Las intervenciones de rehabilitación pueden mejorar la función y la estabilidad articulares, aumentar la fuerza y la resistencia musculares, contribuir a reducir el dolor y atenuar la inflamación, así como influir en los procesos de adaptación y mejorar las desregulaciones (psico)vegetativas. Sin embargo, la rehabilitación también tiene sus límites.
Si nos fijamos en las cifras escuetas de la documentación básica de los centros de reumatismo de Alemania, la frecuencia de las medidas de rehabilitación para pacientes con artritis reumatoide (AR) ha disminuido significativamente en las dos últimas décadas: en 1995 aún era del 16,6% de todos los pacientes, en 2017 sólo del 9,3% – y de éstos, el 3,5% eran pacientes ambulatorios. En gran medida, esto se debe sin duda a la disminución de la actividad de la enfermedad con un fuerte aumento de la calidad de la atención. Una mirada a los datos sociodemográficos también lo pone de relieve: En 1997, el 47% de los varones empleados con AR menores de 65 años seguían formando parte de la población activa; en 2017, esta cifra ya había aumentado hasta el 69%.
“¿Entonces nuestros pacientes están todos tan bien adaptados con la medicación que no necesitamos rehabilitación en absoluto?”, preguntó retóricamente Katrin Storck-Müller, del Rheumazentrum Mittelhessen, Bad Endbach (D). Con estos datos, casi se podría suponer esto, porque la actividad de la enfermedad según la DAS28 también muestra un claro descenso en los últimos 20 años, mientras que el estado funcional medio (FFbH, 0-100) muestra un fuerte aumento. Sin embargo, la carga de la enfermedad sigue siendo elevada. Los datos del sistema federal de notificación sanitaria de julio de 2017 muestran en nuestro país vecino que los pacientes con AR siguen presentando una limitación funcional significativa en el 35% de los casos, y se atestigua un estado de salud muy deficiente en el 15,5%.
Lo mismo puede decirse del dolor, que es un buen parámetro de la carga de morbilidad. También en este caso puede observarse en diversos registros que el dolor intenso en la escala analógica visual de 7 a 10 persiste en una gran proporción de pacientes (Fig. 1).
Escollos en el proceso de solicitud
A pesar de los impresionantes avances en las posibilidades farmacológicas, existe por tanto una considerable necesidad de rehabilitación. Sin embargo, sólo en algunos de los pacientes puede lograrse una remisión a largo plazo. Entonces, ¿dónde están los obstáculos?
El primer obstáculo es la aplicación, un problema que, según Katrin Storck-Müller, probablemente todos los profesionales conocen. El primer paso es encontrar al proveedor de servicios adecuado, es decir, responsable: ¿es la Agencia Federal de Empleo, el seguro de pensiones obligatorio, el seguro de enfermedad, el seguro de accidentes o quizás los organismos de asistencia social? Sólo se aprobará una solicitud si existe una necesidad, un objetivo y un potencial de rehabilitación identificables.
Por otro lado, las solicitudes se rechazan si, por ejemplo, hay pocas perspectivas de éxito de la medida de rehabilitación, si el paciente no necesita rehabilitación en absoluto, es decir, si la participación en la vida social no se ve perjudicada por la enfermedad (lo que se determina en función, entre otras cosas, de la solicitud de rehabilitación, la UA o el pretratamiento ambulatorio), o si el paciente no es capaz de rehabilitarse, es decir, si el estado somático y psicológico de la persona no permite su participación en una medida de rehabilitación. Este puede ser el caso si, por ejemplo, una carga excesiva de enfermedad hace imposible aprovechar las ofertas y los requisitos de rehabilitación. También es muy importante distinguir la rehabilitación de una situación en la que el paciente necesita un tratamiento agudo, es decir, cuando es necesaria la hospitalización.
Además, no hay que olvidar lo que la rehabilitación no puede conseguir. Por lo tanto, no puede sustituir al tratamiento hospitalario ni satisfacer todos los deseos terapéuticos. Tampoco pueden modificar los factores personales y contextuales individuales. Además, suele haber desacuerdo con la evaluación sociomédica. “A veces se obliga a rehabilitarse a pacientes que en realidad habían solicitado una pensión. Entonces es muy difícil rehabilitarlos de forma sensata y lograr un éxito terapéutico”, afirmó Katrin Storck-Müller.
Fuente: 47º Congreso de la Sociedad Alemana de Reumatología (DGRh), Dresde (D)
InFo DOLOR Y GERIATURA 2019; 1(1): 40 (publicado el 21.11.19, antes de impresión).