Aunque todos los médicos entren en contacto con el linfoma de Hodgkin a más tardar durante sus estudios y conozcan al menos superficialmente la fisiopatología de este cuadro clínico, el epónimo de la enfermedad de Hodgkin es en gran parte desconocido. Esto por adelantado: se trata de un devoto cuáquero que hizo numerosas y valiosas contribuciones en una carrera médica que sólo duró doce años. Sin embargo, se le negó el acceso a la práctica clínica. Igual que la ansiada boda.
Aunque la enfermedad conocida hoy como “enfermedad de Hodgkin” fue descrita por primera vez por Marcello Malpighi en 1666, su homónimo es otra persona [1]. 166 años más tarde, en enero de 1832, Thomas Hodgkin abordó el cuadro clínico en su artículo “Sobre las apariencias mórbidas de las glándulas adsorbentes y el bazo”, y así hizo inmortal su nombre. En el curso de la exploración posterior, también hubo muchas oportunidades para que otros científicos se inmortalizaran. Cabe mencionar aquí a Carl Sternberg y Dorothy Reed, que descubrieron de forma independiente las células multinucleadas de Sternberg-Reed características del linfoma de Hodgkin en 1898 [2]. Con Ann Arbor, casi cien años después, también se incluyó una localidad en la terminología médica. La ciudad estadounidense de Michigan fue la sede de una conferencia internacional en 1971 en la que se elaboró la clasificación de Ann Arbor de la enfermedad de Hodgkin, que sigue siendo válida hoy en día.
Científico y filántropo
Pero volvamos al protagonista: Thomas Hodgkin. ¿Quién era este hombre que abandonó su carrera médica frustrado a los 39 años? Su historia comenzó en Pentonville, Inglaterra, donde Hodgkin nació en el seno de una devota familia cuáquera en 1798. Fiel a su ascendencia, hizo campaña contra la humillación y la discriminación durante toda su vida. A los 21 años publicó un ensayo en el que denunciaba la colonización y la opresión asociada de los pueblos indígenas de América. Además de la justicia social, el joven también se interesaba por la ciencia y realizó un aprendizaje en una farmacia. Después fue a Edimburgo a estudiar medicina. En 1823, el año de su graduación, ya conoció al que probablemente fue su paciente más importante: Moses Montefiore, un rico filántropo que iba a tener una influencia decisiva en su vida.
Tras graduarse, Hodgkin se convirtió en el primer profesor de anatomía y conservador del museo de la recién inaugurada Escuela de Medicina del Hospital Guy de Londres. A pesar de doce productivos años durante los cuales Thomas Hodgkin, entre otras cosas, catalogó más de 3.000 especímenes, publicó el primer libro de texto sistemático de patología en Inglaterra y realizó cientos de autopsias, su carrera médica terminó en 1837 cuando se le denegó un puesto clínico en el Hospital de Guy. No obstante, la investigación y la enseñanza de Hodgkin cambiaron la historia de la medicina.
Por ejemplo, llevó el primer estetoscopio a su hospital y proporcionó lo que se cree que fue la segunda descripción de la enfermedad de Hodgkin. La primera vez que se llamó “enfermedad de Hodgkin” a este linfoma maligno fue en 1865 en el trabajo de otro médico que también trabajaba en el Hospital de Guy, un nombre que se quedó. Sin embargo, la amenaza de la enfermedad cambió drásticamente con el paso de los años, afortunadamente. En el momento de su descubrimiento por Thomas Hodgkin, el 90% de los afectados morían en los tres años siguientes al diagnóstico.
Hodgkin declinó su admisión en el prestigioso Real Colegio de Médicos en 1836, ya fuera por motivos de equidad o -como se supone más a menudo- por miedo a no ser reconocido por los demás miembros por no haber estudiado en Oxford o Cambridge. Esta decisión podría haber sido decisiva para el curso posterior de su carrera. Pues a Hodgkin, contrariamente a sus aspiraciones, no le dieron un puesto clínico en el Hospital de Guy. Su compromiso social también puede haber desempeñado un papel en ello. Después de todo, el director del hospital era miembro del consejo de la Compañía de la Bahía de Hudson, a la que Hodgkin criticó dura y repetidamente por explotar a los nativos americanos. Cualquiera que fuera la causa del rechazo de Hodgkin, provocó el fin de su carrera médica. En general, Hodgkin, que aún no había cumplido los 40 años, no tuvo suerte en esta época. Así, además de un puesto clínico, también se le negó el matrimonio con su gran amor, que era su prima hermana. Tal conexión estaba prohibida en los círculos cuáqueros en tiempos de Hodgkin, y dos peticiones de excepción no fueron concedidas. En 1849 Hodgkin sí se casó: Sara Scaife, viuda y no cuáquera.
Nada humano le era ajeno
Una vez finalizada su carrera médica, el compromiso social de Hodgkin permaneció. Estuvo en Norteamérica, Australia, África, Siria y Libia, entre otros lugares – siempre bajo la mano protectora de su mecenas Moses Montefiore, de quien Hodgkin fue médico personal. El enfoque de sus misiones era tan variado como las áreas operativas. Por ejemplo, Hodgkin dio conferencias sobre higiene e hizo campaña a favor de la protección de los niños trabajadores y de los judíos. En un viaje conjunto con Montefiore, el médico personal en Palestina finalmente enfermó él mismo de enteritis grave y murió a la edad de 67 años el 4 de abril de 1866. El cuerpo fue enterrado en Jaffa bajo el epitafio “Nada humano le era ajeno”. Sólo unos días después de la muerte de Hodgkin, falleció también su gran amor, su prima Sarah Godlee Rickman.
Fuente: Stone MJ: Thomas Hodgkin: médico inmortal e idealista intransigente. Actas (Centro Médico de la Universidad de Baylor). 2005; 18(4): 368-375.
Literatura:
- Cowan DH: Vera Peters y la curabilidad de la enfermedad de Hodgkin. Oncología actual. 2008; 15(5): 206-210.
- Stuart-Smith J: Células de Reed-Sternberg. 2020. https://litfl.com/reed-sternberg-cells (última consulta: 10.09.2021)
InFo ONCOLOGÍA Y HEMATOLOGÍA 2021; 9(5): 42