Muchos tipos diferentes de cáncer están asociados al dolor, que limita gravemente la calidad de vida de los afectados. Los mecanismos subyacentes de este dolor tumoral aún no se conocen suficientemente. Aunque los nervios sensoriales y los vasos sanguíneos están próximos entre sí en el tejido tumoral, hasta ahora no se han estudiado ni las interacciones en esta zona ni la influencia de las moléculas angiogénicas en el proceso del dolor. Un estudio publicado recientemente aporta ahora interesantes datos en este campo y sugiere que los factores de crecimiento de la familia VEGF también podrían ser responsables del dolor tumoral.
Se sabe que el VEGF es expresado por varios tipos de cáncer para estimular el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos en las proximidades del tumor. Un grupo de investigadores ha podido demostrar ahora que las células nerviosas vecinas reaccionan de forma sensible a estas sustancias mensajeras y parecen desarrollar así una hipersensibilización a los estímulos dolorosos.
VEGFR-1 regulado al alza en las células nerviosas
En concreto, los autores describen el papel no vascular de diversos ligandos de la familia VEGF en el desarrollo del dolor. Al parecer, la señalización del VEGF no sólo actúa en los vasos sanguíneos, sino también en las células nerviosas. Al activar selectivamente el receptor 1 del VEGF (VEGFR-1), el VEGF-A, el PLGF-2 y el VEGF-B derivados del tumor aumentan la sensibilidad al dolor. En modelos de ratón, pero también en cánceres humanos, se demostró que el VEGFR-1 está regulado al alza en las células nerviosas y que los ligandos pueden así “acoplarse” más. El receptor 2 del VEGF -muy relevante para la angiogénesis tumoral- aparentemente no desempeña ningún papel en este contexto.
Por el contrario, los investigadores descubrieron que el bloqueo local o sistémico del receptor 1 del VEGF y su supresión o “desconexión” impedían la remodelación de las células nerviosas inducida por el tumor y, por tanto, también provocaban una atenuación del dolor tumoral, lo que se demostró en modelos de ratón in vivo. El mismo efecto se consiguió bloqueando los ligandos de la familia del VEGF.
El potencial terapéutico de este descubrimiento es grande. Según estos resultados, las terapias tumorales antiangiogénicas que se dirigen directamente al VEGFR-1 o también a los ligandos de la familia del VEGF ejercen un efecto paliativo y posiblemente apoyan el tratamiento del dolor del cáncer. Por lo tanto, los estudios que examinan específicamente el dolor tumoral en el criterio de valoración clínico son útiles para las sustancias dirigidas al VEGF. Los autores se refieren al bevacizumab, un anticuerpo contra el VEGF que ha demostrado mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer. Este hallazgo sería coherente con los resultados del presente estudio, ya que el alivio del dolor es un factor esencial para aumentar la calidad de vida. Según el estudio, las terapias que se dirigen directamente al VEGFR-1 en lugar de a sus ligandos tienden a ser incluso ligeramente más eficaces.
Sigue abierta la cuestión de por qué sólo ciertos tipos de tumores desencadenan dolor y otros no, aunque tengan los mismos mecanismos de crecimiento. Además, los autores subrayan que, aunque su análisis reveló un fuerte vínculo entre la señalización del VEGF en los nervios sensoriales, la remodelación estructural y el dolor, (todavía) no pueden extraerse afirmaciones concluyentes sobre la causalidad.
Fuente: Selvaraj D, et al.: A Functional Role for VEGFR1 Expressed in Peripheral Sensory Neurons in Cancer Pain. Cancer Cell 2015; 27(6): 780-796.
InFo ONCOLOGÍA Y HEMATOLOGÍA 2015; 3(9-10): 4