Cuando se detecta un tumor maligno en el organismo, a menudo ya es demasiado tarde. A pesar de los amplios programas de tratamiento, no todos los tumores pueden tratarse eficazmente en todas las fases. Especialmente en el tracto gastrointestinal, los cambios a menudo sólo son perceptibles en una fase tardía. Sin embargo, el cribado general de la población general tampoco es siempre eficaz. Un análisis.
El cribado es un examen de personas asintomáticas sin enfermedad conocida. El objetivo es detectar las enfermedades en una fase temprana para permitir un mejor tratamiento. La base para ello debe ser una cierta frecuencia de la enfermedad. El procedimiento de la prueba también debe tener una alta sensibilidad y especificidad, ser rentable y causar poco estrés a la persona afectada y ser seguro, explicó el PD Dr med Emanuel Burri, Liestal. El cribado en el tracto gastrointestinal incluye el esófago, el hígado, la vesícula biliar, el estómago, el páncreas y el colon. En el caso del esófago, debe prestarse especial atención al esófago de Barrett. Esto se debe a que el adenocarcinoma de la unión gastroesofágica no ha dejado de aumentar desde 1975. El aumento de la incidencia es del 2,2% anual [1]. Las causas hay que buscarlas principalmente en la obesidad, que conduce al reflujo y, en última instancia, al esófago de Barrett.
Los cambios endoscópicos por encima de la unión gastroesofágica del epitelio escamoso a la mucosa del estómago se denominan enfermedad de Barrett. El epitelio escamoso es sustituido por un epitelio cilíndrico, lo que da lugar a una metaplasia intestinal. El epitelio de Barrett tiene tendencia a volverse displásico, lo que favorece el desarrollo de un adenocarcinoma, señaló el ponente. El riesgo en la población general de aparición de un adenocarcinoma es del 0,03%, pero en los pacientes con esófago de Barrett es del 0,12%. ¿Merece la pena el cribado en este caso? Esto se ve respaldado por el hecho de que la enfermedad por reflujo es bastante común en la población normal (25-35%). En el reflujo crónico, la prevalencia del esófago de Barrett es correlativa. Aunque normalmente es del 1-2%, se eleva al 7-10% en el reflujo crónico. Sin embargo, el 50% de todos los pacientes con esófago de Barrett no presentan síntomas crónicos de reflujo y el 80% de todos los cánceres de Barrett no han sido diagnosticados de enfermedad por reflujo. Además, el 95% de los carcinomas de Barrett no tenían diagnóstico conocido de esófago de Barrett. Burri resumió que muchos carcinomas pasan desapercibidos porque no se realiza el diagnóstico de esófago de Barrett. Sin embargo, el hecho de que la progresión del esófago de Barrett a carcinoma de Barrett sea muy baja habla en contra del cribado. El 95% de los pacientes con esófago de Barrett no mueren de carcinoma de Barrett.
El cribado puede realizarse con ayuda de una gastroscopia. Las ventajas residen en la posibilidad de realizar biopsias dirigidas, lo que permite realizar un diagnóstico más preciso. Sin embargo, los elevados costes, así como las diferencias de calidad debidas a los distintos expertos en endoscopia, hablan en contra de este enfoque. Aquí es donde entra en juego un nuevo método como el análisis citológico de Cytosponge. El coste es menor y muestra una buena sensibilidad (80%) y especificidad (87%) [2,3]. En general, las sociedades profesionales no recomiendan el cribado general. Esto debería reservarse para los pacientes de alto riesgo. Los pacientes varones mayores de 50 años con síntomas crónicos de reflujo, obesidad, abuso de nicotina y antecedentes familiares de esófago de Barrett se consideran de alto riesgo.
Cáncer gástrico principalmente en los países asiáticos
La incidencia del cáncer gástrico varía mucho en todo el mundo. Se da con frecuencia en países asiáticos, pero raramente en Europa y Norteamérica [4,5]. Por este motivo, sólo existen programas de cribado en los países asiáticos. Esto se ve respaldado por un mal resultado a 5 años del 30-40% y por el hecho de que el diagnóstico a menudo sólo se realiza en una fase avanzada. Por otro lado, se observa una tendencia agradable de que la incidencia del carcinoma gástrico está disminuyendo, afirma Burri. En los países en los que se realiza el cribado, el diagnóstico se hace realmente antes. Como resultado, la mortalidad está disminuyendo más rápidamente que la incidencia. Sin embargo, la erradicación de H. pylori es un factor importante en la disminución de la incidencia de tumores, por lo que se busca un cambio de estrategia hacia la prevención primaria [6].
Revisión de los conductos biliares y el hígado
Entre las vías biliares destaca una enfermedad que requiere cribado: la colangitis esclerosante primaria (CEP). Se trata de una inflamación crónica, a menudo asintomática, de los conductos biliares que puede desembocar en cirrosis por fibrosis. El 80% de los afectados padecen una enfermedad inflamatoria intestinal crónica comórbida. El diagnóstico se realiza mediante pruebas de imagen [7]. El carcinoma hepatocelular (CHC) es la cuarta causa de mortalidad por carcinoma en todo el mundo. El 90% de los CHC se desarrollan en un hígado cirrótico. El riesgo anual de CHC es del 3-5% y la tasa de supervivencia a 5 años es del 10-15% en EE.UU. [8]. La incidencia del CHC está aumentando, especialmente en los países industrializados. Predominan la obesidad, el síndrome metabólico y la EHNA. Según las recomendaciones de la Asociación Suiza para el Estudio del Hígado, el cribado debe realizarse en pacientes con cirrosis, hepatitis B o fibrosis de grado superior con factores de riesgo adicionales [9].
El riesgo de desarrollar un cáncer de páncreas a lo largo de la vida es del 1,6%. Existe una prueba casi perfecta para ello con una sensibilidad y especificidad del 99% cada una. Sin embargo, el cribado no se realiza en la población general porque, a pesar de todo, se producen 1.000 falsos positivos por cada 100.000 personas [10]. Sin embargo, la tasa de supervivencia a 5 años es muy pobre, del 5-10%, y la incidencia está aumentando ligeramente. Por lo tanto, en el futuro podría ser necesario el cribado.
Carcinoma de colon: frecuente e incluso más frecuente en el futuro
En el caso del cáncer de colon, se espera que la incidencia anual actual de 50/100.000 aumente un 12,7% en personas de hasta 70 años y un 81,4% en pacientes de 70 años o más. Esto se debe a que, además de la edad, los factores de riesgo incluyen la obesidad, la nicotina, el alcohol y la dieta. Por ello, en Estados Unidos se está estudiando la posibilidad de rebajar la edad de cribado a los 45 años. Esto se debe a que la ventaja del carcinoma de colon es su larguísimo plazo de tiempo antes de que se desarrolle el tumor maligno. Por ello, en Suiza ya se están llevando a cabo programas de cribado en algunos cantones. Otros quieren seguir su ejemplo. Consisten en una FIT, una prueba de sangre oculta en las heces cada dos años y una colonoscopia cada diez años.
Fuente: “Cribado de tumores en gastroenterología”, FomF Update Refresher, 29.1.2022
Literatura:
- Pohl H, Welch HG: El papel del sobrediagnóstico y la reclasificación en el notable aumento de la incidencia del adenocarcinoma esofágico. J Natl Cancer Institute 2005; 97: 142-146.
- Fitzgerald RC, di Pietro M, O’Donovan M, et al: Factor 3 de la citoesponja versus atención habitual para identificar el esófago de Barrett en un entorno de atención primaria: un ensayo controlado aleatorizado, pragmático y multicéntrico. Lancet 2020; 396: 333-344.
- Ross-Innes CS, Debiram-Beecham I, O’Donovan M, et al: Evaluation of a Minimally Invasive Cell Sampling Device Coupled with Assessment of Trefoil Factor 3 Expression for Diagnosing Barrett’s Esophagus: A Multi-Center Case-Control Study. PLoS Med 2015; 12(1): e1001780.
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- Henrikson NB, Bowles EJA, Blasi PR, et al: Screening for Pancreatic Cancer: Updated Evidence Report and Systematic Review for the US Preventive Services Task Force. JAMA 2019; 322(5): 445-454.
InFo ONCOLOGÍA Y HEMATOLOGÍA 2022; 10(2): 30-31