Según las recomendaciones de las directrices, las medidas individualizadas a largo plazo deben adaptarse al perfil de riesgo personal y a la actividad de la enfermedad. El objetivo primordial del tratamiento es la mejor reducción posible del riesgo futuro de fractura. Para lograrlo, una terapia secuencial significativa es el enfoque más prometedor. De este modo, se puede conseguir una eficacia sostenible y duradera.