Los síntomas de la rinitis alérgica pueden aparecer de forma estacional o persistir durante un periodo de tiempo más largo. La enfermedad es un problema mundial creciente. Además, los costes de la terapia son enormes y a menudo se subestiman.
La rinitis alérgica (RA) es una enfermedad de la mucosa nasal. Se basa en una reacción inflamatoria mediada por IgE que se desencadena por ciertas sustancias, normalmente inofensivas. Además de los signos característicos, una prueba de alergia puede confirmar la sospecha. Un estudio prospectivo realizado en Alemania, Francia, Italia, España y el Reino Unido investigó la carga de una RA. Se distinguió entre RA estacional, perenne y la aparición simultánea de ambos tipos. Se recopilaron los datos de 1482 pacientes y se cotejaron con los historiales de 415 médicos. La mayoría de los pacientes presentaba síntomas de moderados a graves (67,2%; n=996), el 42,5% (n=630) tenía una forma persistente y el 31,5% (n=467) tenía comorbilidades como el asma [1].
Problema creciente
En comparación con los médicos, los pacientes calificaron su enfermedad significativamente más a menudo como más grave en los tres tipos (p<0,001). Para los pacientes en particular, la elevada carga de RA es un problema muy serio: los síntomas no controlados pueden afectar negativamente al sueño, al bienestar general y a la calidad de vida [1]. Esto puede manifestarse además por un descenso del rendimiento escolar o laboral, ansiedad y depresión, así como fatiga y cambios de humor [2].
El panel de expertos ARIA (Rinitis Alérgica y su Impacto en el Asma) de la OMS observa una prevalencia creciente de la RA: más del 40-50% de las pruebas de alergia en Europa, EE.UU. y Australia-Nueva Zelanda mediante pruebas cutáneas o séricas son positivas. De ellos, la mayoría de los pacientes fueron diagnosticados de RA y/o asma. Estimaciones conservadoras sugieren que alrededor de 500 millones de personas en todo el mundo padecen RA. La tendencia va en aumento, especialmente en regiones en las que hasta ahora sólo se había observado una incidencia baja o moderada de la RA [2].
La terapia de los 3 pilares
En el tratamiento de la RA, es primordial evitar los alérgenos. La inmunoterapia alergeno-específica es la segunda medida básica, con la que es posible una eliminación causal del problema. Además de la administración subcutánea, ahora también existen formas sublinguales del preparado con las que difícilmente cabe esperar un choque anafiláctico.
Además, la terapia sintomática con medicación desempeña un papel importante. Antagonistas de los receptores H1 del La primera generación ya sólo se utiliza con moderación. Su mayor inconveniente: pueden causar fatiga y efectos anticolinérgicos. Por lo tanto, principalmente los antagonistas de los receptores H1 del Preferiblemente de 2ª generación. Los niveles plasmáticos máximos se alcanzan al cabo de una hora por vía oral, y los aerosoles nasales o las gotas oculares alivian los síntomas incluso en la mitad de tiempo. Por el contrario, el efecto completo del ácido cromoglícico estabilizador de mastocitos se produce como muy pronto a las dos semanas, y a menudo sólo se consigue un éxito moderado.
Preparados intranasales
La situación es diferente con los glucocorticoides intranasales: Se dice que son los más eficaces. También cabe mencionar los anticolinérgicos intranasales, que están especialmente indicados para el tratamiento de la rinorrea en la rinitis alérgica y no alérgica perenne [2]. Además, cada vez hay más estudios que abogan por los antihistamínicos intranasales, y las directrices siguen recomendando principalmente los preparados intranasales [3].
Costes elevados, bajo cumplimiento
El impacto económico de la RA es enorme. En 2005, se estimó que EE.UU. incurrió en aproximadamente 3.400 millones de dólares en costes médicos directos totales. Casi la mitad se gastó en medicamentos con receta. Además, hay costes ocultos debidos a los antibióticos, el asma, la sinusitis crónica o los ingresos hospitalarios de urgencia, así como costes indirectos como los días de trabajo perdidos. Además, el coste total del tratamiento de la RA está aumentando: mientras que en 2000 se gastaron unos 6.000 millones, en 2005 ya eran 11.200 millones en EE.UU.
Sin embargo, muchos pacientes no se mantienen fieles a su terapia. Posibles razones: La medicación no alivia los síntomas como se esperaba, hay efectos secundarios indeseables o el manejo es poco práctico. Por lo tanto, debe aspirarse a un buen cumplimiento por parte del paciente con una terapia adaptada, por ejemplo con anticolinérgicos intranasales [3].
Monika Lenzer
Literatura:
- Canonica GW, et al: Una encuesta sobre la carga de la rinitis alérgica en Europa. Alergia 2007; 62 (85): 17-25.
- Bousquet J, et al: Rinitis alérgica y su impacto en el asma (ARIA) Actualización 2008. Alergia 2008; 63(86): 8-160.
- Meltzer EO, et al: El impacto económico de la rinitis alérgica y las directrices actuales para su tratamiento. Ann Allergy Asthma Immunol 2011; 106: S12-S16.