En los Medidays de este año en Zúrich, varios expertos de los campos de la psicoterapia y la psicosomática hablaron sobre el potencial de esta forma de terapia, por ejemplo, para tratar a pacientes con enfermedades crónicas o a personas que muestran síntomas psicosomáticos debido a experiencias traumáticas de guerra o tortura. Especialmente el médico de familia, como primera persona de contacto para este tipo de dolencias, debe estar bien informado sobre las posibilidades y los límites del tratamiento de la salud mental.
Aunque la psicoeducación está anclada como norma en las directrices, según el Prof. Dr. med. Michael Rufer, del Departamento de Psiquiatría y Psicoterapia del Hospital Universitario de Zúrich, su aplicación queda muy lejos de las recomendaciones. “Esta forma de tratamiento tiene un gran potencial. El principal objetivo de la psicoeducación no es sólo transmitir información relacionada con la enfermedad o posibles estrategias terapéuticas, sino ir más allá de esta primera etapa y enseñar a las personas a influir en su propia salud. El objetivo es, entre otras cosas, una regulación activa del estrés y una gestión de crisis operativa”.
Unos buenos modelos explicativos del curso y los síntomas de una enfermedad son cruciales para el éxito. Deben ser comprensibles y convincentes y no deben estigmatizar al paciente, sino más bien dejar espacio al contenido individual. De este modo, pueden fomentarse específicamente los enfoques de afrontamiento. “Por ejemplo, yo recomiendo a los médicos de cabecera la llamada biblioterapia: tanto el médico como el paciente leen un buen libro de autoayuda y discuten el contenido paso a paso”, explicó el Prof. Rufer.
Por supuesto, la psicoeducación, como todos los enfoques terapéuticos, también conlleva riesgos. En particular, el paciente puede sentirse abrumado o encontrar el conocimiento de su enfermedad psicológicamente estresante. También es concebible que al tratar sus problemas como expresión de una enfermedad, entre en un estado pasivo de aceptación. Por ello, es aún más importante que la psicoeducación sea individualizada y activadora.
Afrontar el trauma de la guerra
Se calcula que en Suiza viven hasta 150.000 personas que han sido víctimas de la tortura o de experiencias traumáticas de guerra. Las guerras de Bosnia y Kosovo, en particular, provocaron oleadas de refugiados entre 1992 y 1999. Muchas de estas personas traumatizadas por la guerra y la tortura no aparecen como pacientes en el sistema sanitario. Incluso las personas con problemas físicos y psicológicos no suelen verse a sí mismas como víctimas de la tortura o de la guerra. Más bien se centran en las dificultades psicosociales y socioeconómicas relacionadas con el derecho de residencia, el aislamiento social, el desarraigo, el desempleo o la falta de perspectivas económicas. Precisamente porque estas personas rara vez acuden al psiquiatra, el papel del médico de cabecera tratante y su sensibilidad al trauma adquiere mayor relevancia. El Dr. med. Thomas Maier, médico jefe del Servicio Psiquiátrico Cantonal de St. Por ello, Gallen señala siete principios importantes para la práctica:
- En el caso de determinados países de origen y biografías, piense en la posibilidad de traumatización por la guerra y la tortura.
- Deje que se lo cuenten, no les interrogue.
- Apreciar o valorar la historia de vida. No relativice ni trivialice, no plantee dudas. Tiene que intentar comprender que estas personas han experimentado cosas que a usted le parecen inconcebibles.
- Tómese en serio los síntomas y aclárelos con precisión. Si es necesario, organice exámenes adicionales, pero no caiga en el accionismo heroico. No busque la solución rápida y total al problema.
- Elabore un modelo explicativo adecuado junto con el paciente. En general, se entiende bien el modelo de “memoria corporal” (el cuerpo puede recordar el dolor aunque la cabeza lo haya olvidado). Evite a toda costa los términos con la parte de la palabra “psicópata”, ya que tienen connotaciones muy negativas en muchos países balcánicos.
- Ofrezca relación, confianza y autenticidad.
- Además del trauma, tenga en cuenta la situación real de la vida actual (problemas de migración).
¿Cómo afrontar las enfermedades crónicas?
La última ponente fue la Prof. Dra. med. Silke Bachmann, Directora Médica de Clienia Littenheld AG, que preguntó con qué problemas y cargas tienen que lidiar los enfermos físicos crónicos. En primer lugar, por supuesto, está el hecho de que la enfermedad es en gran medida irreversible o incluso progresiva. ¿Cómo lo afronta el paciente? ¿Cómo sobrelleva la constante dependencia de los especialistas médicos? En cualquier caso, la integridad física se resiente en caso de enfermedad crónica y el rendimiento personal disminuye. Además, la imprevisibilidad del curso de la enfermedad y la repetida separación espacial de los familiares (hospitalización) suponen una gran carga. Entran en juego las preocupaciones sobre el futuro privado y profesional.
“Aquí, el médico debe preguntar específicamente sobre la experiencia subjetiva y la evaluación de la enfermedad y promover o aumentar la autocompetencia. La desesperanza y la vergüenza en particular, pero también el no querer admitirlo, deben abordarse directamente. El objetivo es llamar la atención sobre los recursos individuales, por ejemplo mediante las preguntas: ¿Cuándo ha conseguido cambiar algo? ¿Cómo lo hizo? ¿Quién le ayudó a hacerlo? ¿Qué necesitó para hacerlo? ¿Quién y qué puede ayudarle hoy?”, afirma el profesor Bachmann. El apoyo médico continuo permite apreciar lo que se ha conseguido, lo que a su vez es importante para la motivación.
Además de la educación, las posibles intervenciones incluyen asesoramiento de apoyo, grupos de autoayuda, asesoramiento de pareja/familia, técnicas de relajación, servicios sociales, rehabilitación, intervención en crisis con o sin psicofármacos, psicoterapia o, si es necesario, cuidados al final de la vida.
Fuente: “Psiquiatría – Psicosomática”, Seminario en Medidays, 2-6 de septiembre de 2013, Zúrich
PRÁCTICA GP 2013; 8(9): 46-47