Los dos estudios de fase III finalizados SUNBEAM [1] y RADIANCE [2] pudieron demostrar la eficacia del nuevo principio activo no sólo en la reducción de la frecuencia de las recaídas mediante la terapia con ozanimod, sino también en el ámbito de otros criterios de valoración -radiológicos y clínicos-. Por primera vez en la investigación sobre la EM, se observó una ralentización del descenso del volumen cerebral en la sustancia gris cortical y el tálamo.
En comparación con el tratamiento con interferón β1a, los pacientes en tratamiento con Ozanimod experimentan muchas menos recaídas. Ambos estudios concluyeron de forma independiente que el grupo de pacientes tratados con ozanimod a la dosis más alta de 1 mg diario obtuvo mejores resultados en el criterio de valoración primario de la RRA (tasa de recaída anualizada). Esto se confirmó en análisis de subgrupos ampliados para los diferentes géneros, etnias y categorías de edad, entre otros. Sin embargo, el nuevo fármaco también demostró ser extremadamente eficaz en otras áreas en comparación con el interferón β1a (Tab. 1). Radiológicamente, el ozanimod redujo significativamente el número de lesiones T2 nuevas o en crecimiento y las lesiones con captación de gadolinio. Los cambios en varias puntuaciones sobre función y calidad de vida sólo alcanzaron significación en casos aislados, pero mostraron tendencias favorables a la terapia con Ozanimod. Sin duda, esto también refleja las influencias multifactoriales que repercuten en el bienestar de los pacientes con enfermedades crónicas, y la importancia de procurar una atención holística en el tratamiento.
Conservación del volumen cerebral
Cabe destacar la ralentización de la disminución del volumen cerebral observada tanto en el estudio SUNBEAM como en el RADIANCE. Esto pudo demostrarse para el volumen total y talámico, así como para el volumen de materia gris cortical. Los autores atribuyen el efecto radiológico a la propiedad del ozanimod de influir positivamente en los cambios estructurales relacionados con la enfermedad. La tendencia a mejorar la cognición y la función física descrita en los estudios apoya esta hipótesis. Se sabe por estudios anteriores que la progresión del deterioro físico y cognitivo en la EM está asociada a una disminución del volumen cerebral [3,4]. Sin embargo, en un análisis conjunto de ambas poblaciones de estudio, no se encontraron diferencias en la progresión de la discapacidad relacionada con la enfermedad entre los grupos de pacientes. Esto podría deberse a razones estadísticas o también al periodo de observación relativamente corto, pero también podría indicar que una disminución del volumen cerebral tiene poca relevancia clínica, al menos a corto plazo. Aunque la importancia del efecto del ozanimod sobre el volumen cerebral sigue sin estar clara, se trata de un criterio de valoración interesante en la investigación de la EM que puede proporcionar potencialmente pruebas objetivas de la progresión de la enfermedad, sobre todo en el área de la cognición.
Fase III… ¿y después?
Se están recopilando más datos sobre la eficacia del ozanimod de forma continuada en el estudio abierto DAYBREAK [6]. Todos los pacientes incluidos reciben 1 mg diario de ozanimod, independientemente del grupo de tratamiento al que fueron asignados durante los ensayos de fase III. Hasta ahora, se ha demostrado que la frecuencia de las recaídas se ha reducido a un nivel comparable en todos los participantes, que es incluso ligeramente inferior al de los ensayos pivotales (Fig. 1). Hasta la fecha, el ozanimod también ha demostrado su eficacia en los criterios de valoración radiológicos, con menos lesiones nuevas en T2 y que captan gadolinio que en los grupos de interferón β1a y ozanimod 0,5 mg de los ensayos RADIANCE y SUNBEAM. Este *Sólo se muestra la dosis de 1,0 mg de clorhidrato de ozanimod (correspondiente a la dosis aprobada de 0,92 mg). Los datos preliminares de eficacia están a la espera de ser corroborados con el tiempo y un uso más amplio del nuevo fármaco.
La agonía de la elección
Con un agente adicional de una clase conocida en el mercado, se plantea la cuestión de las ventajas y desventajas en comparación con otros moduladores del receptor de S1P como el fingolimod. En una comparación indirecta de ambas sustancias realizada por Swallow E et al. [5] eran iguales en términos de eficacia. Sin embargo, en términos de seguridad y tolerabilidad, el análisis indicó una superioridad del ozanimod. Por tanto, el cálculo indirecto de costes y beneficios podría hablar a favor de la nueva sustancia activa. Independientemente de esta comparación, el espectro ahora ampliado de moduladores del receptor de S1P disponibles facilita una mayor individualización del tratamiento para los pacientes con EM.
Literatura: