Durante las operaciones, no es posible lograr una esterilidad absoluta a pesar de las óptimas medidas de higiene. Así pues, las infecciones postoperatorias de las heridas siguen siendo un problema clínico relevante hoy en día a pesar de las técnicas antisépticas. Además de las medidas pre y perioperatorias, también deben tenerse en cuenta algunos principios tras una intervención quirúrgica.
Alrededor del 6% de los pacientes de los hospitales suizos contraen una infección [1]. Esta tasa se sitúa en el centro de Europa. Las infecciones de heridas tras intervenciones quirúrgicas y la bacteriemia asociada a catéteres (envenenamiento de la sangre) son especialmente frecuentes y potencialmente graves. Sin embargo, los pulmones y las vías urinarias también son susceptibles de sufrir infecciones tras un procedimiento médico. “Las infecciones del sitio quirúrgico (ISQ) provocan estancias hospitalarias más largas, costes más elevados y, en el peor de los casos, muertes. Es una complicación grave y generalizada de la cirugía moderna con consecuencias negativas para los afectados y el sistema sanitario. Los factores más importantes que influyen en la ISQ son, por un lado, el estado general del paciente y, por otro, el tipo de cirugía que se va a realizar. Las infecciones postoperatorias nosocomiales de las heridas están causadas principalmente por patógenos bacterianos, raramente combinados con hongos. El espectro de patógenos varía en función del tipo y la ubicación de la operación [3]. Algunos patógenos facultativos (por ejemplo, los estafilococos coagulasa negativos, CoNS) sólo aparecen en constelaciones especiales, por ejemplo en relación con implantes. La tabla 1 ofrece una visión general de las especies patógenas más importantes determinadas empíricamente [4]. En el postoperatorio, es especialmente importante evitar la colonización secundaria de las heridas aún abiertas y/o los drenajes insertados, así como la contaminación de otros pacientes. Sin embargo, el intento de antiséptizar posteriormente la herida o el entorno de la misma no suele tener ningún efecto sobre la tasa de infección [5].
Cicatrización primaria frente a secundaria
En el curso de la cicatrización primaria, la herida se cierra por yuxtaposición directa, coalescencia y cicatrización de los bordes lisos de la herida [2]. Se fusionan con una formación mínima de tejido nuevo. La cicatrización no se retrasa por la inflamación o la secreción de la herida. La cicatrización secundaria se refiere al cierre retardado y gradual de una herida debido a un trastorno de la cicatrización. Tras la formación de tejido de granulación en el lecho de la herida y la epitelización del margen de la herida, ésta tiende a cicatrizar gravemente (contracción). En una herida de cicatrización primaria, la herida tarda 48 horas en cerrarse sin supuración, por lo que no hay más riesgo de contaminación. Las intervenciones terapéuticas de las heridas de cicatrización secundaria, agudas y crónicas suponen un reto, ya que se ven afectadas todas las fases de la cicatrización de las heridas.
Cambio de vendajes: técnica “sin contacto
La herida quirúrgica al final del procedimiento quirúrgico debe cubrirse con un apósito estéril. El primer cambio de apósito de una herida principalmente cerrada es aconsejable después de unas 48 horas como muy pronto, a menos que sea necesario un cambio de apósito más temprano debido a posibles complicaciones (secreción, dolor, hemorragia en el apósito) [2,5]. Si la herida está seca y se cierra después, se puede prescindir de un nuevo recubrimiento estéril de la herida bajo aspectos higiénicos [5]. Los intervalos de tiempo más cortos aumentan el riesgo de lesión de la red de fibrina [2]. Los apósitos para heridas que hayan sangrado o se hayan humedecido deben cambiarse inmediatamente. Se recomienda la técnica “sin contacto” para los cambios de apósito, es decir, se utilizan guantes desechables para retirar el apósito y guantes o instrumentos estériles para vendar la herida y aplicar la primera capa de apósito [2]. El objetivo es evitar tocar la piel, las heridas o los objetos estériles con las manos desnudas o con instrumentos no estériles.
Sistema sanitario suizo: estrategia NOSO
La reducción de las infecciones asociadas a la asistencia sanitaria es una de las principales prioridades del Consejo Federal. Por este motivo, la estrategia NOSO fue declarada medida prioritaria en la revisión de la política sanitaria global “Salud 2020” [1]. NOSO se basa en lo que ya se ha probado, colma lagunas y tiene en cuenta los distintos requisitos previos de los centros sanitarios. Se define un objetivo estratégico y un conjunto de medidas clave para cada una de las cinco áreas. El proyecto se desarrolló en estrecha colaboración con la Conferencia Suiza de Directores Cantonales de Sanidad, H+ Los Hospitales de Suiza, la Asociación Curaviva de Hogares e Instituciones de Suiza, el grupo de expertos Swissnoso, así como con sociedades médicas y otras partes interesadas importantes. Se coordina con medidas federales como la estrategia de resistencia a los antibióticos (StAR) y los programas piloto en el marco de la estrategia de calidad, de modo que se garantiza un enfoque conjunto sin duplicaciones.
Literatura:
- Oficina Federal de Salud Pública: Estrategia NOSO, www.bag.admin.ch/bag/de/home/strategie-und-politik/nationale-gesundheitsstrategien/strategie-noso–spital–und-pflegeheiminfektionen/ueber-die-strategie.html, (última consulta: 29.09.2021)
- Cambios de apósito para heridas asépticas y sépticas, The Practice Guide Issue 01.2019, www.die-praxisanleitung.de, (última consulta: 29.09.2021).
- Mangram AJ, et al: Directrices para la prevención de la infección del sitio quirúrgico. Am J Infect Control 1999; 27(2): 97-134
- Centro Nacional de Referencia para la Vigilancia de las Infecciones Nosocomiales 2015, www.nrz-hygiene.de/fileadmin/nrz/ module/op/reference_data_2010-2014 (última consulta 29.09.2021)
- Instituto Robert Koch (RKI), www.rki.de/DE/Content/Infekt/Krankenhaushygiene (último acceso 29.09.2021)
PRÁCTICA GP 2021; 16(10): 34