Los tratamientos, en su mayoría complejos, de las enfermedades crónicas representan una gran parte de las consultas de los médicos de cabecera y de los costes totales de la atención sanitaria. “La gestión de las enfermedades crónicas plantea retos complejos para todos: los profesionales, los pacientes y su entorno social. Los enfermos crónicos suelen padecer también comorbilidades mentales graves, aunque en parte ocultas.
Las comorbilidades psicológicas pueden tensar la relación médico-paciente y perjudicar el éxito del tratamiento. Por otra parte, tener en cuenta las comorbilidades mentales puede enriquecer la relación médico-paciente. Especialmente para los pacientes psicológicamente estresados, una buena compenetración es fundamental. Puede tener un efecto decisivo en el cumplimiento/adherencia al tratamiento y, por tanto, también en el éxito del mismo.
Las enfermedades mentales son la causa más frecuente de discapacidad entre las nuevas jubilaciones IV de personas de 25 a 44 años. La depresión se considera una de las principales causas de la carga mundial de morbilidad y está relacionada con los suicidios y las enfermedades coronarias. Desde una perspectiva económica y social, parece importante reconocer las (co)morbilidades mentales en una fase temprana y, si es necesario, proporcionar un tratamiento cualificado (Tabla 1).
Múltiples tensiones psicosociales
Las personas con una enfermedad crónica a menudo se enfrentan a retos a muchos niveles. Las deficiencias físicas como la discapacidad o el dolor son sólo las más evidentes. No es infrecuente que sólo ellos se presenten al médico de familia. Pero además, casi siempre hay otros factores de estrés. La restricción o pérdida de la capacidad para trabajar, por ejemplo, puede suponer un insulto personal y una amenaza para la autoestima, la pérdida de relaciones sociales importantes y problemas financieros, y convertirse así en una carga para toda la familia. Como resultado, la persona afectada sufre a menudo sentimientos adicionales de culpabilidad. La estigmatización de los problemas de salud mental, desgraciadamente aún muy extendida, contribuye a su vez a aumentar la carga de la enfermedad. En general, hay que suponer que un tercio de todos los pacientes de las consultas de medicina general presentan sintomatología mental (comórbida).
Reconocer los problemas de salud mental
Para identificar un problema de salud mental (comórbido), se pueden tener en cuenta los factores de riesgo y los síntomas y utilizar las listas de comprobación adecuadas. Para las depresiones muy comunes, por ejemplo, los factores de riesgo se enumeran en la tabla 2 .
El “Termómetro de la angustia” se desarrolló en el campo de la psicooncología para evaluar rápidamente la gravedad subjetiva de un problema (Fig. 1, descarga de uso libre [3]). Esta herramienta tan eficaz también es adecuada para otras situaciones de estrés y enfermedades. Mediante una sola cruz en la escala visual-analógica, se registra de forma fiable el estrés del paciente. Una puntuación de cinco o superior suele interpretarse como una indicación para una evaluación más profunda por parte de un especialista. Si es necesario, la carga puede descomponerse en la segunda parte. Si se permite al paciente rellenar la hoja en la sala de espera antes de la consulta, por ejemplo, el profesional obtiene una rápida visión general de la situación bio-psico-social de la persona. La sábana también es adecuada para familiares.
El estudio de caso del recuadro pretende ilustrar una vez más el problema de las comorbilidades mentales utilizando una situación cotidiana en la práctica.
Concienciación sobre la depresión
Por último, aclaremos un error muy común: parte de la población sigue creyendo que la depresión no es una enfermedad “real”. Tanto los afectados como los que les rodean piensan que sólo hay que esforzarse más, que uno es un vago, que es culpa suya, etc. Sin embargo, es cierto que la depresión puede afectar a cualquiera, igual que la gripe. Y la depresión es tratable, como muchas otras enfermedades mentales. Esta educación ya puede proporcionar alivio a los afectados, así como a sus familiares, y allanar el camino para posteriores aclaraciones.
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Dr. Phil. hum. Alfred Künzler
CONCLUSIÓN PARA LA PRÁCTICA
- Reconocer: Busque indicios y cambios en el estado de ánimo y el compromiso. Considere los antecedentes psicológicos en caso de dolor poco claro, trastornos del sueño, pérdida de apetito, fatiga o inquietud, ya que la prevalencia de las enfermedades mentales es alta.
- En caso de sospecha: Pregunte con empatía.
- Actuar: Acceder a una red, como
- Ligas de salud con div. Servicios de apoyo
- chronischkrank.ch (Enlaces)
- Psicoterapeutas ambulatorios (psicólogos, psiquiatras)
- Departamentos psicosomáticos de hospitalización
Porque una enfermedad crónica siempre tiene varias capas.
PRÁCTICA GP 2014; 9(12): 33-35