Desde la implantación de la prueba del PSA, el número de diagnósticos de CaP se ha multiplicado. Los biomarcadores se utilizan cada vez con más frecuencia para evitar el sobrediagnóstico y el sobretratamiento. En el Congreso Anual 2018 de la AUA se debatieron los nuevos enfoques, pero también las limitaciones de las pruebas microbiológicas.
El cáncer de próstata es el más diagnosticado en los hombres de los países industrializados [1]. Después de que el antígeno prostático específico (PSA) se hiciera detectable en 1986, su determinación avanzó rápidamente hasta convertirse en el método preferido para la detección precoz del cáncer de próstata. De este modo, las metástasis se redujeron casi a la mitad y la tasa de mortalidad específica por cáncer de próstata descendió [2,3]. Sin embargo, el procedimiento es criticado por su inexactitud, sobre todo porque el PSA es una glicoproteína no específica del cáncer, cuya presencia no indica necesariamente un carcinoma de próstata. Las biopsias innecesarias y la sobredetección se reducirán ahora al trabajar con biomarcadores más precisos. Los nuevos métodos de pruebas biológicas moleculares también deberían permitir realizar evaluaciones sobre el pronóstico y facilitar la decisión de si un paciente requiere terapia o si es suficiente con una vigilancia activa (VA). Las perspectivas abrieron el congreso anual de la Asociación Urológica Americana (AUA) en San Francisco.
Nuevo enfoque para especificar los valores PSA
El biomarcador basado en la estructura IsoPSA™ podría, entre otras cosas, ofrecer la posibilidad de distinguir los carcinomas de alto grado (Gleason ≥7) de los de grado inferior. Esta es la conclusión de un estudio multicéntrico realizado por la empresa desarrolladora Cleveland Diagnostics, dirigida por el Dr. Mark Stovsky, MD [4]. Se examinó a los pacientes cuyo nivel de PSA superaba los 2 ng/ml. El estudio comparó los análisis de isoPSA con los resultados de las biopsias en sacabocados con ETR. Tanto en el estudio de prevalidación (n=261) como en el de validación (n=123), se demostró que una prueba IsoPSA habría eliminado la necesidad de realizar casi la mitad de las biopsias. El análisis ROC mostró un AUC de 0,82 en el estudio de validación, con un valor predictivo negativo del 93,3%. Así pues, la capacidad discriminatoria del nuevo biomarcador puede considerarse alta.
El uso de IsoPSA se planifica en cuanto un paciente presenta valores críticos de PSA. Si la prueba es negativa, basta con seguir observando. Sin embargo, si es positiva, una resonancia magnética y las biopsias son útiles para una mayor aclaración. El Dr. Eric Klein, director del Instituto Urológico y Renal Glickman de la Clínica Cleveland, espera que la combinación de los nuevos enfoques de biología molecular con las técnicas de imagen por resonancia magnética permita también discriminar a aquellos pacientes que aún no han sido detectados por resonancia magnética.
Pruebas genómicas en el banco de pruebas
A pesar de los enfoques prometedores, comparativamente son pocos los biomarcadores que se utilizan realmente en la práctica clínica a nivel internacional. La razón es la falta de estudios amplios e interinstitucionales sobre la relación coste-beneficio de dichos métodos [5]. No se obtuvieron resultados estadísticamente significativos, pero un estudio realizado en el Hospital Hartford de Connecticut proporcionó elementos de reflexión.
Se comprobó la concordancia de tres pruebas genómicas de diagnóstico precoz: Oncotype DX, Prolaris y Decipher. Para ello, se seleccionaron 22 pacientes que se habían sometido al menos a dos de las tres pruebas entre 2014 y 2017 tras una revisión retrospectiva de los historiales de los pacientes del Hospital Hartford. De ellas, 21 cumplían los criterios de AS según la National Comprehensive Cancer Network (NCCN). En su estudio, el investigador principal, el Dr. Joseph Wagner, y su equipo compararon hasta qué punto las pruebas genómicas realizadas confirmaban esta valoración. Aquí se pusieron de manifiesto “diferencias considerables”: mientras que las pruebas Prolaris coincidían en un 75% con las recomendaciones de la NCCN para la AS, la cifra para Decipher era del 60%, y para Oncotype DX sólo la mitad. Sin embargo, Prolaris no es el mejor método por este motivo, afirma Wagner. Sin embargo, el estudio sugiere que “Prolaris tiende más a confirmar las recomendaciones de la NCCN, mientras que Oncotype DX tiende a contradecirlas”. Los resultados de las pruebas también podrían contradecirse a nivel individual. Por ejemplo, los pacientes que se sometieron a las pruebas Decipher y Prolaris recibieron resultados divergentes en un tercio de los casos. Aunque una muestra de 22 sujetos no es muy informativa, el resultado del estudio subraya, no obstante, la complejidad de los métodos de biología molecular para la evaluación de riesgos.
Fuente: Reunión anual de la Asociación Americana de Urología (AUA), 18-21 de mayo de 2018, San Francisco.
Literatura:
- Torre LA, et al: Estadísticas mundiales sobre el cáncer, 2012. CA Cancer J Clin 2015; 65: 87-108.
- Welch HG, Gorski DH, Albertsen PC: Tendencias en el cáncer de mama y de próstata metastásico – Lecciones sobre la dinámica del cáncer. N Engl J Med 2015; 373(18): 1685-1687.
- Etzioni R, et al: Cuantificación del papel del cribado del PSA en el descenso de la mortalidad por cáncer de próstata en EE.UU. Cancer Causes Control 2008; 19(2): 175-181.
- Klein EA, et al: El ensayo IsoPSA de un solo parámetro y basado en la estructura demuestra una mayor precisión diagnóstica para la detección de cualquier cáncer de próstata y del cáncer de próstata de alto grado en comparación con un ensayo basado en la concentración del antígeno prostático específico total: Un informe preliminar. Urología europea 2017; 72: 942-949.
- Cucchiara V, et al: Marcadores genómicos en la toma de decisiones sobre el cáncer de próstata. Urología europea 2018; 73: 572-582.
PRÁCTICA GP 2018; 13(6): 46-47