Muchos pacientes de reumatismo se enfrentan al dolor en episodios recurrentes, otros a diario. Y algunos incluso desarrollan un trastorno de dolor crónico propio. En el libro recién publicado por la Liga Suiza contra el Reumatismo “Rheuma-Schmerzen aktiv lindern” (Aliviar activamente los dolores reumáticos), los afectados aprenden cómo puede producirse esta evolución y qué pueden hacer ellos mismos activamente al respecto. HAUSARZT PRAXIS habló con el autor, el Dr. phil. Regine Strittmatter.
Dr. Strittmatter, ¿por qué es importante considerar el dolor crónico como una enfermedad en sí misma y no simplemente como un dolor de larga duración?
El dolor agudo es una señal de advertencia útil, nos asegura que hagamos algo con respecto a la causa del dolor. El dolor crónico ya no tiene esta función de alerta biológicamente significativa y ya no está necesariamente relacionado con el desencadenante original. Esto hace necesarios enfoques de tratamiento especiales.
El dolor crónico es “caro” en todos los sentidos: causa sufrimiento a los afectados y a sus familiares, es un factor de coste en nuestro sistema sanitario, afecta a la capacidad laboral y, por tanto, también tiene consecuencias económicas costosas.
¿Cuál es el mayor reto para las personas con dolor crónico?
El dolor crónico cala hondo, el cuerpo y la psique sufren por igual. La sensación de estar a merced del dolor, sin conocer las causas ni tener que vivir con él permanentemente: Todo esto -aparte del dolor real- es difícil de soportar y puede conducir a un círculo vicioso de dolor, pensamientos depresivos, tensión y aún más dolor. El dolor crónico suele ir acompañado de problemas psicosociales, como desencadenante o como consecuencia. Los problemas en el trabajo o en la pareja empeoran aún más la situación vital de los afectados.
¿Qué pueden hacer activamente los afectados al respecto?
Los afectados pueden hacer mucho. Como primer paso, es importante adquirir conocimientos sobre el desarrollo y el procesamiento del dolor y conocer los diferentes puntos de partida para el tratamiento del dolor. Esto incluye siempre otros componentes como la fisioterapia, el ejercicio y los métodos psicológicos, además de la medicación para el dolor crónico. Estas últimas incluyen procedimientos o técnicas de relajación para distraerse mentalmente del dolor, pero también psicoterapia, sobre todo si se diagnostica al mismo tiempo un trastorno de depresión o ansiedad.
¿Qué papel desempeña en ello el médico de familia?
Los médicos de cabecera desempeñan el papel central en el tratamiento de las personas con dolor crónico. Son las primeras y más importantes personas de contacto y acompañan a sus pacientes durante largas fases, a menudo muy difíciles y frustrantes. No es una tarea fácil: es comprensible que los pacientes quieran deshacerse rápidamente de su dolor y esperen que éste desaparezca simplemente con medicación o cirugía. Especialmente cuando las causas del dolor no están (ya) claras y existen muchas cargas psicosociales, es una tarea difícil pero muy importante explicar al paciente que librarse del dolor puede no ser un objetivo realista y, al mismo tiempo, darle esperanzas de una vida mejor a pesar del dolor.
¿Qué le gustaría recomendar especialmente a todo médico de cabecera a la hora de atender a pacientes con dolor crónico?
El tratamiento del dolor crónico es una tarea interdisciplinar. Sin embargo, sin una coordinación sistemática de las diferentes medidas, existe un gran peligro de que el tratamiento del dolor se convierta en una mera yuxtaposición de diferentes medidas terapéuticas. Una buena cooperación con colegas especialistas en fisioterapia y psicología ayuda sobre todo a los pacientes con dolor y también alivia al médico de cabecera en esta exigente tarea.
Entrevista: Dra. Sabina M. Ludin