Alrededor del diez por ciento de los hipertensos tratados tienen una tensión arterial alta que no puede controlarse adecuadamente a pesar de una combinación de tres o más antihipertensivos. A estos pacientes se les puede ayudar interrumpiendo las fibras nerviosas simpáticas en las arterias renales. Así se señaló en el Congreso Europeo de Diabetes (EASD) celebrado en Berlín.
Según la definición, existe hipertensión (terapéutica) resistente cuando, a pesar de los cambios en el estilo de vida y la terapia combinada con al menos tres sustancias (incluidos los diuréticos), no se consigue una reducción suficiente de la presión arterial diastólica y sistólica (sistólica <160 mmHg, en diabéticos <150 mmHg) , explicó el Prof. Dr. med. Luis M. Ruilope, Madrid. Entre los factores de riesgo de la hipertensión difícil de controlar se incluyen la diabetes mellitus, además de la edad avanzada, los valores basales elevados, la obesidad, el consumo excesivo de sal, la enfermedad renal crónica y la hipertrofia ventricular izquierda.
Antes de certificar la hipertensión resistente, deben descartarse otras causas, afirma el profesor Ruilope. Entre ellos se incluyen la hipertensión de bata blanca, la falta de cumplimiento, la toma de medicamentos que elevan la tensión arterial y la hipertensión secundaria. La razón de ser de la denervación renal es el aumento significativo de la actividad del sistema nervioso simpático en la hipertensión, explicó el profesor Michael Böhm, de Homburg/Saar, Alemania. El tono simpático permanentemente aumentado no sólo favorece la hipertensión, sino que también está implicado en muchos daños de órganos finales.
Denervación renal con el catéter de radiofrecuencia
El hecho de que una simpatectomía puede “curar” la hipertensión ya se demostró mediante abordajes quirúrgicos en los años 50, pero el método se abandonó debido a la elevada letalidad operatoria. Hoy en día, existe una forma mucho menos invasiva de frenar la actividad de las SNS. Esto aprovecha el hecho de que las fibras nerviosas simpáticas están situadas en la pared externa de los vasos renales. Se introduce un catéter de radiofrecuencia en el aa. renal, que se extrae lentamente mientras gira y emite energía térmica de alta frecuencia. El enfriamiento por el líquido de irrigación y el flujo sanguíneo protegen el vaso, incluido el endotelio, y sólo se destruyen selectivamente las fibras nerviosas simpáticas aferentes y eferentes en la zona de la adventicia. El procedimiento dura entre cuatro y seis minutos por arteria, una hora en total. Alrededor del 40-50% de las fibras nerviosas simpáticas se destruyen durante este procedimiento, informó el Prof. Böhm.
La reducción de la presión se produce lentamente a lo largo de meses o años
Tras varios estudios piloto (incluido Symplicity HTN-1), el método se probó también durante seis meses frente a un grupo de control en un diseño cruzado (Symplicity HTN-2). Durante el seguimiento de los pacientes del ensayo Symplicity-HTN-1 ya quedó claro que la reducción de la presión arterial no era un efecto rápido [1]. Incluso después de tres años, se produjo un nuevo descenso y un aumento de la tasa de respuesta. Esto se confirmó en el estudio Symplicity-HTN-2 [2]. Sin embargo, incluso después de la denervación renal, los pacientes siguen dependiendo de los antihipertensivos, afirma el Prof. Böhm.
La preocupación de que el bloqueo del sistema nervioso simpático esté asociado a una reducción de la resistencia física no se ha confirmado. Tras la intervención, la tensión arterial y la frecuencia cardiaca también aumentan durante el esfuerzo, pero algo menos que antes. La ortostatismo tampoco se produce con frecuencia. Como efecto positivo adicional, el Prof. Böhm mencionó una disminución de la hipertrofia ventricular izquierda asociada a la reducción de la presión arterial.
Efectos positivos probados sobre el metabolismo de la glucosa
Los diabéticos de tipo 2 pueden beneficiarse especialmente del método, como explicó el doctor Felix Mahfoud, del Sarre. Tienen una alta incidencia de hipertensión resistente con una grave sobreactivación del sistema nervioso simpático. Ambos factores pueden aumentar la resistencia a la insulina. En un estudio piloto de 50 pacientes con hipertensión resistente, no sólo se produjo una reducción significativa de la presión arterial tras la denervación renal, sino que también se redujeron la glucosa en ayunas, la insulina en ayunas y el péptido C, y mejoraron la sensibilidad a la insulina y la tolerancia a la glucosa [3]. En la actualidad aún está por determinar cuánto tiempo pueden mantenerse estos efectos positivos y qué impacto tiene esto en los criterios de valoración micro y macrovasculares.
Literatura:
- Krum H, et al: Hipertensión 2011; 57: 911-917.
- Symplicity HTN-2-Investigadores: Lancet 2010; 376: 1903-1909.
- Mahfoud F, et al: Circulation 2011; 123(18): 1940-1946.
Fuente: Simposio EASD/ESC: Denervación renal, EASD 2012, 4 de octubre de 2012, Berlín.