El aumento de las exigencias en el trabajo y en la vida privada, unos hábitos alimentarios irregulares y un estilo de vida que no favorece un sueño saludable son sólo algunas de las posibles causas de los trastornos del sueño. Sin embargo, sus efectos pueden ser de gran alcance. Para minimizar las consecuencias físicas y psicológicas, está indicado un tratamiento holístico.
La cantidad de sueño que una persona necesita varía de una persona a otra. Para estar fresco y ser productivo, lo indicado es dormir una media de siete a ocho horas. Pero no siempre nos despertamos descansados. Los trastornos del sueño pueden tener diferentes causas y también pueden manifestarse de diferentes maneras. Se distingue entre problemas para conciliar el sueño y dormir toda la noche. Los pensamientos circulares y la inquietud interior son a menudo la causa de que el sueño no llegue. Mirar el reloj aumenta aún más la tensión, de modo que ya no es posible dormir relajadamente. Las personas que se despiertan en mitad de la noche y no pueden seguir durmiendo sufren trastornos del sueño. Además de perjudicar el comportamiento, los problemas físicos y psicológicos también pueden ser la causa. Más de la mitad de los trastornos del sueño están asociados a trastornos psiquiátricos como los trastornos de ansiedad o la depresión [1]. Las consecuencias de estos trastornos del sueño son fatiga, irritabilidad, bajo rendimiento y estados de ánimo depresivos. Los hallazgos científicos actuales también muestran que no sólo disminuye la función de la memoria, sino que también se ven afectados negativamente el metabolismo del azúcar y de las grasas [2].
Tratamiento de tres pilares
La terapia eficaz es multimodal y se basa en los tres pilares de la higiene del sueño, la terapia del sueño y la intervención farmacológica. Para mejorar la higiene del sueño se optimiza, por un lado, el entorno en el que se duerme. Esto incluye un buen colchón, un clima agradable en la habitación o cortinas si es necesario. Por otro lado, una cierta rutina también debe preparar el cuerpo para el sueño. En consecuencia, se entrenan los comportamientos que favorecen un buen sueño. La terapia del sueño apoya estos esfuerzos y también reduce la posible ansiedad. También se utilizan con frecuencia técnicas de relajación.
Dependiendo de la situación inicial, se pueden utilizar diferentes sustancias como medidas farmacológicas. Para los trastornos del sueño, se recomiendan medicamentos con una mayor duración de acción. Sin embargo, no deben provocar trastornos al día siguiente. Los trastornos agudos del sueño que surgen debido a un estrés elevado a corto plazo pueden tratarse durante un tiempo limitado. A menudo, el desarrollo de un trastorno crónico del sueño también puede detenerse de este modo. Como norma general, utilice los somníferos con la mayor moderación y durante el menor tiempo posible. Esto se debe a que, además de los posibles efectos secundarios que varían de un preparado a otro, muchos somníferos conllevan riesgos fundamentales que influyen en la selección de la terapia adecuada [3]:
- Dependencia
- Desarrollo de la tolerancia
- Efectos rebote (insomnio de destete)
- Deterioros al día siguiente (resaca)
- La ocultación de las causas
La sustancia adecuada para cada paciente
Las benzodiacepinas se prescriben a menudo para los trastornos agudos del sueño. Desarrollan un efecto promotor del sueño al unirse a los receptores GABA, entre otros. Sin embargo, como pueden crear adicción, deben utilizarse durante un máximo de tres a cuatro semanas. Lo mismo ocurre con los fármacos Z que se unen al mismo receptor. Se dice que tienen un riesgo ligeramente menor en términos de habituación, insomnio de destete y resaca. Los antihistamínicos, especialmente los de la generación anterior, también son adecuados para el tratamiento de los trastornos del sueño. Sin embargo, como puede producirse un efecto de habituación, debe intentarse dejar de tomarlo al cabo de tres días. Para los pacientes mayores de 55 años, también puede utilizarse la melatonina. Esta hormona natural controla predominantemente el ritmo sueño-vigilia, por lo que está especialmente indicada para las personas en las que éste se ve alterado, por ejemplo, por el trabajo por turnos. No es infrecuente que se prescriban medicamentos a base de plantas, especialmente para los trastornos leves del sueño. Su efecto es lento y ligero. A cambio, sin embargo, no conducen ni a la habituación ni a la resaca.
Literatura:
- www.neurologen-und-psychiater-im-netz.org/psychiatrie-psychosomatik-psychotherapie/stoerungen-erkrankungen/schlafstoerungen/ursachen (última consulta: 16.05.2020)
- www.neurologen-und-psychiater-im-netz.org/psychiatrie-psychosomatik-psychotherapie/stoerungen-erkrankungen/schlafstoerungen/beschwerdebilder (última consulta: 16.05.2020)
- www.toppharm.ch/krankheitsbild/durchschlafstoerungen (última consulta: 16.05.2020)
InFo NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 2020; 18(4): 24