Los medicamentos a base de cannabis llevan unos años configurando el panorama terapéutico, especialmente en la esclerosis múltiple o la medicina para el dolor. Dado que muchas opciones de tratamiento no son suficientemente eficaces, cada vez se recurre más a estrategias complementarias o alternativas. Sin embargo, la situación del estudio sigue siendo deficiente. El espectro de tratamientos parece estar lejos de agotarse.
Recientemente, cada vez más pacientes se benefician del cannabis como una opción terapéutica adicional. El cannabis medicinal está disponible en forma de flores de cannabis, extracto de cannabis de espectro completo o como monopreparado. Éste contiene entonces tetrahidrocannabinol/dronabinol (THC) o cannabidiol (CBD) o una combinación de ambos cannabinoides. En consecuencia, los medicamentos a base de cannabis se especifican en productos con THC dominante, THC/CBD equilibrado y CBD dominante en función de su diferente contenido de los dos fitocannabinoides principales. Los efectos farmacológicos se derivan principalmente del contenido respectivo de THC y CBD. Sin embargo, desde un punto de vista médico, no sólo las formas de dosificación inhaladas y orales, sino también las administrables por vía oromucosa desempeñan un papel importante.
Hasta la fecha, sólo el aerosol bucal Sativex® para el tratamiento de la espasticidad en la esclerosis múltiple (EM) ha sido aprobado por la legislación farmacéutica en Suiza. En Alemania, todavía existe el derivado del tetrahidrocannabidiol (THC) Nabilon para el tratamiento de las náuseas y los vómitos como consecuencia de la quimioterapia y un extracto de CBD para el tratamiento de las convulsiones en el síndrome de Lennox-Gastaut y el síndrome de Dravet. Además, la eficacia de los medicamentos a base de cannabis para el dolor crónico (neuropático) se considera probada, tal y como expuso el Dr. med. Dennis Stracke, Berlín (D).
Amplio campo de indicaciones
No sólo se sabe, gracias a una primera evaluación provisional de la encuesta complementaria realizada en Alemania por el Instituto Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios (BfARM), que los medicamentos a base de cannabis se utilizan como autoterapia o son recetados por los médicos para numerosas enfermedades mentales. En algunos casos, se registran mejoras asombrosas de los síntomas, subraya la Prof. Dra. med. Kirsten R. Müller-Vahl, Hannover (D). Sin embargo, la situación actual de los datos sigue siendo muy delgada. Sin embargo, a partir de estudios preclínicos, informes de casos, estudios abiertos no controlados y -en pequeñas cantidades- controlados, existen pruebas bien establecidas de que los medicamentos a base de cannabis podrían ser una alternativa de tratamiento para pacientes con trastornos de ansiedad, trastornos del sueño, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), trastorno por estrés postraumático (TEPT), síndrome de Tourette y depresión.
Debe facilitarse el acceso
Actualmente, todo aquel que desee recetar medicamentos a base de cáñamo debe solicitar una exención a la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP). La única excepción es el medicamento terminado autorizado Sativex®, que no requiere autorización del FOPH en la indicación autorizada de espasticidad inducida por la EM. Para ello basta con una simple prescripción anestésica, por ejemplo de un neurólogo. El procedimiento de exención puede durar hasta cuatro semanas. Este obstáculo podría reducirse en el futuro. Porque poco antes de finales de año, el Consejo Nacional aprobó por clara mayoría una enmienda a la Ley de Estupefacientes propuesta por el gobierno. En cuanto el Ayuntamiento apruebe la revisión, esta exención dejará de aplicarse. Este enfoque cuenta con el apoyo de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas. A principios de diciembre, esta última retiró el cannabis con fines medicinales de la lista de las drogas más peligrosas. Allí, la marihuana llevaba 59 años en compañía de la heroína, la cocaína y el LSD. Esto podría abrir nuevas perspectivas para su uso en medicina.
Fuente: DGPPN 2020
InFo NEUROLOGY & PSYCHIATRY 2021; 19(1): 22 (publicado el 3.2.21, antes de impresión).