La fatiga suele aparecer durante y después de la terapia contra el cáncer. El ejercicio en particular puede ayudar contra esto. Las medidas psicológicas también tienen efectos positivos. La farmacoterapia, en cambio, es poco útil. Estos son los resultados de un metaanálisis.
El metaanálisis de JAMA Oncology examinó 113 estudios individuales con un total de 11 525 participantes para conocer el tamaño ponderado del efecto de cuatro intervenciones ampliamente utilizadas para la fatiga asociada al tumor: actividad física, intervenciones psicológicas, una combinación de ambas o medicación.
Es necesario ponerse al día
Es importante investigar con más detalle la fatiga asociada a los tumores. El estado de agotamiento, que puede afectar no sólo al plano físico sino también al afectivo y cognitivo, sigue siendo uno de los efectos secundarios más frecuentes y estresantes del cáncer (o de su terapia). Las consecuencias en la vida cotidiana del paciente en términos de calidad de vida y reinserción social son considerables. Los pacientes de cáncer después de la radiación o la quimioterapia se ven especialmente afectados. La fatiga puede persistir durante mucho tiempo tras el final de la terapia (primaria) y aislar y agobiar a la persona a largo plazo.
El tratamiento de la fatiga -y de la fatiga asociada al tumor en particular- sigue siendo un reto. Además, todavía se subestima como síntoma concomitante frente al dolor o las náuseas y se le presta muy poca atención. Es posible que una esté relacionada con la otra: Si el paciente (aparentemente) apenas tiene antídotos eficaces que ofrecer, el diagnóstico y, por tanto, la denominación del problema no es tan rentable como en el caso de otras consecuencias de una enfermedad o un tratamiento oncológicos.
Evaluación de datos
Los autores del estudio querían identificar el método más eficaz contra la fatiga. Para ello, recopilaron ensayos clínicos aleatorios de pacientes adultos con cáncer cuyos criterios de valoración medían la gravedad de la fatiga asociada al tumor como resultado de las intervenciones mencionadas. Las fuentes de datos utilizadas fueron PubMed, PsycINFO, CINAHL, EMBASE y la Biblioteca Cochrane. Los participantes en los 113 estudios examinados, que se publicaron entre enero de 1999 y mayo de 2016, eran principalmente mujeres (78%), y la edad media era de 54 años.
12 personas en tres grupos independientes evaluaron los estudios y calcularon los respectivos tamaños del efecto (incl. ponderación). Además, se realizó una medición estandarizada de la calidad de los estudios.
Esta última era buena, no se apreciaba ningún sesgo. Tanto el ejercicio dirigido como la intervención psicológica (así como la combinación de ambos enfoques) demostraron mejorar significativamente la fatiga durante y después del tratamiento primario. El deporte y el ejercicio tuvieron un efecto ligeramente mayor que las medidas psicológicas. En combinación con el ejercicio, estos últimos fueron tan eficaces como solos. Por el contrario, la intervención farmacológica descendió significativamente y apenas aportó beneficios en general.
Recomendar intervenciones eficaces
A partir de los resultados, se puede concluir que los médicos deberían recomendar ejercicio y/o intervenciones psicológicas a sus pacientes con fatiga asociada al tumor como tratamiento de primera línea. Este hallazgo no es nuevo [1]. También se ha demostrado repetidamente el efecto heterogéneo de la farmacoterapia [2], aunque, por supuesto, hay que distinguir entre el tratamiento de las causas (por ejemplo, la anemia) y el tratamiento de los síntomas. Este último suele centrarse en un solo aspecto concreto de la fatiga, por lo que probablemente no hace justicia al proceso multifactorial. En cualquier caso, se ofrece la base para recomendar medidas no farmacológicas. La terapia psicosocial puede incluir la psicoeducación, y la terapia de relajación o la meditación también tienen un efecto positivo. Está indicado un enfoque individualizado.
Las medidas conductuales suelen asociarse a un cierto esfuerzo (asistencia a cursos, etc.), que sólo puede transmitirse al paciente mediante la perspectiva suficiente de una mejora del agotamiento. Así pues, la motivación desempeña un papel que no debe subestimarse. Además, debe haber recomendaciones y estrategias generales de comportamiento como ahorrar energía, establecer prioridades, delegar, programar las actividades en los momentos de mayor energía, llevar un diario de actividades, etc., que siempre son útiles como medida de acompañamiento en la fatiga.
Nota final interesante: Aunque no se ha demostrado en este análisis, el entrenamiento de musculación parece tener un efecto principalmente sobre el componente de fatiga física, y puede tener poco efecto sobre los componentes emocional y cognitivo [3,4]. Por lo tanto, una combinación de entrenamiento de fuerza y resistencia es probablemente lo más rentable.
Fuente: Mustian KM, et al: Comparison of Pharmaceutical, Psychological, and Exercise Treatments for Cancer-Related Fatigue – A Meta-analysis. JAMA Oncol 2 de marzo de 2017. DOI:10.1001/jamaoncol.2016.6914 [Epub ahead of Print].
Literatura:
- Strasser B, et al: Impacto del entrenamiento de resistencia en supervivientes de cáncer: un metaanálisis. Med Sci Sports Exerc 2013 Nov; 45(11): 2080-2090.
- Bruera E, et al: Metilfenidato y/o una intervención telefónica de enfermería para la fatiga en pacientes con cáncer avanzado: un ensayo aleatorizado, controlado con placebo, de fase II. J Clin Oncol 2013 Jul 1; 31(19): 2421-2427.
- Schmidt ME, et al: Efectos del ejercicio de resistencia sobre la fatiga y la calidad de vida en pacientes con cáncer de mama sometidas a quimioterapia adyuvante: Un ensayo controlado aleatorizado. Int J Cancer 2015 Jul 15; 137(2): 471-480.
- Steindorf K, et al.: Ensayo aleatorizado y controlado de entrenamiento de resistencia en pacientes con cáncer de mama que reciben radioterapia adyuvante: resultados sobre la fatiga relacionada con el cáncer y la calidad de vida. Ann Oncol 2014 nov; 25(11): 2237-2243.
InFo ONCOLOGÍA Y HEMATOLOGÍA 2017; 5(5): 6