cáncer.
Fuente: Valentine J, et al.: Incidencia y riesgo de xerosis con terapias dirigidas contra el cáncer. JAAD 27 de enero de 2015 [Epub ahead of print].
InFo ONCOLOGÍA Y HEMATOLOGÍA 2015; 3(6): 5