Los mareos en la vejez son uno de los principales problemas geriátricos y son algo más que una afección. Por lo tanto, debe tratarse con rapidez y eficacia para evitar las caídas y el consiguiente aumento del riesgo de mortalidad. Además de la fisioterapia y el entrenamiento cognitivo, las intervenciones farmacológicas incluyen la antivertiginosa.
Cuando la salud se deteriora en la vejez, suele ser en el ámbito de las funciones físicas. Especialmente son frecuentes la inmovilidad, la inestabilidad y la incontinencia. Pero los cambios también pueden observarse intelectualmente. A esto se añade el aislamiento, los efectos iatrogénicos de los medicamentos, la depresión y, finalmente, el vértigo de la vejez. Se trata de una restricción de la orientación espacial, que hoy en día también se denomina vértigo multimodal. Suele deberse a alteraciones tanto del sistema nervioso central como del periférico (tab. 1).
En los pacientes mayores de 75 años, el mareo es el síntoma principal más frecuente de todos. Conlleva una pérdida de movilidad y de participación en actividades propias de la edad y, por tanto, limita significativamente la calidad de vida. Además, el mareo multimodal aumenta el riesgo de caídas per se en un factor de 2,6. Esto, a su vez, se asocia a un aumento de la mortalidad en un factor de 3. Por lo tanto, debe reducirse el riesgo de caídas, también para evitar la cronicidad debida a la “memoria del mareo”.
La terapia multimodal reduce el riesgo de caídas
La terapia eficaz es multimodal y consiste en la activación de la fisioterapia, la mitigación del entorno vital, la indicación crítica de ayudas para caminar, la evitación de fármacos sedantes y el uso de fármacos antivertiginosos no sedantes. Estos últimos tienen un efecto calmante sobre el centro del vómito en el cerebro y sobre el centro del equilibrio. Además del jengibre, el cólquico y la betahistina, también incluyen la combinación de cinarizina y dimenhidrinato. Mientras que el jengibre demuestra su eficacia en la hiperémesis gravídica, la betahistina se utiliza principalmente en la enfermedad de Meniere. La cinarizina y el dimenhidrinato deben utilizarse como una combinación fija, ya que esto puede reducir los mareos mejor que las sustancias por separado. El cóculo es uno de los medicamentos naturales. Todos los componentes (Anamirta cocculus, Ambra grisea, Conium maculatum y Petroleum rectificatum) refuerzan la circulación sanguínea de los vasos del cerebro y mejoran así el procesamiento de las impresiones sensoriales responsables de un equilibrio estable. Como el tratamiento es sintomático y no curativo, la intervención farmacológica suele utilizarse como terapia a largo plazo. Por lo tanto, está indicado prestar atención a las posibles interacciones con otros medicamentos.
Para el tratamiento físico se dispone de entrenamiento vestibular, visual y propioceptivo. Con Balanceboard, Health Games o MemoreBox, los pacientes pueden entrenarse de forma independiente. Una combinación de fisioterapia y entrenamiento cognitivo (doble tarea) ha demostrado su eficacia.
Para saber más:
- Jahn K, et al: Vértigo e inestabilidad de la marcha en la vejez. Causas, diagnóstico y terapia. Dtsch Arztebl Int 2015; 112: 387-393.
- Jönsson R, et al: Prevalencia del mareo y el vértigo en una población urbana de ancianos. J Vestib Res 2004; 14: 47-52.
- www.luks.ch/ihr-luks/wie-gefaehrlich-ist-schwindel-und-was-kann-man-dagegen-tun (última convocatoria el 11.03.2020)
InFo NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 2020; 18(2): 22