La dispepsia funcional (DF) es un trastorno heterogéneo tanto en términos de fisiopatología como de sintomatología. En consecuencia, apenas existe una intervención que sea eficaz para todos los pacientes. En el marco de una terapia multimodal, la combinación de medidas de tratamiento farmacológico y no farmacológico puede resultar útil. Las ventajas de los fitoterapéuticos residen sobre todo en que despliegan su eficacia según el principio multiobjetivo y son generalmente bien tolerados.
Las molestias recurrentes del abdomen superior son síntomas frecuentes en la consulta del médico general. Para los pacientes que dan positivo en la prueba del Helicobacter pylori, la erradicación del H. pylorise considera la terapia de primera línea. Para el resto de pacientes con los síntomas correspondientes, los inhibidores de la acidez y los procinéticos son las opciones de tratamiento de primera línea. Si no puede conseguirse un control suficiente de los síntomas con la monoterapia, se prevé la combinación de inhibidores de la acidez y procinéticos en segunda línea. Los datos sobre ambos grupos de fármacos son controvertidos y aún no se han dilucidado los mecanismos exactos de acción. A menudo se utilizan neuromoduladores en dosis bajas en la tercera línea. Con el telón de fondo de las abundantes pruebas procedentes de ensayos controlados con placebo, los fitoterapéuticos son recomendados actualmente por las directrices nacionales e internacionales para la dispepsia funcional y el síndrome del intestino irritable [1,2]. Las plantas medicinales y las opciones de tratamiento no farmacológico, como la psicoterapia o la acupuntura, pueden utilizarse de forma complementaria en cualquier línea terapéutica.
Análisis secundario sobre las opciones de tratamiento para la DF Con una prevalencia del 10-20%, la dispepsia funcional (DF) es uno de los trastornos funcionales más comunes del tracto gastrointestinal [12]. Según los criterios actuales de Roma IV, los dos síntomas principales de la DF son el dolor epigástrico (DPE) y el síndrome de distrés postprandial (SDP) [1]. El EPS se caracteriza por un dolor o ardor abdominal superior dominante, mientras que el SDP se caracteriza por una sensación de plenitud y saciedad prematura. En una revisión publicada en 2019, un equipo de investigación del Centro de Investigación Traslacional de Trastornos Gastrointestinales de la Universidad de Lovaina (Bélgica) ofreció una visión general de las opciones de tratamiento farmacológico y no farmacológico disponibles en la actualidad para la DF [3]. En cuanto a las medidas medicinales, además de los inhibidores de la bomba de protones (IBP), los antagonistas H2, los procinéticos, los neuromoduladores y la erradicación de H. pylori, también se incluyeron en el análisis secundario los fitofármacos. |
Trastornos heterogéneos – tratamiento individual
Las evaluaciones de un análisis secundario realizado por Masuy et al. (recuadro) revelaron lo siguiente [3]: la terapia inhibidora de la acidez produjo una reducción de los síntomas en el 30-70% de los pacientes, y los inhibidores de la bomba de protones (IBP) resultaron más eficaces que los antagonistas H2 para el dolor epigástrico. Los procinéticos, utilizados principalmente para tratar el síndrome de malestar postprandial, mostraron los siguientes resultados en términos de eficacia: 59-81% de tasa de respuesta para los antagonistas de los receptores dopaminérgicos, 32-91% para los agonistas de los receptores serotoninérgicos y 31-80% para los antagonistas de los receptores muscarínicos. La erradicación de H. pylori, recomendada en pacientes infectados, resultó eficaz en un 24-82%. Los síntomas refractarios suelen tratarse con neuromoduladores. Sin embargo, los autores del análisis secundario señalan que su eficacia en la dispepsia funcional aún no se ha aclarado del todo. Los datos disponibles muestran una reducción de los síntomas en el 27-71% de los pacientes. Entre los agentes fitoterapéuticos, el aceite de menta redujo los síntomas en un 66-91%, el rikkunshito en un 29-34% y el iberogast en un 20-95%. Por último, la acupuntura, la terapia cognitivo-conductual y la hipnoterapia también pueden ayudar a controlar los síntomas, pero hay pocas investigaciones sobre su eficacia. A continuación, se comentan con más detalle los resultados obtenidos en el análisis secundario sobre los efectos del aceite de menta y de alcaravea (tab. 1) .
Aceite de menta: efectos relajantes sobre los músculos intestinales
Las hierbas medicinales se han utilizado durante muchas décadas para tratar dolencias gastrointestinales. En los últimos años, la investigación en fitoterapia ha experimentado un auge en relación con la eficacia limitada y el perfil de efectos secundarios a veces desfavorable de las terapias estándar [3]. Los preparados de las hojas de menta piperita (Mentha × piperita ) se han utilizado durante muchos años para tratar dolencias digestivas. De las hojas se extrae un aceite esencial que contiene mentol y otros monoterpenos, así como taninos labiados, flavonoides y triterpenos. El aceite de menta tiene un efecto relajante sobre las células musculares lisas del intestino, que puede explicarse, entre otras cosas, por la influencia sobre la afluencia de calcio a la célula, similar a los antagonistas del calcio de la clase de las dihidropiridinas [4,5].
Combinación de menta piperita y aceite de alcaravea: se ha demostrado que alivia los síntomas de la fiebre aftosa
Se ha demostrado que el aceite de menta reduce la presión intragástrica y la motilidad gastroduodenal poco después de su ingestión [5,7]. Los estudios mejor documentados se refieren al uso de aceite de menta piperita en combinación con aceite de alcaravea. Esta combinación mostró una eficacia terapéutica comparable a la de la cisaprida en pacientes con FD [8–10]. En tres ensayos aleatorios controlados con placebo, la combinación de menta piperita y aceite de alcaravea demostró ser superior al placebo en la reducción de los síntomas de la DF (Tab. 1) . May et al informaron de una mejora significativa en el 66% de los pacientes tratados con menta piperita/aceite de alcaravea frente al 20,9% con placebo [8]. Además, Rich et al. El 88% de los pacientes que recibieron la combinación de menta piperita y aceite de alcaravea mostraron una mejoría de más del 10% en los síntomas de la DF. Con placebo, esta proporción fue sólo del 55,4% [11]. En un estudio de Chey et al. Se consiguió una mejoría de los síntomas en el 78% de los pacientes con SDP y en el 72% de los que padecían EPS, en comparación con el 50% y el 40% respectivamente con placebo [10]. Los efectos de alivio de los síntomas se atribuyen a los efectos sinérgicos y aditivos de los dos aceites esenciales. Una combinación patentada de ingredientes activos de menta y aceite de alcaravea es Carmenthin® (Menthacarin®) [13].
Literatura:
- Stanghellini V, et al: Roma IV – Trastornos gastroduodenales. Gastroenterología 2016 pii: S0016-5085(16)00177-3.
- Talley NJ, Walker MM, Holtmann G: Dispepsia funcional. Curr Opin Gastroenterol 2016; 32: 467-473.
- Masuy I, Van Oudenhove L, Tack J: Artículo de revisión: opciones de tratamiento para la dispepsia funcional. Aliment Pharmacol Ther 2019; 49(9): 1134-1172.
- Hills JM, Aaronson PI: Mecanismo de acción del aceite de menta sobre el músculo liso gastrointestinal. Un análisis mediante electrofisiología de patch clamp y farmacología de tejido aislado en conejo y cobaya. Gastroenterología 1991; 101: 55-65.
- Papathanasopoulos A, et al. Efecto de la administración aguda de aceite de menta sobre la función sensoriomotora gástrica y la tolerancia a los nutrientes en la salud. Neurogastroenterol Motil 2013; 25: e263-271.
- Chey WD, et al: Tratamiento a largo plazo con tegaserod para la dispepsia funcional similar a la dismotilidad: resultados de dos estudios de cohortes idénticos de 1 año de duración. Dig Dis Sci 2010; 55: 684-697.
- Micklefield G, et al.: Efectos de la aplicación intraduodenal de aceite de menta (WS(R) 1340) y aceite de alcaravea (WS(R) 1520) sobre la motilidad gastroduodenal en voluntarios sanos. Phytother Res 2003; 17: 135-140.
- May B, Kohler S, Schneider B: Eficacia y tolerabilidad de una combinación fija de aceite de menta y aceite de alcaravea en pacientes con dispepsia funcional. Aliment Pharmacol Ther 2000; 14: 1671-1677.
- Madisch A, et al.: Tratamiento de la dispepsia funcional con un preparado combinado fijo de aceite de menta y aceite de alcaravea en comparación con la cisaprida. Un estudio de equivalencia doble ciego, multicéntrico y controlado por referencia. Arzneimittelforschung 1999; 49: 925-932.
- Chey WD, et al: Sa1619 – eficacia del aceite de alcaravea/l-mentol más cuidados habituales frente a placebo más cuidados habituales, en pacientes con dispepsia funcional con malestar postprandial (SPP) o síndromes de dolor epigástrico (DPE): resultados de un ECA de EE UU. Gastroenterología 2017; 152:S307.
- Rich G, et al.: Ensayo aleatorizado controlado con placebo sobre los efectos de la mentacarina, un preparado patentado de menta y aceite de alcaravea, en los síntomas y la calidad de vida de los pacientes con dispepsia funcional. Neurogastroenterol Motil 2017; 29. https://doi.org/10.1111/nmo.13132
- Madisch A, et al: Diagnóstico y tratamiento de la dispepsia funcional. Dtsch Arztebl Int 2018; 115(13): 222-232.
- Compendio suizo de medicamentos: www.compendium.ch (última consulta: 11.10.2022)
PRÁCTICA GP 2022, 17(10): 30-31