Según las estimaciones actuales, más de tres millones de personas padecen insuficiencia cardiaca en Alemania. El resultado es falta de aliento, disminución del rendimiento, fatiga y retención de agua en las piernas.
Pero no sólo eso: la psique también sufre. Al menos una cuarta parte de los pacientes con insuficiencia cardiaca sufren también depresión. Sin embargo, no es tan fácil tratarlos, ya que los antidepresivos clásicos no suelen ser adecuados o son menos eficaces.
Por ejemplo, estudios recientes han demostrado que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), a diferencia de los antidepresivos tricíclicos, se toleran mejor pero no pueden aliviar los síntomas depresivos. Aún no se ha explicado de forma concluyente por qué es así.
Para mejorar la calidad de vida de los afectados, debe buscarse la psicoterapia junto con una actividad física regular. En la terapia cognitivo-conductual se pueden descubrir y trabajar los patrones de pensamiento negativos y los déficits. La forma física aumenta el flujo sanguíneo a los músculos y al cerebro, lo que puede mejorar el rendimiento. Además de una terapia farmacológica óptima, los pacientes con insuficiencia cardiaca se benefician de un régimen de tratamiento individual y multidisciplinar.
Fuente: Comunicado de prensa Deutsche Herzstiftung, Carga pesada: la depresión en la insuficiencia cardíaca, 10.12.2018
CARDIOVASC 2019; 18(1): 4