A finales de enero se celebró en Olten el simposio anual para médicos generalistas y ginecólogos. HAUSARZT PRAXIS estuvo in situ e informa, por un lado, sobre el problema de la administración de medicamentos durante el embarazo y, por otro, sobre la dismenorrea primaria y secundaria.
La Prof. Dra. med. Irene Hösli, de la Clínica de Obstetricia y Medicina del Embarazo de Basilea, habló sobre el tema “La medicación durante el embarazo”. Señaló que el uso de medicamentos en mujeres embarazadas durante los tres primeros meses ha aumentado un 60% en los últimos 30 años. Esto se debe principalmente al aumento de las enfermedades crónicas maternas con el incremento de la edad, el aumento del IMC, etc. Las mujeres embarazadas toman hoy en día hasta cuatro medicamentos diferentes durante el primer trimestre, e incluso hasta ocho medicamentos durante todo el embarazo, a menudo en automedicación. Las malformaciones se producen en el 3-6% de todos los embarazos, y en aproximadamente el 1-5% de los casos los fármacos son el factor desencadenante (Tab. 1).
Por tanto, las sustancias farmacológicas siempre entrañan riesgos potenciales para la madre y el feto, que deben sopesarse en función de la situación. Esto no se aplica al ácido fólico y a los preparados vitamínicos que se administran como complementos alimenticios antes y durante el embarazo para proporcionar un apoyo óptimo a la madre y al niño.
La profesora Hösli abordó específicamente el problema de la depresión en el embarazo: Según datos recientes, entre el 3% y el 6% de todas las mujeres embarazadas son tratadas con ISRS debido a una depresión moderada o grave. Las mujeres embarazadas con una depresión conocida deben continuar sin duda la terapia antidepresiva, ya que la tasa de recaída es muy alta. El beneficio superaría claramente al riesgo en este caso. Tomadas periconceptualmente o en el primer trimestre, no hubo un aumento del riesgo de malformaciones ni para la sertralina ni para el citralopram, y un ligero aumento del riesgo de malformaciones cardiacas para la fluoxetina y la paroxetina. Entre los antidepresivos tricíclicos, la nortriptilina, la lmipramina y la amitriptilina son los fármacos de elección. En el segundo trimestre o en el periparto, pueden producirse trastornos de adaptación en dos o tres de cada diez recién nacidos bajo antidepresivos, por lo que puede ser necesario un seguimiento neonatal. La cuestión de si la medicación debe reducirse o interrumpirse entre dos y cuatro semanas antes del parto es controvertida.
Tratamiento de la dimenorrea
El Prof. Dr. med. Wolfgang Schöll, de la Clínica Universitaria de Ginecología del Inselspital de Berna, ofreció información sobre el tratamiento de la dismenorrea primaria y secundaria. La dismenorrea primaria afecta al 60-70% de todas las jóvenes y mujeres: Durante la menstruación, se producen dolores recurrentes en el bajo vientre, similares a calambres, sin que exista una anatomía patológica reconocible. Náuseas, vómitos, dolor de cabeza, dolor de espalda, somnolencia e incluso diarrea pueden acompañar al dolor abdominal tipo cólico que comienza horas antes de la menstruación y puede durar días.
Sin embargo, especialmente en la tercera y cuarta década de la vida, puede aparecer entonces una dismenorrea secundaria progresiva con un cuadro doloroso durante la menstruación asociado a un hallazgo patológicamente tangible en la pelvis, a menudo endometriosis. Las malformaciones de Müller, la adenomiosis, los miomas, los quistes ováricos, los pólipos endometriales, las adherencias, la estenosis del canal cervical, los DIU horizontales, la varicosis genital y los cambios no genitales pueden ser otras causas de dismenorrea secundaria.
La gravedad del dolor menstrual y la posible obstrucción de las actividades cotidianas definen el uso de analgésicos. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son la primera elección, según el profesor Schöll, y se prefieren los inhibidores de la COX-1 a los de la COX-2. En casos especialmente graves, la terapia puede comenzar el día anterior al periodo menstrual previsto. Los derivados del ácido mefenámico pueden ser ligeramente más eficaces que los derivados del ácido propiónico, como el lbuprofeno o el naproxeno. El metamizol, que no es un AINE y es excelente para el dolor visceral, es una buena alternativa. Según el profesor Schöll, el uso de enfoques no farmacológicos como la acupuntura y la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS) también está justificado por las pruebas. Si los AINE resultan insuficientes para controlar el dolor o si se desea evitar la concepción, se utilizan píldoras anticonceptivas orales (ACO), que disminuyen los niveles de prostaglandinas uterinas y reducen la cantidad de sangre menstrual al suprimir la ovulación. En casos graves, pueden combinarse AINE y ACO. En la dismenorrea secundaria, que requiere un mayor esclarecimiento patológico, es necesaria una terapia causal y multimodal.
Séverine Bonini
Fuente: 32º Simposio para médicos generalistas y ginecólogos, 30 de enero de 2014, Olten
PRÁCTICA GP 2014; 9(3): 34-35