Casi ningún paciente lo denuncia, pero muchos lo padecen: El dolor irruptivo tumoral. Los ataques repentinos de dolor suponen una carga psicológica y física para los afectados, que limita gravemente su calidad de vida. Además, el dolor irruptivo tumoral ocasiona costes considerables debido al mayor uso de los servicios médicos. En este caso se necesita ayuda rápida.
(red) Casi ninguno de los pacientes oncológicos se libra del dolor irruptivo relacionado con el tumor durante el curso de su enfermedad. Dependiendo de lo avanzada que esté la enfermedad, la prevalencia es del 23-89%. Alrededor de uno de cada tres pacientes oncológicos sometidos a tratamiento ambulatorio refieren dolor irruptivo. Entre los pacientes oncológicos hospitalizados, es uno de cada dos y entre los pacientes terminales, 9 de cada 10 afirman experimentar dolor irruptivo (Fig. 1). Sin embargo, a menudo se presta muy poca atención a este fenómeno, quizá también porque no existe una definición generalmente reconocida del dolor irruptivo en pacientes tumorales. Según la Sociedad Alemana de Medicina del Dolor, se trata de una exacerbación temporal del dolor que se produce a pesar de un control adecuado del dolor permanente. Lo típico del dolor irruptivo tumoral es la aparición repentina del dolor, una corta duración del mismo y una intensidad elevada del dolor, que se describe como devastador o insoportable. Además, el dolor aumenta rápidamente, alcanza su máximo al cabo de 3-5 minutos y rara vez dura más de media hora. La frecuencia de los ataques de dolor irruptivo varía significativamente entre pacientes, con episodios que ocurren una media de 2-6 veces al día.
Se hace una distinción entre el dolor idiopático y el inducido por el ejercicio. Esta distinción es importante porque puede utilizarse una medicación diferente para el dolor irruptivo inducido por el ejercicio que para el dolor irruptivo espontáneo/idiopático. El dolor irruptivo previsible o incidental puede desencadenarse por acontecimientos voluntarios (por ejemplo, levantar peso o caminar), involuntarios (por ejemplo, toser u orinar) o dependientes del procedimiento (por ejemplo, intervenciones médicas o de enfermería). En este caso pueden utilizarse preparados que alcanzan su efecto máximo tras un retraso, como el sulfato de morfina líquida en envase monodosis. En cambio, en caso de dolor espontáneo, es esencial utilizar medicamentos que actúen con rapidez.
Reconocer y tratar el dolor irruptivo
Muchos pacientes no informan detalladamente de la magnitud de su dolor. Por lo tanto, sería ideal que el dolor se registrara en un diario del dolor. Además de la frecuencia y la intensidad del dolor, también pueden registrarse las circunstancias que lo acompañan y los posibles desencadenantes. Por lo demás, existen cuestionarios estandarizados como el “Inventario breve del dolor” o la “Herramienta de evaluación del dolor irruptivo” (BAT).
En cuanto al diagnóstico diferencial, hay que prestar atención a una dosificación analgésica inadecuada de la medicación de base, a opiáceos individualmente incompatibles y a un intervalo de dosificación o administración excesivamente largo (Tabla 1). Este último suele ser el caso de la analgesia continua. Este dolor de “fin de dosis” se produce siempre poco antes de la siguiente dosis prevista.
La terapia depende de los mecanismos subyacentes del dolor. También debe tenerse en cuenta el tipo de dolor a la hora de elegir la medicación. En principio, pueden considerarse opiáceos, no opiáceos y coanalgésicos para el tratamiento del dolor irruptivo relacionado con tumores. La forma de administración -intravenosa, oral, rectal, sublingual, transmucosa, subcutánea o local- debe adaptarse a las necesidades y preferencias de cada paciente y a su situación asistencial. Un preparado ideal para el tratamiento del dolor irruptivo tumoral debe tener un rápido inicio de acción, una elevada potencia analgésica, una corta duración de acción y facilidad de administración. Por ello, el fentanilo de acción rápida se recomienda como medicamento a demanda. Puede reducir muy rápidamente y durante un periodo de tiempo suficientemente corto los picos de dolor en caso de dolor irruptivo imprevisible.
Para saber más:
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