La OMS exige a los Estados miembros que adopten políticas nacionales de PBM a través de sus respectivas organizaciones sanitarias y que formen los sistemas de gobernanza adecuados para ello. De este modo, los recursos disponibles pueden utilizarse a tiempo para mejorar el estado de salud de la población y mejorar los resultados de los pacientes individuales. Al mismo tiempo, se puede reducir el gasto total en asistencia sanitaria.
La gestión de la sangre del paciente (GSP) es un enfoque centrado en el paciente, sistemático y basado en pruebas para mejorar los resultados de los pacientes. Esto se consigue mediante el diagnóstico y el tratamiento específico de la causa de la anemia y el mantenimiento de la propia sangre del paciente. La minimización de la pérdida de sangre y La cuestión central aquí es promover la seguridad del paciente y la autodeterminación al mismo tiempo. El PBM reduce la demanda de recursos de los sistemas sanitarios y, por tanto, los costes de los mismos. Se reduce la dependencia de las transfusiones, así como los riesgos y complicaciones de las mismas. No obstante, sigue existiendo una Discrepancia entre los conocimientos teóricos y la aplicación práctica del PBM como concepto global para combatir los riesgos de la carencia de hierro, la anemia, la pérdida de sangre y los trastornos de la coagulación.
Esta nueva directriz de la OMS se centra en la necesidad urgente de cerrar la brecha y en los pasos necesarios para lograr este objetivo.
La directriz completa de la OMS:
https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/346655/9789240035744-eng.pdf