Cada año, alrededor de 280.000 personas sufren un infarto sólo en Alemania. Además de la hipertensión, los altos niveles de colesterol en sangre, el tabaquismo, la obesidad y la falta de ejercicio son las principales causas de esta grave enfermedad.
Científicos de la Charité y del Instituto de Investigación Sanitaria de Berlín (BIH), junto con colegas de la Clínica Cleveland de Ohio, han descubierto ahora que ciertos metabolitos del microbioma intestinal también pueden aumentar el riesgo de infarto de miocardio. Los pacientes con una concentración elevada de óxido de trimetilamina tenían un riesgo de infarto entre dos y cinco veces mayor que las personas con una concentración baja. Según los científicos, el metabolito estimula aparentemente las células endoteliales para formar factores que favorecen la coagulación de la sangre y la inflamación vascular. Esto a su vez pone en acción a los monocitos, que a su vez favorecen la aterosclerosis y la trombosis en las paredes de los vasos sanguíneos. El descubrimiento de la conexión entre el microbioma y los infartos hace albergar esperanzas de nuevas opciones terapéuticas. El objetivo es reducir el riesgo de infarto influyendo en las bacterias sin aumentar el riesgo de hemorragia.
Fuente: Comunicado de prensa del Instituto de Salud de Berlín (BIH), Cómo influyen las bacterias intestinales en el riesgo de infarto, 10.12.2018
CARDIOVASC 2019; 18(1): 4