Más de 800 dermatólogos de todo el mundo asistieron al Foro Dermatológico Pierre Fabre en París. En ella se trató un amplio abanico de temas de actualidad en dermatología. Seis sesiones plenarias trataron sobre hemangiomas infantiles, dermatitis atópica, fotoprotección, acné, cabello y cuero cabelludo y dermatología cosmética. En otros talleres, los congresistas pudieron elegir, por ejemplo, entre oncodermatología, hidroterapia o galénica. En todos los temas quedó claro que, especialmente en dermatología, un paciente bien informado y formado puede contribuir decisivamente al éxito de una terapia.
Para el Dr. Carlo Gelmetty, de Italia, el descubrimiento de la filagrina como factor predisponente de la dermatitis atópica cambió radicalmente la comprensión de la enfermedad. Con el descubrimiento de que esta proteína desempeña un papel central en la función protectora de la piel, la atención en el tratamiento de la EA se volvió hacia los emolientes. La reducción de la fillagrina, presente en casi todos los casos de dermatitis atópica, provoca un defecto de la barrera cutánea y una pérdida transepidérmica de agua significativamente mayor [1]. El resultado es una piel seca y tendencia al eczema. Las razones son genéticas e inflamatorias o genéticas e inflamatorias.
Tratamiento precoz y pacientes formados
Varios estudios han demostrado que el tratamiento precoz con emolientes puede prevenir la EA [2–4]. La reducción del riesgo relativo en el grupo de recién nacidos tratados diariamente con emolientes fue de aproximadamente el 50% [3]. Además, se ha demostrado un efecto ahorrador de esteroides en niños pequeños con EA [5]. Los esteroides tópicos fuertes se utilizaron casi un 42% menos en el grupo tratado con emolientes, pero los esteroides de potencia media se utilizaron de forma similar en los dos grupos de estudio. Según el Prof. Gelmetty, los emolientes pueden reducir la necesidad de tratamiento activo, prevenir el eccema y restaurar la barrera cutánea, por lo que deben utilizarse a diario. Durante la aplicación propiamente dicha, lo más importante es asegurarse de utilizar suficiente crema.
Para que el tratamiento tenga éxito, es esencial que los pacientes conozcan bien su enfermedad y también el propio tratamiento. Este fue el tema de la conferencia del profesor Jean-François Stalder, de Francia. Este último ve una clara necesidad de mejorar la formación terapéutica de los pacientes. Esto es especialmente esencial en el tratamiento dermatológico de bebés y niños pequeños. Los médicos tratantes se enfrentan repetidamente a preguntas y prejuicios de los pacientes que deben resolver: Los ejemplos van desde la ignorancia sobre las supuestas correlaciones observadas de los diferentes síntomas: “Cuando el eccema remite, el asma reaparece”; hasta los prejuicios contra las terapias: “¡La cortisona no cura! Cuando lo dejo, todo empeora mucho más que antes”. Para el Prof. Stalder, estos ejemplos demuestran que se debe avanzar hacia una medicina centrada en el paciente, lo que va en contra del concepto tradicional, centrado en el médico. El éxito del tratamiento a menudo no se produce debido a la escasa adherencia, ya que el tratamiento requiere mucho tiempo y es complicado, y a veces también se ve impedido por preocupaciones relacionadas con la terapia.
Un elemento clave parece ser el miedo a los corticosteroides, que afecta a más del 80% de los pacientes con EA. Por este motivo, el 95% utiliza dosis demasiado bajas y el 36% afirma no utilizar la terapia en absoluto [6]. Dado que estas preocupaciones no suelen salir a la luz durante las consultas clásicas, el profesor Stalder presentó TopiCoP (“una puntuación para evaluar la cortocofobia”) [7]. Con la ayuda de estas doce preguntas fáciles de entender, a los médicos les resulta más fácil evaluar hasta qué punto las preocupaciones de los pacientes o de sus padres pueden influir en la terapia. Esto es especialmente cierto en el caso de las enfermedades crónicas, en las que se requiere un estrecho seguimiento del paciente por parte del dermatólogo.
El hecho de que la EA repercute negativamente en la calidad de vida de los afectados fue puesto de manifiesto por el doctor Antonio Torello [8]. En lugar de limitarse a hablar de la piel seca, el ponente sugiere abordar también las enfermedades subclínicas de la piel. Estas lesiones eccematosas suelen requerir tratamiento antiinflamatorio, y algunos emolientes no se toleran en absoluto. La clave del éxito del tratamiento es, por tanto, “¡aplicar el emoliente adecuado en el momento y el lugar adecuados!
La protección solar sigue estando infravalorada
Los mecanismos de los rayos UVA y UVB que provocan quemaduras solares y pigmentación de la piel están ya bien estudiados, según el Prof. Harvey Lui, MD, Canadá. También se sabe que el uso diario de protector solar protege la piel del cáncer de piel. Sin embargo, como ocurre con muchos productos de aplicación tópica, el problema es que a menudo no se aplican correctamente o en cantidades demasiado pequeñas. Una vez más, los miedos irracionales y los conceptos erróneos son la causa de ello, por lo que la educación del paciente y la prevención son un pilar importante. “Actualmente no existen alternativas reales a los protectores solares. También es importante que en el futuro nos centremos no sólo en los rayos ultravioleta, sino también en los infrarrojos y la luz visible.
Aunque los dermatólogos sean conscientes de este hecho, ya que cada día se enfrentan a un mayor número de casos de cáncer de piel, la población en general parece compartir esta preocupación sólo hasta cierto punto. Para mejorar la concienciación sobre la importancia de la protección solar en el futuro, el Prof. Dr. med. Eggert Stockfleth, de Alemania, como Presidente de la Fundación Europea contra el Cáncer de Piel, inició un proyecto piloto en los jardines de infancia. Tras formar al personal, a los niños y realizar varias visitas de control, los jardines de infancia pueden recibir el “SunPass”, un sello de calidad que también muestra al mundo exterior que la protección solar se toma en serio [9].
Por un lado, la protección solar debe ser eficaz contra los efectos nocivos, pero por otro, también es importante no impedir el equilibrio de la ingesta de vitamina D procedente del sol. Este fue el tema del Prof. Anthony Young, MD, Reino Unido. Los llamados “estudios-vacaciones” investigan en condiciones reales cómo afecta la protección solar a los niveles de vitamina D en sangre y orina [10]. El profesor Young resumió las conclusiones de los estudios del siguiente modo: Incluso dosis bajas de radiación UV dañan la piel y pueden provocar daños agudos y crónicos a largo plazo. La cantidad de crema solar aplicada es crucial para una protección adecuada, se recomienda 2 mg/cm2. Con esta aplicación, también sigue siendo posible una producción buena y suficiente de vitamina D al mismo tiempo sin sufrir quemaduras solares.
Fuente: Foro Pierre Fabre de Dermatología, 23-25 de abril de 2015, París
Literatura:
- Flohr C, et al: BJD 2010: 1333-1336.
- Simpson E, et al: JAAD 2010; 63(4): 587-593.
- Simpson E, et al: JACI 2014; 134(4): 818-823.
- Horimukai K, et al: JACI 2014; 134(4); 824-830.
- Grimalt R, et al: Dermatología 2007; 214, 61-67.
- Aubert-Wastiaux H, et al: BrJD 2011; 165: 808-814.
- Moret L, et al: PLoS ONE 2013; 8(10): e76493.
- Langenbruch A, et al: JEADV 2014; 28(6): 719-726.
- Stöver LA, et al: Br J Dermatol 2012; 167(Suppl s2): v-vi.
- Petersen B, et al: JID 2014 Nov; 134(11): 2806-2813.