Ya sea después de un paseo en tiovivo, a grandes alturas o tras una copa de alcohol de más: todo el mundo sabe por experiencia propia lo que se siente al marearse. Esto es lo que hace tan difícil para el médico generalista obtener una descripción precisa de la afección del paciente que acude a él con vértigo patológico. Y sin embargo, una anamnesis cuidadosa es la clave del éxito de la terapia.
Puede distinguirse entre la duración, la forma, el tipo de desencadenante y los síntomas acompañantes del vértigo. En primer lugar, hay que aclarar si los mareos se producen en ataques o de forma permanente. ¿Se nota como giros, balanceos o somnolencia difusa con negrura ante los ojos? ¿Se muestra sólo en movimiento o también en reposo? ¿Está influenciada por fuentes de luz o ruidos? En cualquier caso, debe pedirse la medicación recién recetada. Por último, deben registrarse los síntomas concomitantes (especialmente cefaleas, trastornos visuales, del habla, sensoriales o auditivos) [1]. Incluso con una anamnesis y una exploración física cuidadosas, no es fácil hacer un diagnóstico claro. Las causas de los mareos son muy variadas. Básicamente, se puede distinguir entre el vértigo periférico, causado por daños en el órgano del equilibrio del oído interno, y el vértigo central, relacionado con un trastorno cerebral [2]. La causa suele ser el órgano del equilibrio, pero las enfermedades del sistema nervioso central o los problemas cardiovasculares, así como los problemas psicológicos, también pueden desencadenar mareos. Concretamente, pueden distinguirse los siguientes tipos:
Vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB): La forma más común de vértigo está causada por líquenes de calcio que flotan libremente y hacen que la cúpula se desvíe cuando la cabeza se mueve horizontal o verticalmente, provocando un vértigo giratorio grave. Suele durar sólo unos segundos, como máximo un minuto. Durante la noche, cuando la cabeza permanece inmóvil, los cristales se sedimentan en el líquido linfático y se acumulan, por lo que este tipo de vértigo se produce sobre todo por la mañana o tras largos periodos de reposo en cama. La edad también se considera una razón para el creciente desprendimiento de las partículas. Cuanto más a menudo realice el movimiento, menos frecuentes serán los mareos. Por ello, resulta útil la formación en posicionamiento. Es importante informar al paciente de que esta forma de vértigo, aunque desagradable, es benigna y tiene muchas posibilidades de curación. Además del entrenamiento de posicionamiento independiente del paciente (por ejemplo, según Brandt y Daroff 1980), el especialista también puede eliminar las partículas de las arcadas mediante la denominada maniobra de reducción (por ejemplo, según Epley 1992 o Semont 1988), que acelera la cicatrización [3, 4]. En el 5-10% de los afectados, estas maniobras provocan náuseas tan intensas que se hace necesaria la medicación con dimenhidrinato [5]. Por lo general, los mareos desaparecen por sí solos al cabo de unas semanas.
Vértigo giratorio grave persistente (neuronitis vestibularis): Es un fallo unilateral agudo del órgano vestibular, probablemente causado por una infección vírica (herpes simple), o por alteraciones circulatorias en el oído interno [2, 5]. Sin embargo, las causas exactas siguen sin estar claras. Los vértigos giratorios graves que duran varios días también se producen en reposo y suelen ir acompañados de náuseas, vómitos y sudoración. Las molestias aumentan rápidamente en las primeras horas. Existe el riesgo de que el paciente se caiga sobre el lado afectado. El tratamiento es con medicación (tratamiento temporal con preparados de cortisona), que puede conseguir alivio en los primeros días [2]. El entrenamiento intensivo del equilibrio favorece la regresión del vértigo en pocas semanas.
Enfermedad de Ménière: los ataques de hilaridad se producen de forma intermitente e irregular, normalmente durante varias horas. Se acompañan de náuseas y de pérdida de audición unilateral y zumbidos en los oídos. La causa es la hidropesía endolinfática. Se cree que una presión excesiva sobre la membrana de Reissner provoca la mezcla de fluidos (endolinfa y perilinfa) en el oído interno, lo que paraliza temporalmente el órgano del peso [6]. Las convulsiones pueden reducirse con reposo en cama y antieméticos. La betahistina puede utilizarse como terapia permanente (3× 48 mg/día durante al menos seis meses). En casos muy graves, alrededor del 1% de los afectados, debe considerarse la eliminación permanente del órgano del equilibrio mediante una inyección de antibiótico (gentamicina) [5].
Migraña por vértigo: Se trata de una forma especial de migraña. Los mareos, que duran de horas a días, van acompañados de dolores de cabeza en dos tercios de los pacientes. Si no se producen, el ruido y la sensibilidad a la luz son síntomas acompañantes. Las mujeres de entre 20 y 50 años y las que están en la menopausia se ven especialmente afectadas. Muchos de los pacientes tenían síntomas clásicos de dolor de cabeza cuando eran más jóvenes. Con el aumento de la edad, los mareos pasan repentinamente a un primer plano. El examen del movimiento ocular es significativo en el diagnóstico diferencial (enfermedades centrales del tronco encefálico). Para la terapia profiláctica pueden utilizarse fármacos que también reducen la frecuencia de los ataques en la migraña clásica (betabloqueantes, ácido valproico, topiramato) [2, 5].
Es necesaria la cooperación interdisciplinar
Además, el mareo existe como síntoma de enfermedades mentales como los trastornos de ansiedad, los trastornos de pánico y la depresión, o se produce al levantarse rápidamente y viajar en coche, autobús, barco, tren o avión. Los mareos al sentarse suelen estar relacionados con una bajada de la tensión arterial, que pueden desencadenar los agentes contra la hipertensión arterial, los fármacos contra el Parkinson (por ejemplo, los agonistas dopaminérgicos) o los fármacos psicotrópicos [5, 6]. El vértigo de viaje se desencadena cuando los ojos perciben movimiento pero el órgano del equilibrio informa al cerebro de un estado de reposo. En el vértigo de altura, se trata del mismo principio, pero a la inversa: el cuerpo informa del movimiento, pero los ojos ya no lo perciben debido a la gran distancia al suelo. En ambos casos, los medicamentos y los chicles -algunos de ellos a base de plantas- o determinados ejercicios de comportamiento ayudan a reducir la sensación de mareo [2, 6].
Precisamente porque los mareos son tan diversos en sus manifestaciones y causas, tiene sentido que médicos y terapeutas de numerosas disciplinas unan sus fuerzas y colaboren más estrechamente. Los centros interdisciplinarios de mareos ya utilizan estas sinergias.
Literatura:
- Gärtner M: Evaluación del vértigo en la práctica. Facilitar el diagnóstico correcto de los mareos. GP PRACTICE 2013; 5: 32-36.
- Ministerio Federal de Educación e Investigación: El engaño. Investigación – Diagnóstico – Terapia. Möller Druck und Verlag: Berlín 2011.
- Schade A: Vértigo posicional paroxístico benigno. Suiza Med Forum 2011 Jul 25; 29/30: 765-769.
- Hospital Cantonal de Münsterlingen, Neurología: Vértigo posicional paroxístico. www.stgag.ch/kantonsspital-muensterlingen.html.
- Strupp M (Entrevista): ¿Qué medicamento para cada mareo? Ars Medici 2007; 10: 496-499.
- Hoja informativa Vértigo. Tipos, causas y tratamientos de los distintos tipos de vértigo. Consejo de Salud 2007 Enero. www.ktipp.ch/service/merkblaetter/detail/d/schwindel/
PRÁCTICA GP 2013; 11(10): 7-8