Puede sonar un poco anticuado, pero ante cualquier problema médico se aplica el orden clásico: anamnesis, examen clínico, aclaraciones adicionales. Así que el diagnóstico por imagen viene en tercer lugar, si ya se tiene una idea de la patología. El médico sabe hasta cierto punto qué información adicional necesita, lo que en consecuencia le permite elegir el mejor método de aclaración. Esta afirmación también es válida en medicina deportiva. Pero hay que admitir que, con la variedad de técnicas de imagen, la elección no siempre es fácil. ¿Qué debe utilizarse de forma óptima en traumatología deportiva? ¿Radiografía estándar, resonancia magnética, con/sin medio de contraste, tomografía computarizada, ecografía? ¿O incluso SPECT? Y si se utilizan varios, ¿en qué orden?
Desde el descubrimiento de los rayos X y las radiografías asociadas por Conrad Röntgen en 1895, han ocurrido muchas cosas en el campo de la imagen médica y una elección limpia de la técnica adecuada, en primer lugar independiente de los propios intereses, se basa en una información que no siempre es fácil de encontrar. Sin embargo, apenas hace falta mencionar que esta elección es muy importante por varias razones. La tabla 1 intenta resumir las ventajas e inconvenientes de las modalidades de diagnóstico por imagen más comunes.
Centellografía para fracturas por fatiga
Las fracturas por fatiga, más frecuentes en medicina deportiva que en otros ámbitos, se siguen investigando con gammagrafía en un número relativamente elevado de casos. Se trata de un procedimiento de medicina nuclear con administración intravenosa de una sustancia radiactiva, absorbida electivamente del hueso. En caso de aumento del metabolismo óseo, como suele ocurrir en situaciones patológicas, se forma un “punto caliente” en los documentos producidos por la gammacámara. Este examen requiere relativamente mucho tiempo (20-70 minutos), es invasivo y es rechazado por algunos pacientes debido a la radiactividad. La exposición a la radiación es ligeramente superior a la de los rayos X ordinarios, pero inferior a la del TAC.
Resonancia magnética y ecografía
En el caso de la resonancia magnética (RM), también hay que mencionar como desventaja el estado claustrofóbico que puede desencadenarse durante este examen. Existen alternativas a los sistemas abiertos, pero suelen ofrecer una resolución peor que las unidades cerradas.
El deporte significa movimiento y el movimiento es el resultado del trabajo muscular. Por lo tanto, este tejido debe dañarse con más frecuencia durante el esfuerzo físico que en otros ámbitos de la actividad humana. En realidad, la ecografía es una técnica muy interesante en la búsqueda de lesiones musculares: relativamente barata, sin la menor radiación nociva, repetible, dinámica, con posibilidad de comparación en paralelo. Y no es para menos: la ecografía puede ser aprendida por el médico en ejercicio, lo que aporta grandes ventajas (contacto con los pacientes, prueba de competencia, etc.).
SPECT/TC
En aras de la exhaustividad, debemos mencionar por último una técnica de imagen que promete mucho para la evaluación de las articulaciones: la SPECT/TC (“tomografía por emisión de fotón único/tomografía computarizada”). Esta técnica multimodal, compuesta de gammagrafía 3D (SPECT) y TC convencional, es capaz de proporcionar información precisa sobre los cambios metabólicos del cartílago y el hueso en una sola sesión de diagnóstico por imagen. Dado que estos cambios patológicos pueden detectarse muy pronto -a veces incluso antes de que se presenten síntomas clínicos- y que, por tanto, el tratamiento precoz de las lesiones del cartílago es tanto más eficaz y menos invasivo, la SPECT/TC se generalizará sin duda.
Proceder individualmente
En la tabla 2, he enumerado las lesiones deportivas más comunes y, según mi experiencia, he indicado las imágenes útiles posibles. Sin embargo, esta clasificación es hasta cierto punto arbitraria y, como casi siempre en medicina, se debe proceder individualmente. Cada paciente es diferente, por ejemplo, un adolescente en crecimiento se aborda de forma distinta a un adulto. Los traumas desempeñan otro papel, y ya que estamos en el deporte: No se trata necesariamente igual a un profesional que a un atleta recreativo. Además, no todas las lesiones deportivas deben asegurarse con pruebas de imagen. Las normas de Ottawa para las articulaciones del tobillo y la rodilla nos recuerdan que una radiografía no es rutinaria, como ocurre en algunos servicios de urgencias, y que debe solicitarse antes de consultar al paciente.
Exposición a la radiación
Por último, algunas observaciones sobre las radiaciones ionizantes a las que está expuesta la humanidad. Los hay de origen natural y los hay de naturaleza artificial. Estos últimos incluyen los producidos por los diagnósticos médicos por radiación; representan el 98% de esta categoría. Además, los estudios nacionales del FOPH muestran que la cantidad está aumentando, hasta un 20% entre 1998 y 2008, el último periodo estudiado. Las radiografías convencionales representan el 46%, las radiografías dentales el 42% y el TAC el 6% de todas las exploraciones. Por ello, la radiación producida por el TAC es responsable del 68% de la dosis colectiva efectiva, mientras que las radiografías dentales sólo suponen el 1%. Estos comentarios muestran muy claramente que los médicos desempeñamos un papel esencial en la generación de radiaciones ionizantes. ¡Un hecho del que probablemente deberíamos ser más conscientes!
PRÁCTICA GP 2015; 10(9): 6-7