Los cambios de temperatura y humedad típicos de la estación fría van acompañados de un aumento de las infecciones víricas respiratorias. Además de las vacunas y los medicamentos antivirales, se recomienda una higiene constante y un estilo de vida saludable para controlar las infecciones respiratorias. Si se sospecha la presencia de COVID-19, debe realizarse lo antes posible una prueba en el punto de atención y un diagnóstico por PCR.
Hay varias razones por las que la susceptibilidad a las infecciones víricas respiratorias aumenta en invierno. Por un lado, la inhalación de aire frío afecta directamente a las membranas mucosas del tracto respiratorio superior, perjudica el aclaramiento mucociliar y aumenta la producción de mucosidad. En segundo lugar, el aire frío y seco debilita las respuestas inmunitarias antivirales innatas locales [1]. El descenso de la humedad absoluta es uno de los principales factores ambientales que desencadenan un aumento estacional de los casos de gripe al provocar una baja humedad relativa en los espacios interiores caldeados [1,14]. La carencia estacional de vitamina D también debilita la eliminación directa de patógenos. Además de las oleadas anuales de gripe y resfriado en la estación fría, el nuevo SARS-CoV-2 también ha aparecido en invierno [1]. Los virus de la gripe, los coronavirus humanos y los virus sincitial respiratorio humano también se denominan virus de invierno (Fig. 1) . Los virus de todo el año incluyen los adenovirus, el bocavirus humano, el metapneumovirus humano (hMPV) y los rinovirus. En resumen, la estacionalidad de los virus respiratorios se debe a los parámetros medioambientales y al comportamiento humano.
Factores medioambientales estacionales: Temperatura y humedad
La temperatura y el contenido de humedad del aire ambiente influyen en la mucosa nasal y traqueal al respirar. Varios estudios recientes demuestran que la temperatura y la humedad pueden afectar a la inmunidad antivírica innata del huésped contra las infecciones víricas respiratorias [2–4]. La eficacia de las vías de transmisión también se ve influida por los cambios estacionales del clima exterior y del clima interior. Se cree que la temperatura y la humedad modulan la infectividad de los virus al afectar a las propiedades de sus proteínas de superficie y de su membrana lipídica [1,5,6]. Se ha demostrado empíricamente que las bajas temperaturas mejoran la disposición de los lípidos en la membrana del virus y contribuyen a la estabilidad del virus de la gripe [7]. El aclaramiento mucociliar (MCC) es un mecanismo importante para la eliminación de patógenos inhalados de la superficie de los epitelios respiratorios, y la doble capa de moco con diferentes viscosidades es un requisito previo para un MCC eficaz [8]. Los experimentos en humanos demuestran que la respiración seca no afecta al CCM nasal en personas jóvenes y sanas. En general, hay más bien pocos hallazgos experimentales en humanos, pero en un estudio más antiguo en personas de diferentes edades, se descubrió que una reducción gradual de la humedad relativa del aire respirable del 70% al 20% se asociaba con una reducción gradual de la MCC [1,9].
Resfriados causados por rinovirus humanos
Los rinovirus humanos son la principal causa de resfriados en los meses de invierno. Los estudios indican que la influencia del aire frío del invierno favorece una fuerte replicación del rinovirus en la mucosa nasal [1]. Una sólida respuesta inmunitaria antivírica del huésped puede bloquear la propagación del rinovirus en el tracto respiratorio inferior mediante una fuerte respuesta de IFN a la temperatura corporal central (37 °C). Por el contrario, las respuestas inmunitarias atenuadas debido a las temperaturas más bajas de la cavidad nasal durante la estación fría permiten una replicación eficaz del rinovirus, ya que la producción de IFN de tipo I por parte de las células epiteliales es baja. Mantener la nariz caliente puede reforzar las defensas antivirales innatas contra el virus del resfriado y prevenir los catarros.
No subestime los virus de la gripe
Aunque a menudo se descarta la gripe como una enfermedad similar a una gripe inofensiva, el virus de la gripe también puede causar síntomas mortales y propagarse epidémicamente. Esto se ilustra con los ejemplos de la gripe española (1918-1920), la gripe asiática (1957/1958) y la gripe de Hong Kong (1968-1970). El nuevo virus H5N1 que apareció en Hong Kong en 1997 era de origen aviar y alcanzó una tasa de letalidad superior al 50% en humanos. Afortunadamente, la propagación de este virus y del brote de SRAS registrado en China en 2002/2003 fue pequeña. La propagación mundial del llamado virus de la gripe porcina en 2009 hizo que se gastaran unos ocho mil millones de dólares estadounidenses en todo el mundo en el medicamento antiviral Tamiflu [10]. Sin embargo, la epidemia resultó ser más inofensiva de lo esperado.
Regulación del clima interior como medida preventiva
Además de las vacunas y los medicamentos antivirales, un estilo de vida saludable (dieta equilibrada, más de 7 horas de sueño) y una higiene constante (lavarse las manos, llevar mascarillas) pueden aumentar la resistencia a los antimicrobianos y reducir el riesgo de transmisión [1]. La regulación del clima interior también puede contribuir a prevenir las infecciones respiratorias. Las intervenciones con humidificadores han dado buenos resultados en varios estudios. Un estudio empírico realizado en EE.UU. demostró que humidificar el aire de los jardines de infancia hasta un ~45% de humedad relativa de enero a marzo provocaba una reducción significativa del número total de virus de la gripe y de copias de genes virales en el aire y en los objetos, en comparación con los jardines de infancia de control sin humidificación. [11]. Sin embargo, es importante utilizar los humidificadores en los espacios vitales de forma selectiva y con el cuidado necesario.
Literatura:
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- Moriyama M, Ichinohe T: La temperatura ambiente elevada amortigua las respuestas inmunitarias adaptativas a la infección por el virus de la gripe A. PNAS 2019; 116: 3118-3125.
- Shaman J, Kohn M: La humedad absoluta modula la supervivencia, la transmisión y la estacionalidad de la gripe. PNAS 2009; 106: 3243-3248.
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- Guía clínica china para el diagnóstico y tratamiento de la neumonía COVID-19 (7ª edición), http://kjfy.meetingchina.org/msite/news/show/cn/3337.html
- Chamán J, et al: PLoS Biol 2010; 8:e1000316.
PRÁCTICA GP 2020; 15(10): 32-33