Están surgiendo importantes avances en el diagnóstico del Alzheimer. Pronto, las pruebas oculares y olfativas de bajo coste podrían incluirse en el diagnóstico precoz. En el Congreso de la AAIC celebrado en Copenhague se presentaron varios estudios al respecto. Prometen una evaluación inicial relativamente sencilla y precisa de la afección y podrían proporcionar valiosas indicaciones para una terapia precoz en el cribado rutinario en el futuro.
Shaun Frost, de Perth, presentó los resultados preliminares de un pequeño estudio con 40 participantes en el que se investigó hasta qué punto puede visualizarse en la retina el amiloide-β, un componente importante en la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer. “Un cribado práctico y de bajo coste que permita detectar y observar la enfermedad de Alzheimer en una fase temprana, antes de que se produzcan atrofias cerebrales irreversibles, podría ser una valiosa clave para una terapia precoz en el futuro”, afirmó Frost.
Los investigadores han descubierto que los amiloides no sólo son patológicamente activos en el cerebro, sino también en la retina. Para el diagnóstico por imagen, el ojo es naturalmente mucho más accesible que el cerebro. Gracias a la curcumina, un colorante natural, los agregados de amiloide-β en la retina se harán ahora visibles de forma fluorescente. Para verificar los resultados, en el estudio en cuestión se tomaron imágenes PET del compuesto B de Pittsburgh (PiB) además de la prueba ocular.
Fueron necesarias dos visitas del paciente para la prueba ocular. Entre medias, los afectados tuvieron que tomar suplementos de curcumina (en forma líquida). Este colorante se une con gran afinidad al amiloide-β y es fluorescente en la retina. Además, su uso es seguro, según Frost. El tinte y las imágenes de la retina pueden utilizarse para proporcionar información sobre la cantidad, la ubicación y la distribución de las placas amiloides y para crear un índice amiloide retiniano (IAR). En la sangre, se controló la absorción de curcumina.
Resultados: En el estudio participaron pacientes diagnosticados de enfermedad de Alzheimer, pacientes con un “deterioro cognitivo leve” y sujetos de control sanos. Los resultados preliminares sugieren que el IAR se correlaciona de forma fuerte y altamente significativa (p<0,0001) con la carga amiloide en el cerebro (detectada mediante escáneres PET). Así que una prueba ocular en el diagnóstico precoz parece ser rentable. La prueba también podía distinguir entre pacientes con Alzheimer y pacientes sin Alzheimer con una sensibilidad del 100% y una especificidad del 80,6%. “El estudio completo con 200 participantes se completará pronto”, dijo Frost. “Entonces podríamos saber con mayor precisión si una prueba ocular (posiblemente también como revisión periódica) es útil además de las herramientas de diagnóstico existentes. Entonces también podría utilizarse para controlar el curso de los ensayos clínicos.
Otras tecnologías en proyecto
Otros estudios también investigan actualmente las posibilidades de una prueba diagnóstica ocular. Se utilizan técnicas ligeramente diferentes a las ya mencionadas. Uno de estos estudios también se presentó en la AAIC. Paul Hartung, de Acton, presentó el sistema FLES (“Fluorescent Ligand Eye Scanning”). También en este caso se utiliza un componente fijador de amiloide (aplicado tópicamente) para teñir las placas. A continuación, se detectan con un escáner basado en láser. Un estudio reciente sobre la eficacia y seguridad de este procedimiento muestra resultados prometedores.
Resultados: 40 personas participaron en el estudio ciego a los observadores. 20 estaban afectados (demencia de Alzheimer probable de leve a moderada) y 20 eran voluntarios sanos emparejados. El día anterior a la medición, se aplicó el ligando fluorescente en forma de pomada ocular bajo el párpado inferior. El láser detectó el ligando mediante una firma específica. Además, aquí también se realizaron exploraciones PET. Hubo una correlación significativa entre las pruebas oculares y la PET. Además, fue posible distinguir de forma significativa entre pacientes de Alzheimer y sujetos sanos, también con una especificidad (95%) y una sensibilidad (85%) elevadas. No hubo efectos secundarios graves de la estrategia de diagnóstico FLES. Por lo tanto, los 40 participantes terminaron el estudio.
“Con un coste de 300 dólares, una prueba de este tipo es unas diez veces más barata que un examen PET. Además, por supuesto, también tiene una invasividad mucho menor”, afirma el experto. Un escáner ocular de este tipo sólo tarda un milisegundo y en unos cinco minutos el ordenador emite el resultado. Por lo tanto, casi no se necesita formación y la técnica podría implantarse ampliamente y ser utilizada también por auxiliares de consulta o enfermeras. Un estudio de fase III actualmente en curso proporcionará más información valiosa.
“Veo un gran potencial en esta tecnología”, dijo Hartung. “Sin embargo, también está claro que todos estos avances sólo podrán surtir efecto realmente cuando por fin tengamos a mano una estrategia terapéutica mejor para hacer frente al Alzheimer incluso en sus primeras fases e influir en su curso”.
¿Quién tiene la nariz derecha?
El sentido del olfato podría servir como otro biomarcador importante. Los déficits en esta área se hacen evidentes al principio de la enfermedad de Alzheimer. Esto se debe a que la patología de la enfermedad afecta no sólo al sistema olfativo del cerebro (incluidos el bulbo olfativo y el córtex entorrinal). Por ello, en ocasiones se han desarrollado pruebas olfativas como la UPSIT (“Prueba de identificación olfativa de la Universidad de Pensilvania”) como posibles herramientas de detección. La UPSIT es muy barata y fácil de realizar en la clínica. Aquí, 40 fragancias se microencapsulan en papel. Al rascarse, pueden ser liberados e identificados por el paciente en preguntas de respuesta múltiple. Un estudio ha investigado ahora la relación entre el sentido del olfato, el rendimiento de la memoria, los biomarcadores de neurodegeneración y los depósitos amiloides en 215 ancianos clínicamente sanos. Para ello se utilizaron el UPSIT, pruebas neuropsicológicas, resonancias magnéticas y evaluaciones PET.
Resultados: Por el momento, todos los resultados deben considerarse preliminares y a corto plazo, pero no dejan de ser prometedores. En el análisis univariante, un peor sentido del olfato se asoció significativamente con un menor volumen del hipocampo (p<0,001), un menor grosor del córtex entorrinal (p=0,003) y marginalmente con las puntuaciones del PET (p=0,06). En los modelos multivariantes, un córtex entorrinal más delgado se asoció significativamente con un peor sentido del olfato (p=0,03). Una mejor capacidad olfativa se asoció de nuevo con un mejor rendimiento de la memoria (p=0,03), pero sólo en el análisis univariante, no en el multivariante.
“El hallazgo clave de este estudio es que en los individuos mayores clínicamente sanos con amiloide cortical elevado, la neurodegeneración más avanzada (corteza entorrinal más delgada) se asoció con un peor sentido del olfato”, concluyó el doctor Matthew Growdon, de Boston. En otras palabras, sí existía una asociación entre la sencilla y barata prueba olfativa y los costosos, laboriosos y lentos procedimientos de PET y RMN. Esto convierte a la prueba olfativa en una herramienta de diagnóstico potencialmente importante en el futuro, que podría indicar el Alzheimer en una fase temprana o al menos justificar el uso de procedimientos invasivos posteriores como la PET. Sin embargo, se necesitan más estudios de investigación a largo plazo para poder hacer una afirmación fiable sobre la eficacia de este procedimiento. “Nosotros mismos tenemos previsto seguir controlando a estos pacientes durante más de cinco años”, informó el experto.
Fuente: Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC) 2014, 12-17 de julio de 2014, Copenhague
InFo Neurología y Psiquiatría 2014; 12(5): 42-43