Hablar del comportamiento del corazón bajo los efectos del rendimiento físico es como un (agradable) regreso a la historia de la medicina deportiva, ya que el estudio del “órgano vital” fue una de las primeras tareas de la entonces aún joven materia. El término “corazón deportivo” se definía principalmente mediante la percusión, la auscultación y la radiografía y sigue utilizándose hoy en día, aunque con algo más de precisión gracias al uso de las nuevas tecnologías. ¿Cómo reacciona el corazón a las actividades deportivas y qué cambios están relacionados con el entrenamiento y cuáles son patológicos? De esto trataremos a continuación.
Básicamente, como la mayoría de las estructuras orgánicas, el miocardio del tejido muscular estriado especial responde a estímulos medidos y repetidos. La tabla 1 muestra los procesos de adaptación más importantes bajo la actividad física a nivel del corazón.
Ni que decir tiene que los efectos del entrenamiento no se detienen en el corazón, sino que también provocan, entre otras cosas, adaptaciones en los sistemas circulatorio y neurovegetativo, que a su vez también afectan al corazón. Estas adaptaciones estructurales y funcionales provocan cambios fisiológicos inducidos por el ejercicio en el ECG en reposo del deportista en hasta un 80% de los registros, lo que comprensiblemente puede causar algunos problemas. Pues no es fácil, ni siquiera para los más entrenados, distinguir estos cambios fisiológicos de los patológicos del ECG.
Se podría replicar que el atleta joven y básicamente sano rara vez necesita una aclaración del ECG, lo cual es muy posible. Pero con la (sensata) defensa de los reconocimientos médicos deportivos en todo el mundo, casi todos los modelos de SPU recomiendan el ECG en reposo, que saca a la luz estos cambios tan frecuentes. Una interpretación limpia es esencial en esta fase para mantener el valor del examen, pero sobre todo para evitar en la medida de lo posible exámenes adicionales preocupantes y costosos.
Las trampas de la tecnología moderna
Este problema de interpretación del ECG de un atleta aparentemente “no normal” se ve agravado por el hecho de que en la mayoría de los casos el atleta examinado es completamente asintomático, lo que puede crear incertidumbre en el médico. Y por último, la tecnología moderna tampoco ayuda mucho: en algunos registradores de ECG, un programa informático integrado interpreta las curvas, lo que puede dar lugar a los hallazgos más absurdos con descripciones muy patológicas (infarto, etc.). En este contexto, huelga decir que en presencia de síntomas (síncope, mareo, dificultad para respirar, opresión torácica durante el ejercicio, palpitaciones o tartamudeo, torsión del rendimiento, morfología de Marfan, etc.) y/o con antecedentes personales y familiares positivos (muerte súbita cardiaca en la familia), los cambios sospechosos en el ECG deben aclararse más.
¿Qué dicen las directrices?
Las sociedades científicas de cardiología de Europa y América (o sus grupos de trabajo de medicina deportiva) han abordado seriamente este problema específico de la medicina deportiva y han publicado directrices claras en los últimos años. Con la publicación de los Criterios de Seattle en 2013, la cuestión volvió a concretarse.
Hoy en día, según las recomendaciones de la sociedad profesional, los cambios en el ECG del deportista se dividen en “comunes, relacionados con el ejercicio” y “poco comunes, no relacionados con el ejercicio” y en miocardiopatías y cardiopatías eléctricas primarias según los criterios de Seattle, que conllevan una mayor especificidad con una sensibilidad preservada en comparación con las clasificaciones anteriores. El cuadro 2 muestra esta subdivisión [1].
La lectura de esta tabla, especialmente en lo que se refiere a la columna de la derecha, asustará bastante a los no especialistas, y es gratificante que, gracias a las investigaciones de un científico suizo, un importante fabricante de equipos de ECG haya desarrollado ahora un software de lectura que también es muy adecuado para los ECG deportivos. También existen opciones de formación en línea para médicos sobre cómo interpretar el ECG del deportista (véase [2]).
El ECG de 12 derivaciones, como complemento de la historia clínica y el examen clínico, ha demostrado claramente su valor en el cribado de atletas para detectar anomalías cardiacas potencialmente letales que podrían provocar una muerte súbita: En una de las principales causas, la miocardiopatía hipertrófica, el ECG puede diagnosticar hasta el 90% de los casos, en la miocardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho hasta el 80%, y en los trastornos eléctricos también un número elevado. Por tanto, no es necesario subrayar la importancia de una interpretación correcta.
Literatura:
- Drezner JA, et al: Interpretación electrocardiográfica en atletas: los “Criterios de Seattle”. Br J Sports Med 2013; 47: 122-124.
- http://learning.bmj.com/ECGathlete. Último acceso 7.5.2015
PRÁCTICA GP 2015; 10(5): 6-7