En términos económicos, el dolor de espalda desempeña un papel importante, no tanto porque sea especialmente caro de tratar, sino porque es muy frecuente. Además, muchos enfermos toman analgésicos sin consultar al médico y a menudo eligen la sustancia equivocada. La Liga del Reumatismo ha investigado hasta qué punto los suizos sufren dolores de espalda.
En 2018, el Grupo de Trabajo de la Serie de Lumbalgia de The Lancet lamentó un problema mundial de mala gestión de la lumbalgia [1]. El grupo documentó el fenómeno de la atención innecesaria tanto en entornos de altos ingresos como de bajos ingresos, donde los pacientes reciben servicios sanitarios que no cumplen las directrices internacionales. Los artículos resumían que los cuidados innecesarios, incluidos los analgésicos complejos, las pruebas de imagen de la columna, las inyecciones en la columna, la hospitalización y la cirugía, son peligrosos para la mayoría de los pacientes con lumbalgia.
Por ejemplo, un metaanálisis de 2018 descubrió que se solicitaban pruebas de imagen simples en una cuarta parte de las consultas por dolor de espalda (415.579 de 1.675.720) y que la tasa de pruebas de imagen complejas (por ejemplo, resonancia magnética) había aumentado en 21 años [2]. No hay pruebas sólidas de que la cirugía de fusión espinal sea beneficiosa en comparación con los cuidados no quirúrgicos para las personas con dolor de espalda asociado a la degeneración espinal. Y en 2014, entre el 3% y el 4% de la población adulta de Estados Unidos recibía tratamiento farmacológico con opiáceos a largo plazo, en muchos casos debido a lumbalgias crónicas. Como resultado, desde hace algunos años, las opciones farmacológicas han pasado a un segundo plano en el tratamiento del dolor de espalda y sólo se recomiendan cuando se han agotado las opciones no farmacológicas o no son eficaces. Las seis principales directrices clínicas internacionales publicadas desde 2016 van en esta dirección (Visión general 1).
Las mujeres y los fumadores se ven más afectados
La Liga Suiza contra el Reumatismo quiso averiguar cómo es la situación en Suiza y, en colaboración con GfK Suiza, realizó en primavera una encuesta en línea sobre el tema del dolor de espalda. Los resultados de la encuesta se reflejan en el Informe de la Espalda Suiza 2020, que se publicó en verano [3]. Una de las principales conclusiones: el 88% de los encuestados declararon sufrir dolor de espalda al menos una vez al año (12%), varias veces al año (26%), varias veces al mes (28%) o incluso varias veces a la semana (22%). Las mujeres y las personas socioeconómicamente más desfavorecidas se ven afectadas con mucha más frecuencia. Aunque el embarazo es un desencadenante adicional del dolor de espalda en las mujeres, la gran diferencia entre sexos (56% frente a 44%) no puede explicarse sólo por este motivo. La investigación tampoco ha podido ofrecer aún explicaciones concluyentes sobre las diferencias de género en el dolor de espalda [3]. Los resultados del informe sobre la espalda también muestran que los fumadores sufren dolor de espalda con más frecuencia que los no fumadores: el 60% de los fumadores tienen dolor de espalda entre varias veces a la semana (31%) y varias veces al mes (29%), frente a sólo el 48% de los no fumadores (20% varias veces a la semana, 28% varias veces al mes).
La mayoría de los encuestados sufre dolor lumbar o cervical (Fig. 1). La mayoría de los encuestados suizos mencionaron la tensión muscular (57%), el sobreesfuerzo (38%), el movimiento incorrecto (37%), el estrés, las preocupaciones y los problemas (33%), el desgaste de la columna vertebral, hernias discales, etc. (18%) y la deformidad de la columna (12%) como las razones de su dolor. Los trabajadores “principalmente sedentarios” (63,4%) o “sedentarios y físicos” (64,7%) consideran que la tensión muscular es una causa con bastante más frecuencia que los trabajadores puramente “físicos” (55,5%). Los trabajadores a tiempo completo (60%) y a tiempo parcial (65,4%) enumeran estas tensiones con mucha más frecuencia que los no trabajadores (44,6%). Una de cada cuatro personas afirma que su dolor de espalda interfiere en su trabajo remunerado.
Precaución con los opiáceos
A la hora de tratar su dolor de espalda, la mayoría de los pacientes primero intentan ayudarse a sí mismos antes de acudir a un profesional médico: “Apretar los dientes y vivir como siempre” (75%), moverse activamente (71%) e “Intento tomármelo con calma y guardar reposo” (63%) fueron las 3 medidas principales. Ir al médico (22%) vino después de la fisioterapia (30%). Sin embargo, el 58% declaró automedicarse. Los suizos francófonos y las mujeres utilizan analgésicos con una frecuencia significativamente mayor que los suizos germanófonos y los hombres (cada uno aprox. 70% frente a aprox. 60%). Las personas con dolor de espalda crónico y los fumadores también toman analgésicos para el dolor de espalda con una frecuencia significativamente mayor que las personas con dolor de espalda agudo y los no fumadores.
Las conclusiones del informe sugieren que la mayoría de las personas encuestadas no son conscientes de las señales de alarma que indicarían una visita al médico, por ejemplo, fiebre, pérdida de peso u hormigueo en brazos y piernas. Este resultado es preocupante, ya que la fiebre, la pérdida de peso y los déficits neurológicos son algunas de las “señales de alarma” y requieren una rápida aclaración por parte de un especialista, escriben los autores del informe.
En el pasado, los analgésicos no opiáceos (por ejemplo, el paracetamol) se recetaban a menudo para el dolor de espalda agudo. Sin embargo, las pruebas recientes apuntan cada vez más a la ineficacia de esos analgésicos y aconsejan el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para el dolor de espalda agudo [1,4]. Se recomienda precaución especialmente cuando se toman opiáceos. En este caso, las directrices recomiendan claramente que sólo se tomen en casos de dolor de espalda crónico y únicamente durante un breve periodo de tiempo como parte de un concepto terapéutico global [4,5]. En caso de dolor de espalda agudo inespecífico, se aconseja informar a los afectados sobre el buen pronóstico y las altas posibilidades de autocuración.
Literatura/fuentes:
- Traeger AC, Buchbinder R, Elshaug A, et al: Atención a la lumbalgia: ¿pueden cumplir los sistemas sanitarios? Boletín Organización Mundial de la Salud 2019; 423-433; doi: 10.2471/BLT.18.226050.
- Downie A, Hancock M, Jenkins H, et al: ¿Hasta qué punto es frecuente el diagnóstico por imagen de la lumbalgia en atención primaria y de urgencias? Revisión sistemática y metaanálisis de más de 4 millones de solicitudes de diagnóstico por imagen a lo largo de 21 años. Br J Sports Med 2019; doi: 10.1136/bjsports-2018-100087.
- Rheumaliga Schweiz: Rückenreport Schweiz 2020; www.rheumaliga.ch/assets/doc/CH_Dokumente/medien/grosser-rueckenreport-2020/Rueckenreport-2020.pdf.
- Foster NE, et al: Lumbalgia 2: Prevención y tratamiento de la lumbalgia: evi-dencia, retos y direcciones prometedoras. The Lancet 2018; 391: 2368-2383; doi: 10.1016/S0140-6736(18)30489-6.
- Oliveira CB: Guía de práctica clínica para el tratamiento de la baja inespecífica. Revista Europea de Columna Vertebral 2018; 2792-2800; doi: 10.1007/s00586-018-5673-2.
PRÁCTICA GP 2020; 15(12): 22-24