La promoción de la salud comienza en la infancia. A una edad temprana, se sientan las bases de un estilo de vida saludable para que una persona pueda construir sobre ellas cuando sea adulta.
En los primeros años de vida de un niño, los padres determinan la gama de alimentos para su descendencia. Dentro de este espectro, los niños desarrollan después sus gustos y preferencias. El dulce es la única preferencia que los niños traen consigo desde su nacimiento. Todas las demás preferencias gustativas se aprenden. Los padres y otros cuidadores son modelos a seguir en este proceso: ¿Qué les gusta a la madre, al padre, al hermano, a la abuela, al cuidador en el jardín de infancia, a los profesores, etc.? ¿Y qué es lo que no les gusta? ¿Qué se pone en la mesa y cuándo, dónde se come? Las experiencias nutricionales que los niños hacen en los primeros años de vida permanecen; las preferencias de la infancia rara vez se pierden.
A pesar de todas las buenas intenciones para una dieta equilibrada, la diversión y el disfrute también forman parte de la alimentación. Los niños no juzgan los alimentos por su valor saludable. Quieren experimentar la comida con todos sus sentidos: el aspecto, el sabor y el olor son de gran importancia para los niños. Los niños mayores tampoco desean principalmente comer de forma saludable: el rendimiento físico o mental, la forma física, el buen aspecto, etc. son mucho más importantes para ellos. Los niños no quieren una “dieta teóricamente sana”, sino una comida imaginativa y variada, que también puede incluir comida rápida.
Las siguientes recomendaciones (Tab. 1) garantizan un aporte suficiente de energía, nutrientes y sustancias protectoras en el sentido de una dieta mixta equilibrada y, por tanto, una alimentación equilibrada para niños sanos.
Las cantidades y raciones indicadas se han adaptado a las necesidades nutricionales y energéticas del niño, pero sólo son valores medios orientativos, ya que las necesidades reales dependen en gran medida de la talla y la actividad física del niño. Además, las recomendaciones no tienen que seguirse todos los días, sino a largo plazo, por ejemplo durante una semana. Una excepción son las recomendaciones sobre la ingesta de líquidos, que deben tenerse en cuenta a diario.
Para más información sobre la nutrición equilibrada en la infancia, consulte:
www.sge-ssn.ch/kinder.
PRÁCTICA GP 2014; 9(8): 5