Aunque actualmente no se recomienda la vacunación rutinaria de todas las mujeres lactantes, los beneficios potenciales superan las preocupaciones de seguridad para las mujeres lactantes con mayor riesgo de COVID-19. Así lo señalan la Sociedad Alemana de Medicina Perinatal (DGPM) y la Sociedad Alemana de Ginecología y Obstetricia (DGGG) en colaboración con la Comisión Nacional de Lactancia Materna (NSK).
Según los conocimientos actuales, no existe un mayor riesgo para la mujer lactante o el lactante asociado a la administración de vacunas no vivas durante la lactancia. Sin embargo, actualmente no se dispone de datos sobre el uso de vacunas de ARNm en el periodo de lactancia, como la influencia en el lactante o la producción/secreción de leche materna.
En la actualidad, la mayoría de las sociedades profesionales no recomiendan una vacunación rutinaria general de todas las mujeres en periodo de lactancia, también sobre la base de los limitados recursos actuales de vacunas. Sin embargo, el Comité Permanente de Vacunación (STIKO) considera poco probable que vacunar a la madre durante la lactancia suponga un riesgo para el lactante. La Sociedad de Medicina Materno Fetal (SMFM) tampoco ve motivos para creer que la vacuna suponga un riesgo para la seguridad de la madre y/o el bebé durante el periodo de lactancia. Actualmente no se conoce un mecanismo biológicamente comprensible que pueda causar daños. Sin embargo, en la actualidad no existen estudios concluyentes sobre la transferencia de los componentes de las vacunas a la leche materna. En la actualidad, la mayoría de las sociedades profesionales no recomiendan una vacunación rutinaria general de todas las mujeres en periodo de lactancia, también sobre la base de los limitados recursos actuales de vacunas.
Se puede suponer una protección contra la infección por el SRAS-CoV-2 para las mujeres en periodo de lactancia con el mismo alto grado de eficacia de la vacunación que el demostrado en estudios anteriores para las mujeres no lactantes, aunque se carece de datos detallados al respecto. Especialmente en el caso de riesgos personales de COVID-19 graves debidos a comorbilidades o a la exposición, como enfermedades cardiovasculares preexistentes, enfermedades pulmonares crónicas, enfermedades autoinmunes y un sistema inmunitario debilitado, así como diabetes, hipertensión y obesidad, los beneficios potenciales de la vacunación superan claramente las preocupaciones teóricas sobre la seguridad de la vacunación.
Existen informes anecdóticos de casos graves o críticos de COVID-19 en niños menores de 12 meses, aunque los lactantes per se no son más propensos a infectarse y las infecciones suelen ser asintomáticas o leves. Sin embargo, la inmunización de la madre puede minimizar el riesgo de infección fetal. Los anticuerpos formados por la vacunación-inmunización representan una protección potencial contra la infección para el lactante tras su secreción en la leche materna. Se detectaron anticuerpos IgA, IgM e IgG específicos del virus contra el SRAS-CoV-2 en la leche materna de mujeres con infección activa o reciente por SRAS-CoV-2 durante el embarazo. Los anticuerpos neutralizantes tras la infección o la vacunación representan el mejor correlato inmunitario humoral para la protección contra la infección en la actualidad. Aunque faltan datos firmes, la inmunidad protectora transmitida a través de la leche materna puede ser una estrategia de prevención pasiva para proteger al lactante.
Por lo tanto, el asesoramiento y la educación deben presentar los beneficios (potenciales) de la vacunación a la madre y al lactante y permitir una toma de decisiones participativa Deben tenerse en cuenta los beneficios para el desarrollo y la salud de la lactancia materna junto con la necesidad clínica de la mujer de vacunarse contra el COVID-19 (en función de los factores de riesgo de infección por SARS-CoV-2/COVID-19 grave), y debe informarse de la falta de datos sobre la seguridad de la vacuna en mujeres lactantes. En caso de una mayor necesidad de seguridad por parte de la mujer lactante, puede considerarse la determinación individual de un periodo libre de lactancia de uno a tres días tras la vacunación. Sin embargo, las recomendaciones internacionales no ven aquí la necesidad de retrasar el inicio de la lactancia, la interrupción de la lactancia o el destete tras la vacunación.Conclusión: Los beneficios potenciales de la vacunación superan claramente las preocupaciones teóricas sobre la seguridad de la vacunación en mujeres lactantes con mayor riesgo de COVID-19.
Fuente: Sociedad Alemana de Ginecología y Obstetricia