La exposición al sol y el riesgo de esclerosis múltiple están relacionados, esto no es nada nuevo. Pero, ¿la tasa de recaída de las personas que ya están enfermas también se ve influida por las estaciones? ¿Y hay diferencias en función de la latitud? Un nuevo estudio examinó estas cuestiones utilizando datos de 30 países repartidos por ambos hemisferios. Los resultados indican una correlación entre la luz solar y la tasa de empuje.
(ag) El problema de muchos estudios anteriores sobre este tema es que no pueden generalizarse. Esto se debe, por un lado, a los diferentes criterios de diagnóstico y al reducido número de casos, pero también a la limitación a una determinada región geográfica. Por lo tanto, no es de extrañar que los datos varíen mucho y que, en algunos casos, incluso se contradigan.
Un nuevo estudio publicado en la revista Annals of Neurology [1] amplía el alcance de la investigación: ¿Existen diferencias en la aparición de tasas de recaída en las distintas latitudes de los dos hemisferios y dónde se producen los picos?
En el registro se analizaron un total de 32.762 recaídas en 9811 pacientes con EM de 30 países (y 55 centros). A partir de ahí, además de la actividad de empuje estacional, se calculó la duración entre la radiación UV más baja (invierno) y el pico posterior de la tasa de empuje.
Cuanto más se aleje del ecuador, antes llegará el pico de empuje
De hecho, la aparición anual de los episodios siguió un patrón cíclico y sinusoidal con picos a principios de primavera y mínimos en otoño. Esto fue así en ambos hemisferios y no resulta sorprendente, ya que recientemente se ha demostrado que la irradiación UVB de la piel puede atenuar la autoinmunidad a través de las células T reguladoras y las células dendríticas [2]. En otoño, después de que el cuerpo haya estado especialmente expuesto al sol en verano, la tasa de recaídas es en consecuencia menor. Se supone que este efecto no puede explicarse únicamente por el aumento de la producción de vitamina D, aunque sea un factor importante.
Al alejarse del ecuador en 10 pasos de latitud en el análisis, la duración entre el mínimo de UV y el máximo de empuje se acortó significativamente en aproximadamente un mes cada uno (28,5 días, IC 95% 3,29-53,71, p=0,028). La razón es que la radiación solar es más débil cuanto más lejos se está del ecuador. Así, en verano, la reserva de vitamina D y otros moduladores inmunitarios importantes puede reponerse menos que cerca del ecuador, lo que provoca una deficiencia a principios de año.
Literatura:
- Spelman T, et al: La variación estacional de la tasa de recaídas en la esclerosis múltiple depende de la latitud. Anales de Neurología 2014; 76(6): 880-890.
- Breuer J, et al: La luz ultravioleta B atenúa la respuesta inmunitaria sistémica en la autoinmunidad del sistema nervioso central. Ann Neurol 2014; 75(5): 739-758.
InFo NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 2015; 13(1): 30