En términos de tolerabilidad, el ozanimod se compara bien con otros moduladores de los receptores de esfingosina-1-fosfato [1–3]*. En los ensayos pivotales, las tasas de abandono debidas a efectos secundarios se situaron en torno al 3%, con tasas comparables en los distintos grupos de tratamiento. Las reacciones adversas al fármaco observadas con mayor frecuencia durante el tratamiento con ozanimod fueron nasofaringitis, infecciones del tracto respiratorio superior, infecciones del tracto urinario, elevación de los niveles de alanina aminotransferasa y γGT, hipertensión y cefalea.
En ambos ensayos de fase III, los motivos más frecuentes de interrupción fueron la “retirada voluntaria” y los efectos secundarios [2,3]. En el estudio SUNBEAM se produjeron interrupciones del estudio directamente relacionadas con reacciones adversas al fármaco con una duración mínima de 12 meses en el 1,5%, respectivamente en el 2,9% en los grupos de terapia con ozanimod y en el 3,6% en el grupo de terapia con interferón (Tabla 1). En el estudio RADIANCE, con una duración de la intervención de 24 meses, los abandonos directamente atribuibles a los efectos secundarios se estimaron en torno al 3% en los grupos de intervención y al 4,1% en el grupo de control. Así, la terapia con interferón β1a dio lugar al mayor número de interrupciones del tratamiento claramente asociadas a efectos secundarios en ambas cohortes, aunque la tolerabilidad del nuevo principio activo parece ser buena [2,3].
La nasofaringitis como efecto secundario más frecuente
Los pacientes que experimentaron reacciones adversas al fármaco durante los ensayos pivotales tenían más probabilidades de padecer nasofaringitis [2,3]. Otras enfermedades infecciosas como las infecciones del tracto respiratorio superior, las infecciones del tracto urinario o la faringitis aislada se produjeron con algo menos de frecuencia, con cursos en su mayoría leves. Se observaron elevaciones de las enzimas hepáticas, en particular ALT y γGT, con una frecuencia significativamente mayor con el tratamiento con Ozanimod que con el tratamiento con interferón β1a en ambos estudios de fase III. Por lo tanto, se recomienda precaución en pacientes con insuficiencia hepática y el fármaco está contraindicado en aquellos con Child- Pugh clase C [4]. Otros efectos secundarios fueron la hipertensión, que fue especialmente prevalente en el estudio RADIANCE, la hipercolesterolemia, la cefalea, el dolor de espalda, la artralgia, la fatiga y el dolor abdominal superior (resumen 1). Bajo estrecha vigilancia oftalmológica, se produjeron raros casos de edema macular en ambos ensayos de fase III [2,3]. Mientras que en la cohorte RADIANCE se vieron afectados un total de 5 pacientes, 2 de los cuales recibieron interferón β1a, en el estudio SUNBEAM exactamente un participante por brazo de estudio desarrolló el patrón de la enfermedad. En todos los casos, los factores de riesgo o las comorbilidades causantes, como las coroidopatías, existían antes de la terapia. En cada caso, el tratamiento se interrumpió inmediatamente después del diagnóstico.
Hasta el momento, las frecuencias de las reacciones adversas al fármaco se corresponden con las observadas en los dos ensayos clínicos controlados de forma activa [5]. No obstante, debido a la introducción relativamente reciente del fármaco, es importante un estrecho seguimiento posterior, como el llevado a cabo por el actual estudio abierto DAYBREAK [5] y, por supuesto, por las autoridades del medicamento. La conclusión es que las infecciones son los efectos secundarios más frecuentes, lo que puede explicarse por la consecuente regulación a la baja del sistema inmunitario, teniendo en cuenta el modo de acción.
Cálculo coste-beneficio en comparación
Hasta ahora, sólo existe una comparación indirecta realizada por Swallow E et al., que compara el ozanimod con fármacos similares como el modulador del receptor S1P fingolimod [1]*. Esto no sólo es favorable para el perfil de seguridad, sino también con respecto a la tolerabilidad y, por tanto, al perfil coste-beneficio de la nueva sustancia activa.
Tras un año de terapia, se observaron significativamente menos reacciones adversas al fármaco y elevaciones de las enzimas hepáticas, así como recuentos medios de linfocitos más elevados bajo tratamiento con Ozanimod [1]. Además, al comparar los agentes al cabo de 2 años, se observaron menos efectos secundarios bajo la terapia con Ozanimod. En particular, las infecciones hepáticas, las elevaciones hepáticas y la bradicardia se produjeron con menor frecuencia durante el tratamiento con ozanimod. El espectro de reacciones adversas fue comparable para ambos fármacos. En los estudios pivotales sobre fingolimod, hubo significativamente más interrupciones del estudio en general debido a efectos secundarios, lo que apoya la tesis de una tolerabilidad comparativamente mejor de ozanimod.
Actualmente sigue pendiente una comparación directa con sustancias activas alternativas, también en lo que respecta a la tolerancia a la droga, y hay que esperar datos a largo plazo. Sin embargo, el ozanimod parece ser un agente bien tolerado, como sugieren los datos obtenidos hasta ahora.
* Ocurrió en >2% de los pacientes en tratamiento con Ozanimod, con una incidencia al menos un 1% mayor que en el grupo de interferón OZA=Ozanimod; IFN=Interferón beta-1a
Literatura